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Té de tila / La Feria

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Sr. López

 

Tía Toñita media metro y medio de estatura y ya cuarentona, seguía siendo una muñequita, de chula que fue siempre de cara y con cuerpo de orfebrería; además, toda ella dulzura y buenos modos. Su marido, tío Macro, en cambio, era un tipote que pasaba del 1.90 de estatura, hecho a marro, fuerte como un mulo de Kentucky, 120 kilos de puro músculo, que no dio golpe en su vida, porque el trabajo no era lo suyo. Tuvieron nueve hijos entre niñas y niños, que desde siempre y más cuando fueron creciendo, reconocían naturalmente que la autoridad de la casa la tenía su mamá modelo llavero. Dada la pereza incurable de su señor marido, tía Toñita tenía huéspedes en su casa y aparte, un restaurante de comidas corridas y antojitos en la noche: barría dinero (había rumores entre las señoras de la familia sobre la razón por la cual tía Toñita mantenía al marido y estaba siempre de tan buen humor, pero, eran rumores). Una vez, que se casaba una de las hijas, tío Macro se oponía a algo de la organización de la boda y tía Toñita con sus buenos modos de siempre, le dijo muy dulcemente: -Lo que tú digas, viejo, pero tú pagas la boda –enmudeció el palenque.

 

El día de ayer, nuestro Presidente llamó “ternuritas” al grupo que anda disque organizando un “contrapeso” a su poder… pues sí. En el país, en este país, en estos tiempos (quién sabe después), hacerle contrapeso al poder político interno de Andrés Manuel López Obrador es como echarse unas vencidas con King Kong.

 

No será muy respetuoso, políticamente hablando, llamarlos “ternuritas”; y si quiere, tampoco es del todo apropiada la etiqueta “fifí” o de “conservadores” (¡por caridad de Dios!, que alguien le renueve el catálogo de adjetivos políticos a nuestro Presidente, del siglo XIX no se acuerda nadie aparte de él), de acuerdo, pero en lo que tiene razón es en que la oposición es talco… aunque al menos en el Congreso, le han dado la pelea, cheque nomás lo de la Guardia Nacional; pero de que en la oposición nadie puede ponerse de tú a tú con él, es una verdad como un templo. En lo interno, nuestro Presidente tiene la autoridad que pocos presidentes han tenido… ninguno, pues.

 

Conste que eso no significa que respecto de la grilla nacional mayor, nuestro Presidente se pueda confiar. Ahora es tiempo de recoger varas para los derrotados, inmensamente derrotados por él, pero ya vendrán tiempos de echar cuetes y en México no es raro que salte la liebre (caso práctico: el del propio AMLO).

 

Conste también que ya va siendo hora de que alguno cercano a su oído, respeto y afectos, le haga asumir el riego brutal que significa para el país que todo (todo es todo), dependa de una sola persona: él. Si ahorita le da una gripa de guardar cama, este país tiembla. Peor será cuando se acerque el 2024 y tenga que escoger a su sucesor, porque lo va a elegir él, no tenga duda y el asunto es que Morena sigue sin ser partido, es un movimiento de AMLO, para AMLO, gelatina de frutas, con trocitos de la mafia del poder, más pedacitos de la más extrema derecha, más otros de tendencia disque religiosa, todo ello pegoteado por intereses de los especialistas del trapecio político, junto con algunos decentísimos seguidores que comulgan con su modo de pensar, eso también (pero una pizca, no se crea que son muchedumbre). No va a ser un 2024 fácil.

 

Pero igual hoy por hoy en lo interno, las riendas están en sus manos… sin embargo, a ver cuándo alguien le platica que el país está en el mundo y que el mundo está relacionado con el país, mucho. Aparte del respeto casi temeroso que manifiestamente tiene por el Presidente de los EUA y su extraña interpretación de lo que son las relaciones exteriores, sin suponer mucho, se puede afirmar que nuestro Presidente no está muy bien capacitado para el manejo de ese capítulo de suyo tan complicado y más en el caso de nuestra risueña patria: económicamente dependemos del todo del extranjero (todo).

 

Para imponer un nuevo modelo de país, la “4T” o como les parezca mejor llamarlo, se necesita tener autonomía económica y que las finanzas nacionales no dependan como dependen de la sacra voluntad de personas, corporaciones y entidades internacionales, que con el mapa de México se limpian el extremo inferior de su sistema digestivo. Unos, son inversionistas a los que solo interesa el rendimiento y utilidades que les signifique México; los otros, corporaciones y entidades, representan intereses inmensamente poderosos de bloques económicos que compiten por mantener o si se puede, crecer su área de influencia (hegemonía ya está difícil decir).

 

Nuestro Presidente no puede enfrentar eso. No podemos sostener las finanzas nacionales sin eso. Qué pena. Hicieron bien o hicieron mal, los que pusieron a La Patria en decúbito supino (según el modo de pensar de cada quien), pero esa es hoy nuestra realidad y en seis añitos no cambia.

 

La Moody’s insistió ayer sobre el riesgo de la calificación de nuestra deuda. La Jornada de ayer, a las 12:55 horas “subió” la nota de Israel Rodríguez:

 

“La agencia internacional calificadora de valores Moody´s consideró que el gobierno mexicano enfrenta el trilema de mantener la disciplina fiscal, financiar los programas sociales y de desarrollo y el apoyo a Petróleos Mexicanos (Pemex) para mantener el grado de inversión y la nota soberana del país. Aseguró que las actuales políticas públicas emprendidas por el nuevo gobierno ahuyentan la inversión privada nacional y extranjera”. ¡Zácatelas!

 

El vicepresidente de Crédito de Moody´s, Jaime Reusche, afirmó que por “un posible decremento en la inversión privada para el país, el cual comenzó en agosto del año pasado y hasta la fecha, la agencia revisó a la baja la estimación de crecimiento económico para este año de 2.2 por ciento inicial a 1.7 por ciento”. O sea, es una reducción del 22.72% del crecimiento económico nacional (del PIB)…  es una barbaridad.

 

Con la pena, pero esto es así: si nos revientan la economía, no habrá “4T”… y temblando, La Patria tomará a sorbitos su té de tila.

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