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No sea mariachi / La Feria

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Sr. López

 

AMLO acabará con la corrupción; AMLO venderá la flotilla aérea; AMLO vivirá en Palacio; AMLO hará un museo en Los Pinos; AMLO bajará los sueldos a la alta burocracia; AMLO nombra a su gabinete; AMLO cambia al Canciller; AMLO le escribe a Trump; AMLO publica la respuesta de Trump; AMLO sacará de la Ciudad de México las oficinas federales; AMLO sembrará un millón de árboles en Chiapas; AMLO no irá a la Cumbre en Puerto Vallarta; AMLO no tendrá Estado Mayor presidencial; AMLO critica al INE; AMLO otorga amnistía a los corruptos; AMLO propone amnistía a delincuentes; AMLO hará consulta popular para ver qué hace con el nuevo aeropuerto; AMLO no se reelegirá; AMLO se va de vacaciones; AMLO viaja en avión comercial; AMLO otorga ‘borrón y cuenta nueva’ a deudores de CFE; AMLO no aumentará precios de combustibles ni electricidad; AMLO defiende a Bartlett; AMLO construirá refinerías; AMLO rescatará Pemex y CFE; AMLO destinará 500 mil millones a siete programas prioritarios; AMLO hará que la burocracia trabaje ocho horas todos los sábados; piden a AMLO investigar muerte de Pedro Infante (en serio)… AMLO  tomará posesión del cargo de presidente de la república dentro de cuatro largos meses y ya está uno como con indigestión.

 

¿Será la prensa?… ¿será él?… ¿serán sus adictos?… ¿serán sus enemigos? (que a lo mejor quieren aplicarle la misma receta que usaron con Luis Echeverría para hartar a la gente)… No, señores, es México, bueno, mejor dicho, los mexicanos; así somos, es como cuando la Selección Nacional de futbol sale rumbo al Mundial: en el aeropuerto son despedidos mejor que el Escuadrón 201, ya luego regresan de incógnitos; pero el gusto de ir con sombrerote modelo Abel Quesada y agitar la bandera nacional, no nos lo quita nadie.

 

Todos nuestros presidentes, aun los que hoy se encuentran por méritos propios en el Pabellón de la Infamia (entrada libre), en su momento, también tuvieron sus filas de pedigüeños y cierta prensa lista para publicar todo de ellos: el Señor abrazó una viejita; el Señor cumplió años; el Señor inauguró, apuntó, señaló, visitó, afirmó, declaró, asistió, aprobó, rechazó… ¡el Señor!

 

Pero, los políticos-políticos y los estudiosos de la fenomenología del desmadre, saben que no hay que confiarse: lo del mexicano es el despelote y la dialéctica del relajo enseña que las reglas de ese juego son cambiantes lo que explica que en la versión mexicana del marxismo, el motor del cambio histórico no es la lucha de clases (¡bendito sea Dios!), sino el muy reconfortante chacoteo perpetuo. Y respecto de la prensa, no es raro que después de invertirle millones, un Presidente se acueste ciñendo sus sienes de oliva y se levante como masiosare y sabandija, ya para siempre expulsado del panteón de los dioses de la mitología tenochca.

 

Por lo mismo y en sentido contrario, no es tan raro que algunos hombres de poder sientan cierta predilección por estar rodeados de alabadores profesionales, expertos en decir “sí, señor; “salvo su mejor criterio”; “conforme a sus instrucciones”; “si no tiene inconveniente para ello”; “a riesgo de equivocarme”; y son estos que gustan de las alabanzas, los que en caso de duda, recurren al uso del “adulómetro” o mejor aún, del “doblómetro” (aparato de precisión para la medición de la lealtad que imprime reporte de la velocidad, fuerza y ángulo con que los cercanos al hombre de poder, doblan el lomo diciendo: ¡Sí, señor!); aunque también hay de otros, que son impermeables al elogio y desconfían de los aduladores. Y, lamento decirlo: ambas subespecies políticas desprecian al lambiscón. Dura es la vida.

 

Por el bien de todos y también de AMLO, ojalá no caiga bajo los efectos hipnóticos de la amlolatría, que la presente amlofilia no puede aguantar un sexenio completo sin caer en amloarquía: el país no resistiría un amlócrata. Y ojalá amlófilos y amloístas no acaben en amloteros, de veras, modérense, ya supérenlo: sí ganaron, legalito, a las derechas, nadie discute eso ni nadie en sus cabales desea que sea un chasco el próximo gobierno. Ya compórtense, consulten a su médico, la amloitis puede derivar en amloplejía, curable, sí, pero de efectos secundarios muy desagradables: acuérdense de Salinas (que hasta se pensó que usaba publicidad subliminal para traer tan mareada a la gente -nada explicaba la veneración que tuvo durante buenos cinco años de su sexenio-, y ya ven, hoy es innombrable, vergüenza con las visitas).

 

Por favor, por favorcito, sean pacientes, ya verán que AMLO no les falla y que gracias a sus poderes, pasará al capítulo de vergüenzas nacionales la frase de César -El Tlacuache- Garizurieta (1904-1961), que reza: “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. Sí damas y caballeros, AMLO despachará por  siempre este principio máximo de la güeva cleptócrata nacional y se escribirá con letras de oro en los muros del Congreso, su aportación máxima a nuestra evolución histórica, su apotegma: “Vivir del presupuesto, es un horror” (“Amloriegos  del mundo, uníos”); nada más con que durante su periodo no revienten casos como el del Señor de Las Ligas (versión chilanga del “Señor de Los Anillos”); aparezca otro Ponce jugándose las rentas nacionales en Las Vegas; una Chayito reciclada, haciendo malabares entre el amor y la ley de obras; o un Ímaz tuiteando #Metoo$, Yo también bailo ese son… con fondo musical del Relicario: “… pisa morena, pisa con garbo”, sin el doble sentido de pisar, que nada mancha el plumaje de nuestro gallo. Dios nos asista.

 

Ojalá también, por bien de todos, AMLO comprenda con la edad y larga experiencia que tiene, que ese número no se sostiene seis años y pico seguidos. Nadie puede ser noticia de primera plana todos los días. Sí, de buena fe se le desea tenga muy presente lo fácil que en México un político puede pasar de héroe a villano, de mesías a payaso, de mártir a cómico. Moderar la lengua puede parecer poco, igual que estar o no montado en un caballo, única diferencia entre charro y mariachi. No sea mariachi.

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