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Los dulces sueños de un alvaradeño

Los dulces sueños de un alvaradeño
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+ El Zócalo 15 de Octubre, ícono de Alvarado…

+ Personajes de antaño que hicieron historia…

+ Don Luis Rodríguez Pretelín, el gran benefactor…

+ El Palacio y sus alrededores del pasado… 

                        Ruperto Portela Alvarado. 

                                Capitulo VII.

         Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- Dicen que soñar no cuesta nada y recordar es una satisfacción de volver al pasado para llenar de felicidad nuestras vidas. Yo lo hago por Alvarado, los alvaradeños, mi familia, amigos y “Mis Personajes Favoritos”. Hoy quiero imaginarme y compartir la postal que me quedó grabada de aquel “Zócalo 15 de Octubre” de los años sesentas que guardo con mucha felicidad.

         Recuerdo la galanura de un lugar de esparcimiento, alegría y reuniones domingueras cuyo piso era de un mosaico color gris,  verdoso y azul, con sus arriates y bancas forrados de azulejos de colores alegres; con sus  palmeras que todavía existen y para darle mayor alegría al lugar, el zócalo está flanqueado por los majestuosos edificios del Palacio Municipal y la Iglesia de Nuestra señora del Rosario; a un lado la Escuela “Carlos A. Ramón” y lo que ahora es el Casino Alvaradeño

         Hay que considerar al “Zócalo 15 de Octubre” como un ícono del paisaje alvaradeño, entre otras cosas que admirar de un pueblo “más que mágico” como Alvarado, donde se yerguen majestuosos para regocijo de nuestros visitantes y nosotros mismos, el monumental Puente de Alvarado que conecta a Paso Nacional, Buena Vista y los municipios de Lerdo, Cabada, Santiago y San Andrés Tuxtla por la Carretera Internacional; Tlacotalpan, El Corte, Amatlán, Cosamaloapan, Carlos A. Carrillo,  Acula,  y todos los pueblos de la Cuenca del Papaloapan que ahora van a dar a la autopista internacional. 

         Qué pudiéramos decir de un Palacio Municipal que es una obra de arte arquitectónico –no sé si clásico y modernista– que junto con la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario son parte de la historia de un pueblo que ha sabido llevar con orgullo los títulos de “Ilustre, Heroica y Generosa Ciudad y Puerto de Alvarado”

         Quiero reconocer que mucho de lo que se ha hecho por el “Zócalo 15 de Octubre” es obra de un hombre humanista, personaje extraordinario y benefactor, si así se le pudiera llamar a don LUIS RODRÍGUEZ PRETELÍN(con letras mayúsculas), el Sacerdote que llegó a Alvarado para quedarse y hacer de este pueblo su tierra querida por casi sesenta años.

         No debemos olvidar que don LUIS RODRÍGUEZ PRETELÍN fue el sacerdote de la “Iglesia de Nuestra Señora del Rosario” por largos años y si no me equivoco, en más de seis décadas. Fue quien se preocupó por el embellecimiento del parque en su obra material pero también de la siembra de plantas de ornato y su remodelación. Todavía recuerdo que fundó un grupo de pastoral social que le ayudaba a la conservación de este hermoso espacio. Algunos llegaron a pensar que tenía tanta fuerza social y política “que era quien ponía a los presidentes municipales”. Desde aquí mi respeto y homenaje a una gran persona, el sacerdote del pueblo y  humanista por excelencia. 

         Pero alrededor del espacio del zócalo, el palacio municipal, la iglesia, tuvimos otros edificios como el billar “El Azulito” con su cantina a lado del mismo nombre, propiedad de don Julio Zamudio y después –digo yo—de su hijo, mi amigo Julito Zamudio quien era maestro de instrucción primaria y los sábados y domingos meseros en los bailes populares. La cantina “El Azulito” que fue refugio de muchos trasnochadores, estaba a la bajada hacia la “fábrica de hielo”  que creo era propiedad de la familia Lara y Leal.   

Al costado del billar “El Azulito” estaba o está la refresquería  con venta de antojitos que supongo era de don Ángel Carbajal y al lado adornado por una hermosa casa del siglo pasado y más adelante lo que fue la escuela primaria “Leona Vicario” que luego convirtieron en “Casino Alvaradeño” cuando se construyó la nueva escuela ya con el nombre de “María Dolores Mojica Portela” en la prolongación de la calle Juárez, a la entrada del malecón y la playa. 

Debió haber sido a finales de la década de los sesentas cuando se hizo la ampliación del zócalo en el lado sur que estuvo mucho tiempo tapizado de conchas de mar. Fue cuando tiraron las casas ya viejas de corredores donde después construyeron lo que hoy son los portales y oficinas del Ayuntamiento, destacando la cafetería de “Los Moninos” que inauguró don Héctor Gil Hernández Palacios “Mono Gil” y ahora lo administra su hija. 

El “Zócalo 15 de Octubre” es de una arquitectura –digo yo—estilo español de tres círculos. En el primero de afuera, el más grande, se sentaban y circulaban las personas adultas; en el de en medio era o es quizá todavía, donde dan vuelta los adolescentes y jóvenes, muchos en pretensiones de enamorados. Los hombres caminan de derecha a izquierda como las manecillas del reloj y las mujeres al contrario y por dentro de la circulación. Por qué esa costumbre, no sé.  En la parte del centro está el kiosco desde donde toca la banda de música y alrededor las personas bailan. No podrían faltar las palmeras, plantas de ornato y muchas flores, que con el Palacio e Iglesia bellamente pintados, luce esplendoroso. 

                    EL ZÓCALO Y SUS PERSONAJES…

Si de algo está construida la historia de Alvarado es de sus personajes populares que a la distancia del tiempo son recordados por algo importante que hicieron y que hoy representan la leyenda mundana. Son el sabor, la picardía, esencia de la plática y de lo que hoy se escribe para hacerlos visible de una época que ha estado en el olvido. 

En primer plano pude conocer a las hermanas conocidas como “Las Cuatitas Severino” que atendieron por muchos años la fuente de sodas conocida como “La Coca-Cola” ubicada en la esquina del zócalo a la entrada del edificio del curato. Ahí se vendían unas sabrosas “gaseosas”que servían directamente de una máquina que producía la gasificación de los ingredientes y sabores; como también dulces y refrescos embotellados. Ellas mismas atendieron la refresquería del Cine Juárez, pues eran muy amables y condescendientes con los compradores de los productos que ahí se vendían. Recuerdo que muchas veces nos colamos para ver las películas burlando su vigilancia. 

A quien si recuerdo bien con su vitrina instalada casi frente a la fuente de sodas “La Coca-Cola”, a la entrada del zócalo, es a don Juan Santiago Molina “Juan Totola”, el único –digo yo—que preparaba unas deliciosas tortas de pavo en mole. Por ahí muy cerca vendía también sabrosas tortas un señor que conocí como Galdino. Hay que reconocer que en Alvarado todo lo que es comida constituye un arte culinario.

Pero en esos menesteres de las tortas que dejaron gratos recuerdos fueron las de don Javier Tejeda, “Don Jávier”, quien todos los domingos se instalaba a un lado de una de las entradas de la iglesia con una tarima de medio metro de alto y dos de largo para exhibirlas. Y claro que lo veo todavía sentado en una sillita, despachando las tortas, esas que solo era el pan con unas delgadas tiritas de pollo, col y una salsa verde, condimento especial que le daba su toque magistral. Cuentan que una vez un cliente le dijo a “Don Jávier”“quiero una torta sin col y sin chile”, a lo que él le respondió: “pues llévate el pan”. Entonces costaban 20 centavos esas tradicionales y deliciosas tortas de “Don Jávier”.

También en el zócalo fueron muy conocidas unas muchachas que con su mamá, a las que les decían “Las Chinches”, de las que no he encontrado el nombre de cada una de ellas, vendían unos juguetes que ellas mismas elaboraban: los rehiletes, los zumbadores (un pequeño cilindro forrado de papel china atado a un palito con cera para que hiciera el sonido); los espantasuegras, confetis, gorritos de papel, antifaces y muchas chucherías que se usaban en las fiestas de septiembre y octubre. 

Los que nunca podían faltar en las reuniones y fiestas  domingueras del zócalo eran Enrique Lara Valerio “El Palomero” con su inseparable canasta y don Rafael Reyes Fernández “El Cacahuatero” quien llevaba el producto en un tenate, de esos que hicieron famosos la familia “Corro”, los que  vendían yuca y los que iban a Veracruz a vender mariscos, por lo que les pusieron el mote de “tenateros”

Enrique se sentaba en la parte de en medio del zócalo, frente al Palacio Municipal y ahí vendía todo lo que llevaba porque ha sido muy bueno para los negocios y además, tiene mucha suerte. Don Fay siempre andaba caminando y ofreciendo las bolsitas de cacahuate. Pero el “Zócalo 15 de Octubre” de Alvarado no sería lo que es sin su kiosco y las famosas bandas de música como “La Espinita” primero y “Los Mamey” después. Dos grupos que hicieron historia; se le recuerda con mucho aprecio y también nostalgia a cada uno de sus integrantes.

Puedo mencionar y recordar de volada a algunos integrantes de estos tradicionales y folclóricos grupos musicales como: Martín Uscanga “Tío Maitin”Mario Uscanga “La Araña” y su hermano “La Arañita” que no recuerdo su nombre; Luis Uscanga “Güicho Quelliyo”Luis “Güicho” Hernández Pérez “El Zapatero”; don Goyo Dimas ZamudioArnulfo Carmona “El Cagao” y Pedrito Gómez “El Chivo” a quien también conocían como “Pedrito el de la Luz” porque trabajaba en CFE. 

No se nos deben olvidar tampoco a personas integrantes de esos folclóricos y recordados grupos musicales como don Toño y don Dimas ZamudioGilberto “Beto” González que fue un entusiasta patrocinador de conjuntos como aquel de la “Sonora Alvarado”; mí tío Aurelio Portela “Lelo Vitorillol”, a veces mi padrino Felipe “Felipete” Zamudio Mora y Emilio “Millo Rojas, conocido, como tradición alvaradeña con el apodo de “El Becerro Patuleco”.

Las tradicionales serenatas con la “Sonora Espinita” y luego con “Los Mamey”, se hicieron costumbre desde el kiosco del “Zócalo 15 de Octubre”, pero no hay que olvidar los grandes bailes que se celebraban en la “Perrera Municipal”, detrás del Palacio donde tocaron “Los Tigres del Jazz”“La Sonora Alvarado” y “La Sonora Puerto Rico”, cada uno en su tiempo, cuyos integrantes fueron antecesores de los conjuntos musicales mencionados, “La Espinita” y “Los Mamey”, que eran puros de la vieja guardia.

Me hubiese gustado ilustrar este artículo con algunas fotografías antiguas y actuales del “Zócalo 15 de Octubre”, pero me declaro un analfabeto tecnológico, pues no se buscar, bajar e insertar las fotos necesarias y adecuadas; pero les dejo la invitación para que vean todas las  magníficas y bien tomadas de este espacio recreativo ícono de Alvarado, por el gran amigo y compañero de la generación de la ESBA, JULIÁN RAFAEL CONTRERAS TIBURCIO, mejor conocido como “Piteco”. Es esta parte mi reconocimiento a su excelente trabajo fotográfico.

Dejo estos recuerdos para su nostalgia o solo ser parte de aquellos tiempos ya idos que nos despiertan el pensamiento de lo que fuimos y ya no somos; pero somos lo que somos y, entre la  remembranza y la evocación vivimos lo vivido…RP@

         Con un saludo desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, tierra del nucú, el pozol, la papausa y la chincuya…

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