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Los dulces sueños de un alvaradeño

Los dulces sueños de un alvaradeño
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+ El Alvarado del siglo pasado y el de hoy…

+ Pueblo de tradiciones y grandes personajes…

+ De norte a sur y de oriente a poniente… 

+ Lo que fue y ya no será… 

                        Ruperto Portela Alvarado.

                                       Capítulo X.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- Cuando nací, allá por marzo 27 de 1951 o más bien teniendo unos diez o doce años, recuerdo que por esas fechas, Alvarado era solo unas cuantas calles de arena blanca que empezaban en el muro marginal de la Ribera Juan Soto, hasta el parque deportivo “Miguel Alemán Valdez” de Sur a Norte, y de Este a Oeste, de la calle Sotero Ojeda (Barrio del Tigrillo) hasta lo que hoy es la calle Ignacio Altamirano, por el rumbo del panteón municipal donde estuvieron por mucho tiempo los carriles para las carreras de caballos y lo barrancones del otro lado, que llevaban al barrio de La Fuente. 

Todavía conocí el boulevard Juan Soto con sus arriates y el muro marginal que terminaba en lo que fue una especie de ensenada donde amarraban las lanchas y chalupas los pescadores, donde ahora es un mercado (envasaderas)  de pescados y mariscos, cerca de la fonda de doña Andrea Ramón Solano “La Perra Prieta” y el restaurante de “La Viuda”. Recuerdo que el Barrio de la Fuente lo cruzaba el tren que se extendía por todo el muelle hasta el atracadero del ferry y la panga. 

Cierro los ojos para acordarme de esos sueños pasados y veo que por los años 60s, todavía no estaba construido el “Centro de Salud”, donde hoy está el que dicen es un hospital –frente a la parroquia de la Santa Cruz—en el que trabajó por muchos años mí tía Guadalupe “Lupe” Valerio,  misma que tuvo un puesto de antojitos en la esquina de Galeana y Guerrero, y también Esperancita la partera laboró en ese nosocomio. En la prolongación de la calle Guerrero hacia el barrio la Fuente, estaban los barrancones, que en la esquina  de la bajada vivía la familia Palacios y mi amigo Mauro, que tiempo después el ingeniero JOSÉ LUIS ZAMUDIO ALAVÉS, como Presidente Municipal se echó la responsabilidad de pavimentar, que nadie se había atrevido.  

Allá por los años 60s, el Centro de Salud estaba en la parte alta del edificio que fue la tienda de don Bernardo Berros, que se llamaba “Berros y Señal”. Por ahí mismo en el boulevard Juan Soto, había hacia la esquina de la calle Ignacio de la Llave un hotel que si no me equivoco se llamaba “Chapultepec” que me dicen era del “Güero Vives” y antes, en la calle Reforma y que daba hasta la ribera,  estuvo el hotel “Señal” de don Rodolfo “Bobo” Lara que sí mal no recuerdo fue Presidente Municipal y quien por cierto, padrino de mi hermano Daniel Portela Alvarado.  

En fin, por toda la avenida de Juan Soto podríamos ver un hermoso edificio como el de la “Casa Lara y Leal” o negocios como las cantinas, “El Canal de Suez”“El Embudo”, la ferretería el “Ave Fénix” de don Cornelio García Lira que después fue de su hijo don José Antonio García Tiburcio “Pepillo” y actualmente, siguiendo la tradición en tercera generación, la atiende mi amigo y condiscípulo en la Secundaria y Preparatoria, José R. García Vives“Pepillo Jr.”.

En esa misma acera del boulevard estaba la tienda de Novedades “La Castellana” de don Domingo Ochoa, el callejón de “El Paso de las Damas” con el puesto de tacos y tepache de don “Isra”; la “Nevería La Coqueta” de don Julio Lara, el suegro de don Tomás Tejeda el de los antojitos “Los Pingüinos”; la ferretería “El Candado” de Miguel Saba Nader y “Novedades El Vaquerito”. No nos debemos olvidar de que en la ribera estaba la terminal del ADO y junto “Novedades Adelfa” de “Bobito Lara” y doña Adelfa Ochoa, que todavía atienden sus hijos con la presencia espiritual de sus padres. 

En la esquina de Madero y Juan Soto se localizaba la cantina “El Puerto Pirata” y más adelante “Las Palomas” que atendió por muchos años Luis “Güicho” Ruiz, el papá de Rogelio y Alfredo (+) Ruiz Santos. Por cierto, junto a la ventana de la panadería “La Quebradita” de don Félix Figueroa Zamorano “Pulgar” que después fue “Las 15 Palomitas”, entre la tienda Conasupo de José Luis Valerio “Bacinica”, se degustaban los ricos tacos de guisado que vendía doña Clara Luz Cruz Uscanga, según me lo recuerda su sobrino, el buen amigo Alfredo Cruz Reyes “La Aldoba”

También junto a las oficinas de los carros de pasajeros “Rojos de Los Tuxtla” y la tienda de frutas, verduras y plátanos propiedad de Francisco “Pancho” Alceda, por las tardes, una señora que no recuerdo su nombre pero sí su amabilidad y figura chaparrita, vendría empanadas, garnachas y tostadas. Recuerdo que a ella le ayudaban con el negocio, una hermana del gran Richard “El Dorado” Ponce y “La Zorra”, que se llama Josefa, si mal no recuerdo, y otra jovencita.

El boulevard o ribera de Alvarado era como la “esquina del movimiento” que mencionaba aquella canción cubana de los años 50-60s. Todo estaba en esa zona a la que tendría que emplear un gran espacio para describir las tiendas como “La Mixteca” de don Pedro Zamudio y su esposa doña Juanita Uscanga, papás de Gregorio “La Goyera” y Teodoro Zamudio Uscanga quien tuvo mucho tiempo una tienda a la entrada del mercado municipal, como también “La Aldeana” de Alejandro Carmona, la chocomilería de don Chencho Cervantes  y muchas otras que ya mencioné en artículos anteriores. 

Me gustaría mencionar a todos estos personajes, edificios y situaciones, porque me vienen muchos recuerdos a la mente de aquellos mis tiempos de vago consuetudinario por la ribera Juan Soto y el muro donde se podía pescar chucumite, sargo, mojarras plateadas o cuando menos unos bagres, con tanza y anzuelo, donde conocí a un señor que le faltaba una pierna y era bueno para sacar la marea. No se nos deben olvidar personajes como “La Ronza” que era un carga-maletas como también mi primo y amigo Beto Yépez Herrera “Pata de Águila” y Pancho Crispín, con quienes nos disputábamos los clientes a la bajada de los autobuses ADOAU y los rojos de “Los Tuxtlas”

Ya para arriba, por el parque deportivo “Miguel Alemán Valdez”, que era la orillada del pueblo, estaban los centros de regocijo del placer, vulgarmente llamados burdeles. Uno era “El Monterrey” de Rito Rosas y otro entre Madero y Galeana conocido como  “La Bahía”. Por la entrada a Alvarado podíamos recurrir a los servicios de las muchachas en “La Curva”, donde ahora está un Oxxo y enfrente la terminal de Autobuses de Oriente, ADO. Esa zona era de cantinas como “La Caja de Pescado”“El Gran Chaparral” y la de “María La Pucha”

Claro que no debemos olvidarnos del burdel disfrazado de cantina propiedad de “Pámpano”, donde hoy es la terminal de los Autobuses Rojos de “Los Tuxtlas”, que no sé cómo se llamaba, pero localizado en la “última vuelta” de Llave y Rockefeller, que nos lleva directo al panteón. Por cierto, la calle Ignacio de la Llave era entonces “El Camino Real”, carretera de entrada y salida de Alvarado, que iba hasta el atracadero de la panga y el ferry, por donde apareció la “Santa Cruz” que antes se celebraba en grande cada 3 de mayo y las señoras Rosa y Aidé González Pitalúa tenían un puesto de antojitos con venta de cervezas al lado de la gasolinera de Julio Yunes en calle Aldama.

En la Madero, abajito del parque deportivo “Miguel Alemán Valdez”, tuve el gusto de conocer a doña Rosaura María Mojica “La Chita”, una mujer gentil y amable que en su casa vendía cervezas con todo orden y respeto a ella y quienes convivían consumiendo el sagrado trago. Por ahí cerquita vivía don Pepe Ferreira quien tenía su taller de torno en el boulevard junto a la cantina “Los Gansos”, por donde estuvo mucho tiempo el monumento a los “Héroes de Sotavento”, el puesto de chocomilk de Ángel Gutiérrez (que yo decía se apellidaba Valerio) y en la otra esquina el motel “La Minina”. En la casa de Pepe Ferreira le trabajó mucho tiempo la albañilería mi primo Rafael “Fallo” Noguerola Sánchez y desde ahí, antes de la salida del trabajo o “a la hora del amigo” mandaban a comprar las chelas con doña “Chita”, sobre todo los sábados. 

Si mal no recuerdo, doña Rosaura María Mojica, esposa de don Santiago Figueroa, era hermana o pariente de un recordado personaje de piel negra, de alta estatura y muy fornido al que le conocían como “La Pantera”, quien fuera pareja de doña María Zamudio “La Gallinera” y papá de su hija (de ella) Rosina. También le decían “María la Pata Fría”, hermana de un señor conocido como “La Huaca”. Es así como muchas historias de Alvarado y los alvaradeños se entretejen entre las familias de antaño y actuales. 

Ya después se construyó el Puente y a la vez, la planta de Productos Pesqueros Mexicanos (Puerto Piloto de Alvarado) que inició la obra en 1963 por órdenes del entonces Presidente Adolfo López Mateos gracias a las gestiones de Raúl Salinas Lozano y el distinguido alvaradeño, José Antonio Cobos Panamá, que eran diputados federal. Según sé, esas importantes acciones de gobierno se inauguraron el 12 de noviembre de 1964, aunque cronistas de Alvarado bien informados, mencionan otras fechas. Fue así como la calle Ignacio de La Llave dejo de ser la carretera y desde antes el Camino Real. 

 ¡Uff!, de quien o de qué no se puede hablar de tantos recuerdos del Alvarado de los años 50s, 60s, 70s e inclusive los de 1980 y actuales. Podríamos recordar la loncherías “El Marañón” de Ricardo Rosas “Trupe”, que lo tuvo primero en la calle Bravo frente a la escuela Benito Juárez y después en la esquina de Madero y Netzahualcóyotl; “La Lupita”de doña Rosa Pitalúa que se localizaba en el barrio “El Tigrillo” o el puesto de tacos, raspados, tamales de mi tía Lupe Valerio en Galeana y Guerrero. Unas delicias esos antojitos con sus tradicionales tamales de masa y en temporada de elotes, como los tacos ahogados de “Pompeyo”o los de “Popochico”

Por la calle Galeana vivió don Carlos Camarero que era carpintero, igual que su hijo del mismo nombre y apellido; “Pelón Camarero” que fue de los primeros que empezó a recoger y reciclar las latas de refresco y cerveza y toda esa estirpe de descendientes como “El Guty”“El Vicky” y ahora los buenos amigos “El Chino” y su hermano “El Mito”. No puedo olvidarme de los hijos de Nelón Sánchez y SilveriaManuel “El Shesman”Miguel “El Boby Moore” como yo le decía; MarcoCharo y no me acuerdo de los demás.

Creo que me faltaría tiempo y espacio para recordar a todos mis compañeros de generación, anteriores o posteriores, porque los recuerdos se me vienen a borbotones y ahora más cuando en la página de internet “Alvaradeños de Ayer” que abrió mi amigo Paulino González, muchos de mis paisanos suben infinidad de fotos y comentarios que es imposible asimilar de un solo jalón. 

Pero les juro que seguiré soñando, recordando y ya despierto, escribiendo la historia mundana de Alvarado, los alvaradeños, sus anécdotas, paisajes, pasajes de la vida y los edificios que han trascendido en el tiempo. Comprometido con el recuerdo y el placer de revivir lo que estaba escondido y que hoy, con el concurso de otros paisanos, estamos reinscribiendo… 

Con un saludo desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya…

Para contactarme: rupertoportela@gmail.com

Celular: 961 18 8 99 45.

MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE COLUMNISTAS CHIAPANECOS. A. C.     

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