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La creación de México / A Estribor

La creación de México / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

 

Muchos de los prejuicios, mitos y fobias que tenemos los mexicanos derivan de una mala interpretación y enseñanza de nuestra historia patria. Al menos varias generaciones aprendieron “historia de México” partiendo del supuesto de la fundación de Tenochtitlan lo cual representa el antecedente prehispánico de una pequeña parte  en el centro-sur de país dominada en ese entonces por los mexicas.

 

Tan es así que el escudo nacional se inspira en la leyenda de la cual básicamente se dice que el dios Huitzilopochtli indicó a los mexicas que establecieran su ciudad donde encontraran a un águila posada en un nopal. Es así como se asentaron en el lacustre valle de México en lo que hoy es la capital del país.

 

Las pirámides de Teotihuacán, nombradas así por los Náhuatls, se encontraban en un ruinas como vestigio de una civilización anterior al imperio Mexica habitada desde el año 100 a.C. hasta el 650 d.C. y que ni siquiera conocieron los españoles en 1519 a su arribo a la ciudad de Tenochtitlan. Las enormes pirámides del Sol y de la Luna yacían bajo tierra y vegetación, tras casi ocho siglos, en lo que se observaban como montañas que fueron descubiertas al mundo a iniciativa de Don Porfirio Díaz y su ministro Don Justo Sierra a propósito de los festejos del centenario de nuestra independencia. Don Leopoldo Batres, pionero de la arqueología de México, fue el encargado de los trabajos de exploración, excavación y restauración que se llevaron a cabo de 1905 a 1910. Es en 1366 que inicio el reinado del primer Huey Tlatóani y hasta 1521 la caída de la ciudad en manos de un grupo españoles y miles de indígenas todos ellos tributarios del imperio Azteca.  

 

En más de un sentido Hernán Cortes fue un libertador de pueblos como el Tlaxcalteca y Totonaca a cuyos jóvenes capturaban los mexicas por miles para el sacrificio humano en sus rituales y el canibalismo. A cambio les pidió la adopción del catolicismo y la sujeción a la corona de los recién estrenados Fernando e Isabel, reyes de Castilla y Aragón, regiones ocupadas por el dominio musulmán con ocho siglos de historia en esos antiguos territorios.

Fueron los españoles quienes con sus incursiones hacia lo que hoy es el sur y el norte de México, quienes trazaron el territorio la Nueva España. Ese extenso territorio despoblado al norte del cual hoy decimos nos despojaron los Estados Unidos.

 

Lo que pretendo explicar es que la conquista de Tenochtitlan y la caída del imperio Mexica, no representan lo que hoy llamamos la conquista de México y conservamos como un agravio por el cual nos deben pedir los españoles a los pueblos originarios. Siendo así, entonces Tlaxcala y otros pueblos también originarios deberían agradecer a la Corona Española, el que los hayan liberado del yugo azteca.

 

Podemos afirmar que el actual territorio de México, aún con la merma de lo que hoy son varios estados de la unión americana y casi la mitad de su territorio, se debe al reino de la Corona Española. Lo que hoy son Baja California Norte y Sur, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León podrían corresponder al territorio de otro país y quizás a los Estados Unidos. Tres siglos de presencia y dominio colonial español fueron los que mantuvieron unido a lo que ya en la independencia consumada por Iturbide en 1823 se convirtió en el territorio reconocido en la primera constitución del país en 1824.

 

En esos tres siglos apenas estudiados del virreinato, se forjó el México de hoy en la preservación de las antiguas etnias en coexistencia con los descendientes de españoles mestizos y criollos. No nos “independizamos de España” sino que buscamos que a partir de un autogobierno principalmente criollo en la Nueva España, ya sin peninsulares a la cabeza, siguiéramos siendo fieles al Reino de España. Curiosamente en los momentos en que la propia España y su corona, libraban la guerra de independencia contra los franceses instalados en la figura de José Bonaparte, hermano del emperador Napoleón Bonaparte.

 

Ahí comenzó a forjarse la personalidad de lo que es ahora nuestro país en un proceso  de fusión entre dos culturas. Mezcla de diversas etnias y una migración del territorio de la península ibérica surgida de la dominación romana y musulmana que a la postre sería España.

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