Home Columnas Lo que resiste apoya / La Feria

Lo que resiste apoya / La Feria

Lo que resiste apoya / La Feria
0
0

Sr. López

Tío Cátulo en Toluca fue famoso por feo y por malo. Más malo que feo… y era muy feo, cara de sapo, larguirucho, enclenque, dentadura de piano descabalado, abarquillado de espalda (jorobado, pues), con un ojo estrábico -saltón, como de sapo-, y el otro pequeñito, que era con el que veía; de sonrisa funeraria, agrio de aliento y carácter, de maneras siniestras y alma de azufre.

 

Fuereño avecindado en la Toluca de la primera mitad del siglo pasado, se las ingenió para volverse rico y acabó siendo más rico que malo (imagínense); de joven -contaban- fue ayudante de relojero (donde parece que robaba), y acabó de dueño de una joyería (donde sí robaba), aunque su fuerte era el agio: fue el usurero de alma más negra que haya pisado el planeta, implacable sembrador de desgracias, escándalo de Ebenezer Scrooge.

 

Emparentó con la familia porque se casó a los casi 40, con una prima hermana de la abuela Virginia, tía Lucha de apenas 16, belleza indiscutible que por vía uterina, redimió unos pagarés de su señor padre, víctima, primero, del juego y luego del Cátulo, acabando ella de víctima final para evitar la ruina de su casa.

 

Así las cosas, como tío Cátulo siempre cobraba muy altos intereses, tuvo con ella 14 hijos, todos los cuales conforme llegaron a uso de razón, merecidamente lo odiaron con toda el alma, lo que no fue obstáculo para que cada uno abriera su propia joyería dirigidos por su aborrecido padre, su maestro en el oficio de robar a la clientela y prestar a rédito impagable. Y lo seguían detestando. Decía la abuela: -“Hablan así de mal de su padre porque son idénticos a él”. Algo de razón tenía.

 

Aparte de que algún especialista en psiquiatría política nos explique el extraño fenómeno del voto duro del PRI, que igual recuperó la presidencia que mantuvo el Estado de México, a pesar de que no encuentra uno casi nunca a nadie que declare su militancia en el tricolor, ni mucho menos que galanamente se exprese bien de él o tímidamente lo defienda sin miedo al ostracismo social, aparte de eso, repito, resulta innegable el consenso (unanimidad) entre los partidos políticos (excepto Verde y Panal), contra del tan odiado otrora hegemónico PRI.

 

PAN, PRD y los demás (junto con candidatos independientes, ONGs que se respeten y activistas de toda laya), coinciden en que al PRI hemos de atribuir los males nacionales, como fuente de corrupción, inventor de la impunidad, origen de nuestra anemia democrática, causante de todos los repetidos tropiezos económicos de la patria, explicación de nuestro subdesarrollo, creador del nepotismo, el corporativismo, la indigestión petrolera nacional y también -hay quien dice-, del mal aliento y la caspa. ¡Vaya! los hay que lamentan no existiera el PRI en el siglo XIX para cargarle también la pérdida de la mitad del territorio nacional (ni modo).

 

Sí, de acuerdo, aceptado todo nomás por no discutir; pero resulta cuando menos desalentador observar qué han hecho los otros partidos una vez alcanzado el poder municipal, estatal o la mera presidencia de la república.

 

El PRD llegó al entonces D.F., hoy CdMancera, para quedarse, aplicando completo el recetario corporativista populista demagógico del pricámbrico temprano. Es gracias a su control corruptor de huestes inscrito en la más pura costumbre priísta de antaño, que se mantiene como amo y señor absoluto de la capital del país, mañas que aprendió prontito don Mancerita, mangoneando taxistas piratas y tolerados, vendedores ambulantes, pepenadores, organizaciones de desempleados, grupos cuasi legales estilo “panchos villas” y líderes de indiscutible currículum forense; y así retaca el Zócalo con acarreados en la más pura tradición del tricolor de antes.

 

El PAN por su lado, nomás llegandito al poder federal, descubrió las mieles del erario, la corrupción, el chambismo, el contratismo y las ventajas del patriótico fraude electoral. No supieron conservar el poder, atrapados en su único defecto: no saben gobernar, están diseñados para ser opositores. Ahí la llevan.

 

Los otros partidos, en la medida que han conseguido gobiernos estatales, municipales o rebanaditas de Congreso, andan aplicando como mejor pueden, el recetario priista. Copiones.

 

Pero, ahora la cosa es distinta: quien vote PRI no votará por un priista; ahora si gana el PRI (como hará), no gana el PRI, sino el señor Meade que no es de esa cuadra y al que ya se ataca muy a lo maje, queriéndole cargar pecados de gobiernos en los que trabajó; y del lado del PAN y el PRD no se reinventaron, se redestruyeron haciendo una alianza parecida a un plato de mole negro con guarnición de mermelada de fresa (… mmm, ¡rico!).

 

Esas dos escuadras (y el Bronco, cuando menos), contra el Pejecutivo Legítimo, salvador de la patria que ya otorgó -en público, filmado-, amnistía anticipada a todos los corruptos de la mafia del poder (agosto 16 del año pasado), y nos advirtió que va a pensar si también se las perdona a los narcos, con lo que no va a ser tan fácil que voten por él 212,208 militares de la Sedena; 54,299 marinos de la Armada; 53,111 policías federales y 368 mil policías estatales (687,618 personas), más sus mamás, papás, esposas, esposos, hijos e hijas, a  las que les supo la boca a centavo que el Pejehová ande en plan de perdonar pecados mientras ellos se juegan la vida o la perdieron… unos tres millones de votos quedaron en veremos, nomás por esta puntada, sin contar a las víctimas, que suman cientos de miles de ofendidos. Chulada.

 

En cazuela aparte, unos para cotizar y otros para devengar su paga (en dólares), la intelectualidad (?) y su subproducto, la comentocracia, que se da vuelo criticando a Meade, sosteniendo como imposible su rectitud si trabajó para gobiernos panistas y priistas (es que no ha habido de otros). Está bien, se entiende, antes vivieron de turiferarios del poder (echando incienso al PRI) y ahora, sin la censura de antes, lo productivo es oponerse, pero olvidan lo que decía Reyes Heroles: lo que se opone resiste y lo que resiste apoya.

LEAVE YOUR COMMENT

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *