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México, llegó la hora / En la Mira

México, llegó la hora / En la Mira
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Héctor Estrada

No hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla. Después de cinco años y medio del catastrófico gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto, este domingo los mexicanos finalmente podrán expresarse en la urnas electorales. Tendrán en sus manos el poder de cambiar la historia, de decidir libre y hacer que la dignidad se imponga sobre la compra de conciencias.
Han sido casi seis años que parecen haber transitado lento, tan agónicos, que resultaron asfixiantes para muchos sectores bastante lastimados en el recorrido. Después de años de contrastantes gobiernos panistas y la advertencia sobre el peligroso retorno del priismo al gobierno federal, en julio de 2012 los peores temores se hicieron efectivos con el triunfo de Enrique Peña.
No fueron suficientes los 70 años de antecedentes escalofriantes. Bastaron 12 años para que la amnesia se apoderara muchos votantes que finalmente decidieron regresar el poder al “dinosaurio partidista”. La fabricada historia de falsos éxitos en el Estado de México, la producción orquestada desde Televisa, con todo y cuento de telenovela, hicieron efecto en muchos que terminaron facilitando un fraude anticipado.
Y es que, sería deshonesto no reconocer que numerosos mexicanos también hicieron posible el desastre iniciado hace seis años. Varios fueron quienes validaron con su voto a una de las peores pesadillas gubernamentales en la historia de México… Pero hoy, el trago amargo, el arrepentimiento, el hartazgo, la desesperación y la revancha han llegado nuevamente a su cita sexenal.
El escenario pinta distinto al de hace ya seis años. Más contúndete. Todas las encuestas realizadas o respaldadas por empresas de reputación corroborarle colocan a Andrés Manuel López Obrador con al menos 15 o 20 puntos de diferencia sobre el segundo lugar de las preferencias. Pero más allá de eso está en sentir social, ese que no requiere de encuestas, que se palpa en lo cotidiano, que no se equivoca y ahora advierte que los último dos partidos gobernantes ya no son opción viable.
Sí, aunque les duela admitirlo, fueron los propios gobiernos panistas y priistas los que terminaron fortaleciendo a un Andrés Manuel que ahora parece invencible. Fueron sus errores, sus irregularidades, su desprecio por el país, su cinismo y su corrupción descarada las que terminaron dándole la razón, las que terminaron minando sus posibilidades de competencia ante el naciente Morena.
No señores. No ha sido el acusado populismo, la presunta demagogia o los supuestos discursos manipuladores los que han fortaleciendo a Morena y su líder moral. Ha sido Enrique Peña, Felipe Calderón, Anaya, Meade, el PAN, el PRI, el PRD y todos los involucrados en el desastre nacional los que han terminado por dilapidar la confianza ciudadana y reducir las opciones de salida posible a sólo una.
Los dueños del poder federal se encuentran hoy entre la espada y la pared. El contexto es completamente distinto al de 2006 y 2012. La sólo posibilidad de un fraude electoral resulta inviable, asqueante, inadmisible, pero sobre todo bastante riesgoso para la estabilidad de un México ya muy lastimado. Y es que, más allá de las filias y fobias en torno a la figura de Obrador, lo que la ciudadanía exige a gritos es la activación de la última opción en el tablero y, con ello, el fin de una era bipartidista.
Llegó el momento de hacer efectivo el hartazgo en las urnas, de llevar la crítica a los hechos tangibles, de privilegiar la dignidad sobre el beneficio pasajero (que al final de cuentas resulta más cotoso) y de defender con todo la voluntad ciudadana. México, llegó el momento de cambiar la historia desde lo individual, con decisiones honestas y valientes, rememorando el pasado para cambiar el futuro… así las cosas.

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