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La consulta por el NAIM / A Estribor

La consulta por el NAIM / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

 

Que siempre si va la consulta por el NAIM. Para algunos, comenzando por su propios promotores, el ejercicio es novedoso y de democracia directa, aunque en su organización y mecanismo se han presentado varios traspiés. La encuesta se realizará en 500 municipios del país. Y las preguntas finalmente conllevan un razonamiento basado en premisas nada realistas. De última hora se sacaron de la manga la habilitación del aeropuerto de Toluca y operar el actual aeropuerto y el de Santa Lucia. En los primeros dos casos, dada la saturación, se proponen inversiones aún no determinadas para reacondicionar los dos aeropuertos y cuyos recursos quien sabe de donde saldrían, dado que no hay digamos un superávit en las finanzas públicas. Esto sin considerar los costos que tendrán inversiones como el de las nuevas refinerías, la descentralización de las dependencias federales, la reducción del IVA en la frontera norte, la construcción (y operación) de 100 universidades públicas, el Tren Maya y la beca de apoyo para los jóvenes.

 

La rehabilitación resolvería la saturación pero no esta pensada en función de las expectativas de crecimiento en el número de pasajeros para la cual ni Toluca, el actual aeropuerto (aún rehabilitados) y el de Santa Lucia (con dos nuevas pistas) se darían abasto. Mientras que el nuevo aeropuerto cuenta con toda una serie de estudios, para el de Santa Lucía no existe siquiera un estudio que todavía tendría que hacerse y costará y llevara varios meses. Tampoco se ha dicho que va pasar con la base aérea militar donde se encuentra asentada buena parte de la fuerza aérea mexicana y desde donde se realizaran operaciones para dar apoyo en emergencias como el plan DNIII.

 

La otra pregunta es, si se continua con el nuevo aeropuerto (que ya lleva entre un 20 y un 30% de avance) y que no es para resolver en sí el problema de saturación sino para mantener e impulsar la tendencia de crecimiento que proyecta pasar de 46 a 60 millones de pasajeros en los próximos años. Como referencia en el año 2002 había 15.6 de pasajeros y para 2017 ya había 44 millones. Otro dato relevante es el incremento del turismo que en diez años pasó de 23 a 39 millones convirtiéndose en la séptima potencia mundial en la materia. El potencial es enorme y la visión del NAIM esta pensada en ser un motor del desarrollo del país.  El turismo genera hoy día más ingresos de divisas al país que la industria petrolera o la agroalimentaria. El aeropuerto de Cancún, es el segundo más importante del país y recibe hoy 23 millones de turistas contando con 3 terminales aéreas.

 

En mi opinión, la eventual cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto tendría un alto en la confianza de los inversionistas y los mercados. La certidumbre jurídica es un aspecto fundamental. Hay contratos firmados y estos prevén sanciones por el incumplimiento por una de las partes. No se trata de un asunto menor. Aparte de dejar enterrados miles de millones de pesos y un impacto ambiental irreversible (porque ya esta construida toda la base del aeropuerto) y hay millones de toneladas de material, no hay condiciones para la operación inmediata de las alternativas propuestas. Actualmente tomar un taxi en el aeropuerto de la ciudad de México tiene un costo significativo a partir de unos 300 pesos. El desplazamiento a más de 50 kilómetros  de uno a otro aeropuerto, significará un aumento de costos significativo para los usuarios y los desplazamientos de mercancías, además de una consabida perdida de tiempo. Puede representar la necesidad de pernoctar o  realizar traslados para vuelos internacionales o provenientes de extranjero que pueden incidir o restar competitividad a muchos destinos turísticos que no cuentan con vuelos internacionales.

   

Por donde se le busque, hay sobrados argumentos para dejar de perder el tiempo en este tema y dejar que el nuevo aeropuerto pueda entrar en operación para el año 2021. Ojalá que este ensayo de democracia directa, no salga contraproducente porque una gran mayoría de mexicanos, aunque no sea usuario de los servicios aéreos, se puede ver afectado por los efectos económicos colaterales de una mala decisión. La surte esta echada…  

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