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El NAIM a consulta

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Juan Carlos Cal y Mayor

Finalmente López Obrador anunció que la terminación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) –que lleva un 30% de avance, unos 90 mil millones pesos invertidos- se someterá a una discusión pública. En ella participarán especialistas, organismos empresariales, sociedad civil, organizaciones sociales y ciudadanos. Convocó a un debate abierto en los medios de comunicación en base a esas conclusiones, para posteriormente llevar a cabo una consulta o una encuesta para determinar el destino de tan importante inversión.

En la plataforma web www.lopezobrador.org.mx se puso a disposición toda la información relativa a este tema.  Son un sinfín de documentos, análisis y dictámenes técnicos, muchos de ellos en inglés, que créame, difícilmente consultará la mayoría de la población. Aunque lo hiciera, se antoja difícil que el ciudadano común pudiera interpretarlos correctamente. En mi opinión, es lo más parecido a pretender interpretar por cuenta propia los análisis clínicos que un médico lleva a cabo para determinar el tratamiento adecuado para un paciente. Someter a escrutinio público la interpretación de esos resultados sin importar si los consultados están calificados para hacerlo. Zapatero a sus zapatos, dice el viejo refrán.

La consulta conlleva sus riesgos porque, por ejemplo, en la redes sociales persiste una dinámica de discusión, donde todo razonamiento crítico contrario a lo en su momento sostenía el ahora Presidente Electo es descalificado de inmediato. Parece por ratos que la campaña no hubiera terminado. Las diatribas persisten y el fuego cruzado de las injurias sigue siendo el deporte favorito.

Percibo positivamente que cuando menos hay una variante en la postura de López Obrador. Si nos ha llamado como ciudadanos a opinar al respecto, pues es la hora de hacerlo con libertad y no por eso ser sujetos de escarnio. Rectificar o cambiar de opinión no debe ser visto como una señal de debilidad sino de sentido común. Como decía Campoamor “nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira” por supuesto que hay pros y contras en un proyecto de esta magnitud en nuestro país como en cualquier parte del mundo. Son muchísimas las variantes y en todo caso habrá que poner sobre la mesa los puntos más elementales y de simple racionamiento.

Por lo pronto la cancelación del nuevo aeropuerto significaría tirar a la basura 100 mil millones pesos que ya fueron invertidos, pero no sólo eso. El gobierno federal enfrentaría una serie de demandas multimillonarias de antemano perdidas que afectarían de manera crítica las finanzas públicas. He conversado con abogados especialistas que conocen el tema y créame que los contratos suscritos tiene garantizadas las indemnizaciones que retendrían con las reservas del Banco de México, sin juicio previo, ahora sí con el dinero de todos los mexicanos.

El impacto ecológico ya está hecho, pero fue sujeto a las medidas que establecen las normas oficiales mexicanas y las leyes ambientales. La idea de que el aeropuerto se inundaría, ya está resuelta porque los ingenieros están utilizando material pétreo-poroso de origen volcánico (tezontle) para estos casos. Los holandeses construyeron parte de la ciudad Amsterdam ganándole terrenos al mar. Los grandes desarrollos inmobiliarios en Dubái también se hicieron ganándole terrenos al mar. El Eurotúnel cruza el canal de la Mancha, uniendo Francia con el Reino Unido, uniendo Coquelles (ciudad de Calais) en Francia y Folkestone en el Reino Unido.

Otro factor a considerar es que la capacidad del actual aeropuerto se encuentra rebasada e incluso pone en riesgo las operaciones aéreas debido a su saturación. En una nota de El País, Ángel Iturbide, secretario del sindicato mexicano de controladores, describe como “terrible” la saturación del aeropuerto Benito Juárez de la capital del país y del espacio aéreo en el Valle de México. Se está operando “al límite de la seguridad” señala, e insiste en el riesgo de un accidente aéreo.

Es un tema que no se puede seguir aplazando si consideramos que va para 20 años que se pretende construir. Pero no sólo eso, su puesta en operación incrementaría el movimiento de pasajeros de 46 a 60 millones de pasajeros, así como las importaciones y exportaciones que se realizan por vía aérea. Se tiene como referencia el hecho de que en los últimos 10 años el número de turistas se incrementó de unos 23 a casi 40 millones. Además existe el interés de muchas aerolíneas internacionales por participar en el mercado mexicano.

La propuesta de construir el aeropuerto en la base militar en Santa Lucía, sería en apariencia más barata, unos 70 mil millones de pesos, que tendría que invertir sólo el gobierno porque después de una eventual cancelación del NAIM difícilmente se convencería a nuevos inversionistas. No se ha considerado que la fuerza aérea tiene su principal base de operaciones desde las que se atiende por ejemplo, la operación del plan DN3 que atiende las emergencias y auxilio a la población en caso de desastres. ¿a dónde se irían?

Estos y muchos otros argumentos me llevan a concluir que aunque la consulta atrasará las obras y la puesta en marcha del nuevo aeropuerto, es necesaria su conclusión. Ojalá así lo entienda la mayoría de los mexicanos.

La cuestión es que ya se sentó un precedente en este tema y puede poner en riesgos otros propuestas como el mismo Tren Maya. Si en ese proyecto se piensan invertir entre 120 y 150 mil millones ¿No habría que ponerlo a consulta y aplicar el mismo rasero? Uno de sus trazos pasaría por el sitio arqueológico de Calakmul. La reserva de la biósfera de Calakmul es un área natural protegida. Fue declarada como reserva de la biósfera de la UNESCO en 1989. ¿Cómo sortear estos nuevos y posibles cuestionamientos e impedimentos que pretenden detonar el desarrollo en el sureste mexicano?

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