Luis Alberto Vázquez
El Gobierno de la República, a través de la Secretaría de Salud, emitió un Decreto por el que declara en Estado de Emergencia Sanitaria por Causa Mayor el territorio nacional.
Dicho decreto, que comprende sólo dos resolutivos, siendo el primero la declaratoria y el segundo se refiere a que dicha Secretaria de Salud dictará las medidas de salud que considere necesarias para atender la emergencia; no dice mayor razonamiento.
En el decreto, no se señala cuáles son las actividades esenciales y cuáles no.
No se especifica del por qué la emergencia sanitaria y no una contingencia como lo prevé la Ley Federal del Trabajo.
En síntesis, crea un gran vacío legal e incertidumbre en el sector productivo y laboral, dejando a los patrones y trabajadores, a que resuelvan las cosas como mejor les convenga.
Hasta hoy día han circulado en las redes diversos documentos de la Secretaría de Salud, en los que se señalan cuáles son actividades esenciales, pero no están en ningún decreto administrativo debidamente publicado para ser obligatorio.
¿A quién benéfica el vacío legal? A nadie. Sólo exhibe la falta de liderazgo y la ausencia de políticas públicas ante la emergencia.
¿A quién perjudica? A todos los mexicanos. A los patrones a quienes se les relega a la única opción que les queda, cerrar sus negocios y despedir a los empleados.
A los trabajadores, porque el gobierno no hace lo necesario por mantener vivas la fuentes de trabajo.
El Gobierno les exige casi lo imposible a las empresas, termino que incluye a la señora del mercado que tiene dos empleados, al taller mecánico, a la joyería, a los pequeños y medianos comercios que generan los 7 de cada 10 empleos en el país. No sólo a las grandes empresas.
¿La emergencia puede esperar?
¿Si es una emergencia, no debería de emitirse el marco legal de forma inmediata?
El discurso de Marcelo Ebrard carece de valor legal, hasta en tanto se materialice en un decreto publicado en el Diario Oficial.
Hasta hoy, el Gobierno Federal ha sido omiso y creado un vacío legal igual de dañino que el virus que nos azota.
