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Tirso Martínez Sánchez, también conocido como “El Futbolista”, fue condenado el jueves por un juez neoyorquino a siete años de prisión.
Este mexicano trabajó para los cárteles de Juárez y del Pacífico desde 1995 hasta 2003, también supervisó el tráfico de droga por tren desde México a Estados Unidos para “El Chapo” y fue un testigo importante del gobierno de los Estados Unidos para el juicio a Joaquín “El Chapo” Guzmán en 2018.
Sin embargo, el juez Brian Cogan, dijo en la audiencia ocurrida en la corte federal de Brooklyn que Tirso Martínez solo pasará tres años en prisión debido a que los cuatro años que Martínez ya lleva encarcelado cuentan como cumplidos en su sentencia.
El apodado “El Futbolista” debido a que con el dinero que ganaba con el narcotráfico compró equipos de fútbol, testificó detalladamente en el juicio a Guzmán narrando la historia de su vida y su día a día en el trabajo con los cárteles de la droga.
Detalló que el era el encargado de supervisar una ruta de trenes que llegó a llevar de 30 a 50mtoneladas de cocaína desde México hasta ciudades estadounidenses como Nueva York, Chicago y Los Ángeles desde finales de la década de 1990 hasta principios del 2000.
Se describió a sí mismo como un ex alcohólico y un ex cocainómano que no sabe leer bien debido a que a los 13 años abandonó la escuela, habló de su trabajo para Vicente Carrillo, alias “Viceroy”, exlíder del cartel de Juárez. Afirmó que durante mucho tiempo quiso trabajar para Guzmán, pero cuando éste le pidió que lo ayudara a transportar un cargamento de droga a fines de 2001 Martínez se puso nervioso.
“Me asusté. Yo estaba entre la espada y la pared porque yo coordinaba todo con Vicente Carrillo”, dijo Martínez. En esos momentos, los Carrillo Fuentes trabajaban con el cartel de Sinaloa de Guzmán, pero las tensiones entre ambos empezaban a emanar. El testigo dijo que hizo ese y otros transportes de droga para Guzmán.
A pesar de haber sido de una familia pobre en Guadalajara, Martínez subió de rango en el mundo del narcotráfico y llegó a ganar millones de dólares de los que, dijo, perdió entre dos y tres millones en peleas de gayos.
Señaló que uno de los momentos más tensos de su vida fue en 2001 cuando un líder del cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, le puso una pistola en la cabeza tras acusarlo de haber cambiado cocaína buena por mala en un cargamento de más de 300 kilos.
Me dijo “no lo mato porque mi ahijado (Vicente Carrillo) me dijo que no le hiciera nada”, dijo Martínez, citando a “El Mayo”.
“Patas cortas” era el apodo que Martínez y Carrillo usaban para referirse a “El Chapo”, testificó Martínez, quien llegó a hacerse una cirugía plástica en el rostro para evitar ser reconocido por las autoridades.
Martínez fue arrestado en 2014 y testificó que fue extraditado a Estados Unidos en 2015. Se declaró culpable de narcotráfico.
(Con información de Excelsior)
