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LA FERIA / Nomás tantita

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Sr. López

 

Cuando Enrique Peña Nieto tenía cuatro años de edad, Elba Esther Gordillo ingresó al PRI. Cuando él tenía seis tiernos añitos, Elba Esther, estaba al lado de Carlos Jonguitud Barrios cuando con el apoyo del presidente de la república Luis Echeverría, les quitaron el poderosísimo sindicato de maestros (SNTE) a dos gallos de espolones: Manuel Sánchez Vite (antes presidente nacional del PRI y entonces, Gobernador de Hidalgo), y Jesús Robles Martínez, bravísimo líder estudiantil en el IPN, que después fue líder del SNTE y de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE)… y no se le olvide: Enriquito tenía seis años cuando eso.

 

Cuando Enrique Peña Nieto estaba terminando la Primaria (por ahí de 1977), Elba Esther Gordillo era Secretaria General de la Sección 36 del SNTE y diputada federal a la LI Legislatura.

 

Cuando Enrique Peña Nieto estaba terminando Secundaria (más o menos en 1980), Elba Esther Gordillo era Secretaria de Trabajo y Conflictos en Educación Preescolar del todavía más y más poderoso SNTE.

 

Cuando Enrique Peña Nieto terminó la prepa, en 1983, Elba Esther Gordillo era la Secretaria de Finanzas del SNTE.

 

Cuando él estaba estudiando la carrera de Derecho en la Universidad Panamericana, ella fue diputada federal por segunda ocasión (LIII Legislatura).

 

Cuando él cursaba el cuarto año de carrera, Elba estaba respondiendo el Quinto Informe Presidencial de Miguel de la Madrid.

 

En 1990, al año de que Enrique Peña Nieto terminó la carrera, Elba Esther tomó de manos del presidente Salinas de Gortari, la Secretaria General del SNTE; en ese año, Peña Nieto empezó a trabajar en política, muy modestamente, como secretario de una sección de la CNOP del PRI, en el Estado de México.

 

Pero él era de la élite política nacional (del inexistente aunque actuante Grupo Atlacomulco), y ella hecha a marro, a las chuecas y puede que hasta a las derechas, hizo todo a pulmón. Él fue diputado local, Gobernador de su estado y presidente de la república (desde el 1º de diciembre de 2012).

 

Elba Esther confiada en que su apoyo al triunfo del candidato Peña Nieto (operativo electoral ‘Ágora’, que ofrecía 5 millones de votos al PRI, denunciado a La Jornada por los maestros disidentes), le aseguraba su posición de privilegio y su poder, y más después de las cordiales muestras públicas de aprobación de Peña Nieto, incluida su declaración del 4 de junio de 2012, en plena campaña presidencial, que no haría cambios a la retención vía nómina de las cuotas sindicales a favor del SNTE (o sea del bolsillo de la doñita y sus cuadros), porque, dijo él: ‘(…) hacerlo voluntario, sería como pretender hacer voluntario el pago de impuestos’. Y en política el amor se prueba en efectivo.

 

Pero doña Elba después de haber despachado con cuatro presidentes de la república (Salinas, Zedillo, Fox y Calderón), puede haber caído en algo de soberbia (no se espante, somos humanos), nada más que Peña Nieto no era un presidente de capacidades diferentes (como Fox, por ejemplo), y cuando se opuso a la reforma educativa no hubo historia, trayectoria ni apoyo que valiera: se fue a la cárcel a los dos meses y 26 días, el 26 de febrero de 2013, después que se alojó en Los Pinos don Peña Nieto.

 

La doñita, sabedora de las reglas de ese juego, aguantó vara. No ha abierto el pico. Pero, lamentablemente, como en noviembre del año pasado, la Suprema Corte rechazó atraer su solicitud de amparo (votación por mayoría de ministros contra el proyecto favorable del ministro José Ramón Cossío), y como en marzo de este año la magistrada federal Isabel Porras Odriozola del titular del Tercer Tribunal Unitario Penal de la Ciudad de México, echó abajo la prisión domiciliaria que le había concedido otro juzgado, considerando que por su edad la ley lo permitía (aparte de su estado de salud).

 

Entonces doña Elbita, que no necesita que se las deletreen, entendió que ya era capricho, que ya no se estaba jugando con las reglas y bueno… ¡agarró una muina!

 

Y es de tal calibre el colerón que hizo la dulce dama, que ya se están enterando el PRI, Los Pinos, la Secretaría de Educación… y el candidato a gobernador del Estado de México, don Alfredo del Mazo: la señora Gordillo no estaba tejiendo bufandas sino una alianza con el Peje de todos tan temido, precisamente para que derrote al tricolor en ese estado, para abrir boca… y luego, el cielo es el límite.

 

Los que saben de estas cosas (lea de Salvador García Soto, ‘Serpientes y escaleras’, de ayer en El Universal), dicen que el Pejehová, muy en su papel de Moisés patrio, Redentor de todos nosotros, primero dijo que no, que él no se iba a manchar aliándose con la Ma’Baker Gordillo, pero alguien de su confianza le comentó que ‘qué lástima’, porque la doñita tiene videos de Miguel Ángel Yunes Linares, el impresentable y muy latoso gobernador de Veracruz, que se trae entre ojos al Pejeremías, por encargo de muy arriba…

 

Aparte, la señora presa ofrece 250 mil votos para la candidata del Peje, una tal Delfina. Y esa cantidad es mucho en esa elección. Como nadie cree nada, doña Elbita mandó mensajes abiertos, como la presencia de su ex secretario general del SNTE, Rafael Ochoa Guzmán, quien en el mitin de apoyo a la candidata del Peje, del pasado sábado, en Tlalnepantla, arengó: “En el Estado de México, gobernado siempre por un mismo partido y lo que es todavía peor, por una misma familia, no podemos permitir que esto continúe. No podemos permitir que otro Peña, otro Eruviel, disfrazados ahora de Del Mazo, nos mantengan secuestrados y continúen saqueando el futuro de los mexiquenses”. ¿Así o más claro?… ¿más?… bueno: en el mismo mitin hizo acto de presencia el yerno de la gran maestra de América, Fernando González Yáñez.

 

Si le sale esta jugada a la doñita, Peña Nieto se va a arrepentir de haber nacido: si pierden el estado de México y se alía Morena con el SNTE, se tambalea en serio la elección presidencial del 2018… bueno, es que ella le lleva nada más tantita ventaja, nomás tantita.

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