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Negociar el T-Mec / A Estribor

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Juan Carlos Cal y Mayor

Independientemente de las “letras chiquitas” que provocaron enorme polémica en torno a los suscrito por parte de México en el T-Mec y que ratificaron casi sin leer en el Senado, la negociación significó una derrota para México. Un retroceso que le resta ventajas competitivas a nuestro país. Lo que nos quieren vender ahora es que se logró renovar un acuerdo comercial que beneficia sin duda a los tres países y no solo a México. Por más alardes que hiciera Trump amenazando con cancelar el tratado, simple y sencillamente, no les convenía tampoco a ellos. El intercambio comercial es tan grande que no puede disolverse sin afectar a las dos economías.

No olvidemos que Trump es un negociador nato. Basta con conocer un poco acerca de su biografía misma que lo convirtió en un poderoso magnate y hasta lo llevó a ser presidente de los Estados Unidos. El Bluff es su herramienta favorita. Muy útil para someter a sus adversarios. Lo lleva hasta el límite. Apenas hace dos años amenazaba a Corea del Norte con una guerra nuclear. Al final domesticó al líder norcoreano para que dejara de ensayar con sus misiles a cambio de perpetuarse sin estorbos en el poder. Se tomó hasta foto con él.

Con México fue más fácil. Se aprovecho de nuestra impericia política. Nos deja coquetear con la izquierda latinoamericana siempre y cuando no nos pasemos de la raya. Por eso se fue Evo Morales. Le aplicaron la del “comes y te vas”. Antes bastó con un tuitazo amenazando con imponernos aranceles. México cedió en su pretensión de dar cobijo a los migrantes. Tuvimos que poner un cerco militar para frenar el éxodo tolerado por nuestras propias autoridades. Terminamos repartiendo cheques millonarios a El Salvador y Honduras.

Si lo traducimos en términos futbolísticos, el marcador es Estados Unidos 3 – México 0. No les hemos ganado ni una sola. La última amenaza intervencionista fue declarar a los narcos como terroristas. Por eso cedimos de nueva cuenta dando sin recibir ningún beneficio más que mantener la relación comercial que de todos modos convenía a ambos países. Insisto: Nos tiene bien tomada la medida. Sabe como doblegar al presidente mexicano. Lo llena de elogios y a cambio este obedece a sus dictados.

En enero de 2017, Felipe Calderón comentó en un panel televisado como lidió con los Estados Unidos. Esto porque, a pesar del tratado, mantuvieron el boicot a productos como el atún mexicano con el pretexto de que en sus redes atrapaban delfines. Lo mismo sucede con los tractocamiones a los que no dejan pasar a la Unión Americana.  Los amagos seguirán. Pasa con la política de inocuidad. Basta con un brote de salmonela atribuible a un embarque de frutas para que cancelen unilateralmente sus compras y nos provoquen perdidas millonarias.

Lo que Calderón propuso fue una política de retaliatoria. En su tiempo, diseño una estrategia para imponer unilateralmente aranceles a más de 120 productos en diferentes estados de la Unión Americana. Particularmente en aquellos cuyos representantes eran los más reacios con México. La reacción no se hizo esperar. Los productores norteamericanos se quejaron con sus congresistas. Renegociaron. México importa productos lácteos, agrícolas (maíz, sorgo, soya, frijol) farmacéuticos y de todo tipo de los Estados Unidos. Tiene tratados de libre comercio con otros países del mundo. ¿Y si les dejáramos de comprar a ellos y empezáramos a encontrar nuevos proveedores?

Por eso es válido señalar que ahora no supimos negociar. Terminaron, aún sin inspectores, obligándonos a ceder verificaciones IN SITU. En cuestión de salarios no podemos competir si se trata equipararlos con los de la industria automovilística. La relación es de 10 a 1. Ganan allá en una hora lo que nosotros en una jornada laboral. Pactaron con los sindicatos para incrementar el número de afiliados. Es probable que las armadoras busquen mejores condiciones en otros países. Las divisas se verán afectadas y habrá ajustes que disminuirán la oferta de trabajo. Y todavía falta ver como afectará a los productores agrícolas. Eso fue lo que perdimos.

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