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Gente de poco fiar / La Feria

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Sr. López

Siendo jovencillo este menda, en una reunión familiar, algunas de las tías empezaron a hacer tasajo con la prima Alicia, que había salido un poquitín más embarazada de lo recomendable en aquellos primeros años 60 del siglo pasado, pero ahí estaba la tía Victoria, cuya sobrina favorita era la Alicia, y como la tía, aparte de deslenguada y brava, sabía vida y milagros de toda la familia (y todo Toluca), las hizo enmudecer diciéndoles alto y claro: -Síganle, luego voy yo con las historias de ustedes, la del marido que no murió y vive con otro señor en Tlaxcala; la de la hija que no tenía un tumor, sino que abortó; la que le clavó un hijo ajeno al esposo… sigan, sigan hablando de la niña, luego voy yo –hubo desmayos, soponcios, y una precipitada huida del mujerío. Recuperada la paz, la oímos decir: -¡Qué delicaditas, estas rieleras-faldas-de-soldadera! -¡ay, caray!

 

Por error inexcusable de este su texto servidor, no se hizo mención alguna -el pasado 8 de enero-, sobre uno de los “hitazos” más importantes que en materia de seguridad pública y lucha contra la delincuencia organizada, ha conectado el gobierno: se cumplió el primer aniversario de la recaptura del Chapo Guzmán (y las cosas buenas también cuentan).

 

El domingo 8 de enero de 2017, en la madrugada, la Marina, lo atrapó en Los Mochis, Sinaloa. Hubo cinco fiambres y cinco detenidos más. No fue fácil y el gobierno mantenía “desplegados” por todo el país a 9,630 elementos de la Policía Federal, para reaprender al Chapo (que todavía es inocente, mientras no diga un juez lo contrario, no se le olvide). Fueron finalmente marinos los que consiguieron el objetivo de hospedar en el servicio gratuito de hotelería federal al narco que  la revista Forbes puso en la lista de los hombres más ricos del mundo con un capital estimado de mil millones de dólares (16 mil millones de pesos al cambio de estos días). De ese tamaño es.

 

Como don Chapo sale de las cárceles nacionales cada vez que se le ofrece algo fuera, a los once días lo mandaron muy recomendado a los EUA, donde reside en una celda él solito a la espera de ser juzgado (el juez yanqui ha ido difiriendo la fecha de las audiencias de su juicio, ahora dicen que el 19 de este febrero, lo oirá por segunda vez… prisa no hay).

 

Como sea: las armas nacionales se cubrieron de gloria.

 

Ahora se le propone entrar en escala, sin disminuir la gravedad de los infinitos delitos cometidos por ese malandrín, sólo por ver qué lugar merece entre los delincuentes nacionales.

 

Para empezar y sólo porque el tema está de moda, piense que el robo de combustibles, la ordeña de ductos de Pemex es ya un delito igual o más redituable que el tráfico de drogas. Apenas antier (nota de Televisa.News): “El director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Carlos Treviño Medina, reconoció que el robo de gasolinas y diésel en ordeñas de ductos aumentó en 2017 (…) ‘El robo sí aumentó, no hemos precisado el volumen, es difícil hacerlo, estamos calculándolo y lo tenemos que reportar a nuestros estados financieros (…) hemos logrado combatir en algunos lugares donde hemos reducido el robo’, indicó (…)”. Bueno, no han precisado el volumen, pero lo van a hacer (¡viera qué difícil es restar a lo que inyectan a los ductos, lo que llega a su destino!… ¡se hacen una bolas horribles!).

 

Mientras don Treviño hace la resta, demos por buena la información de Pemex de enero de 2013, cuando dijeron que les habían robado 17 mil millones de pesos en combustibles. Esto es: los “huachicoleros” en ese año, sacaron más que el Chapo en 37 años de traficar drogas (si resulta culpable, que todavía no es, no se le olvide).

 

Hay otras estimaciones de lo rendidor que es el “huachicol”: la revista Oil & Gas Magazine, con información de Pemex, calcula que de 2010 a 2016, llegó a cerca de 2,900  millones de dólares el chiste… el Chapo se empequeñece… ¡pobrecillo!, él echando bala, corriendo por drenajes, haciendo túneles por cochinos mil millones de dólares y los que ordeñan ductos, pandos de felicidad, cosa un poco irritante si recapacita usted en que para ordeñar ductos es indispensable información precisa sólo a disposición de técnicos y funcionarios de Pemex, quienes deberían estar arriba del Chapo en la lista de los más buscados si el criterio es el daño que hacen al país y lo que ganan.

 

Y hay un detallito que debe usted saber: de acuerdo con reportes internos de la paraestatal (tomado del diario El Economista, junio 1º de 2015, reporte de Luis Carriles)… el 60% del robo de combustibles no es ordeñando ductos, sino en las instalaciones de Pemex, en  terminales de almacenamiento, refinerías y puertos, ¿y?… ¡ah, ya lo están combatiendo en algunos lugares! A todo dar.

 

El facineroso Chapo amerita escándalo nacional. Por él se movilizan más de 9 mil policías, se cierran aeropuertos y carreteras. Correcto. Pero como que es más urgente parar el atraco a Pemex. Parece.

 

Y hay otras cosas, por ejemplo: la Línea 12 del Metro, esa que tanto presumía don Marcelotzin Ebrard, esa en que más de la mitad de las estaciones dejó de prestar servicio, costó 47 mil 906 millones de pesos, casi tres mil millones más que el estimado de costo del cancelado proyecto del tren rápido México-Querétaro, que tenía una longitud ocho veces mayor y material rodante más avanzado. Y la nueva sede del Senado se presupuestó en 1,699 millones de pesos (mdp) y llegó a un total de 4,188 mdp.

 

Transparencia Internacional -Índice 2014 de la Percepción de la Corrupción-, puso a nuestro país en el lugar 105 entre 176 naciones y estimó nuestra corrupción en 25 mil millones de dólares al año… 25 Chapos (“Chapo”, unidad de medida de la corrupción: un “chapo” igual a mil millones de dólares).

 

Sí ¡qué bueno que hayan enchiquerado al Chapo! (si el juez dice que es culpable), pero quede claro: ni es el único, ni el peor… y ya ni meterse a revisar los dinerales que se van al drenaje vía ONG’s, que gastan sin supervisión, auditorías ni evaluaciones, que eso es para pelados y gente de poco fiar.

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