Sr. López
Sostiene López que en toda familia hay algo inolvidable por penoso, pero que al paso del tiempo acaba en recuerdo cómico. En la familia de su texto servidor, nadie duda que la boda de Alicia es el evento campeón, medalla de oro y diploma, con el agravante de que esa boda fue del lado materno, los de Toluca, esos, los muy católicos, fidelísimos siervos del Manual de Carreño, esclavos del ‘qué dirán’.
La boda en sí se celebró como corresponde: templo, flores, órgano y coro; cura serio, novia vestida de blanco, novio de capitán de meseros y foto frente a la iglesia con todos disfrazados para la ocasión. Hasta ahí, bien.
¡Ah! pero la fiesta… la fiesta dio para semanas de escándalo, murmuraciones y carcajadas ‘sotto voce’. El asunto es que Alicia iba pasadita de cinco meses de embarazo, aunque no se le notara (el bebé nació chatito, decían que de la fajada que le pusieron); el novio era un mequetrefe y se le notaba (y hubiera usted visto a sus amigos, como para hablarle a la patrulla). La familia del novio disfrutó mucho la fiesta y montó una infame borrachera colectiva, felices en su primera fiesta con orquesta, más allá del Oso Negro y las “teporochas” con Jarritos de grosella. Luego, no se supo por qué ni cómo pero tía Susanita -dama finísima-, y su ya consuegra sostuvieron un duelo verbal como de Wagner pero con puras majaderías, que remataron desgreñándose en la pista de baile. El papá de Alicia, tío Daniel, sentado mirando a la nada, con ánimo como de sietemesino esperando incubadora y su consuegro en la mesa de junto, ya sin saco ni corbata, arremangada la camisa, gozando de lo lindo su primera (y última) borrachera con champán, jugando cubilete de apuesta con sus compadres y los meseros. Inolvidable.
Durante décadas el Partido Acción Nacional (PAN) tremoló sus pendones de ser el partido político de la gente decente, tomista (afín a la filosofía de Santo Tomás de Aquino, el ‘Doctor Angélico’), que definió su ideología de derechas, primero como ‘Conservadurismo social’; luego, ‘Conservadurismo liberal’; después, ‘Demócrata cristiano’; y hoy, de ‘Humanismo cristiano’. Y sí, la verdad sí había menos impresentables entre sus filas, y no pocos intelectuales muy respetados… pero es que no habían tenido poder, poder en serio: eran el “partido opositor”, el que pierde elecciones y defiende sus ideales con garbo. Pero, decía la abuela Virgen (la de los siete embarazos), “Dios castiga sin palo y sin cuarta”: ganaron el poder y prontito se enteraron que sin poder y sin dinero, es más fácil ser decente, que el chiste es serlo desde el poder y el erario.
Enrique Krauze escribió allá por 1997, un artículo (“Manuel Gómez Morín, una Religiosidad Práctica”),en el que cuenta que el fundador del PAN, ante la dificultad para acceder al poder, por los modos del entonces invencible PRI, decía que “Era preferible postergar el momento, hasta que la ciudadanía estuviese madura. Mientras tanto la misión se cumplía con sólo ‘señalar errores, indicar nuevos caminos, limpiar la administración, mejorar las instituciones, formar ciudadanos capaces de ocupar con rectitud y eficacia los puestos públicos”; dice Krauze que dijo Gómez.
“Formar ciudadanos capaces de ocupar con rectitud y eficacia los puestos públicos”… en su tumba Gómez Morín ha de parecer trompo de tacos al pastor.
El PAN, su PAN, llegó al poder en 2000 y en estos escasos 17 años, ha coleccionado escándalos de toda laya, desde los protagonizados -sin confirmar- por la familia de Martita Sahagún, hasta la diputada local de Sinaloa, Lucero Guadalupe Sánchez, la que visitaba al Chapo Guzmán en la cárcel.
De gobernadores como el de Morelos, Sergio Estrada Cajigal, y su helicóptero del amor, al de Sonora, Guillermo Padrés, y su presa privada, construida sin permiso de nadie y quitando agua a los pobladores.
Del César Nava, presidente nacional del PAN que pudo adquirir un departamento de esos muy caros en Polanco, para establecerse con su flamante esposa, Patylú, la inolvidable intérprete de ‘La vaca Tomasa’; al Amado Yáñez, dueño de Oceanografía, indiscutida beneficiaria de los gobiernos panistas.
Sí, no están a la altura intelectual de Gómez Morín, nomás recuerde los dislates de Fox o al titular de Desarrollo Social de la ciudad de Querétaro, Carlos Treviño Núñez, el que en Facebook llamó “simio” a Ronaldinho y agregó: “Brasileño, peor simio aún”. Chulada de humanismo cristiano.
Hicieron bien en formar ciudadanos capaces de ocupar con rectitud y eficacia los puestos públicos, como el secretario general del PAN en Acapulco, Benito Manrique Contreras, que pagó por asesinar al secretario general de ese partido en Guerrero, Braulio Zaragoza; o al extitular de la Delegación Álvaro Obregón, Luis Zuno Chavira enredado con delincuentes y detenido con armas de alto calibre.
Y así, del foxismo que quisiéramos olvidar (nos hiciera Diosito la caridad), con sus toallitas de a cuatro mil pesos, más las extrañas finanzas de la organización de la seño Martita (que merecieron un reportaje del Financial Times el 31 de enero de 2004), y el nada raro desvío de más de 200 millones de pesos de la Lotería Nacional a organizaciones filantrópicas por conducto de “Transforma México”, plataforma proyectada para promover a la Sahagún como candidata a la presidencia de la república en 2006 (no se ría); sin olvidar que el entonces senador panista Diego Fernández de Cevallos cobró honorarios por 600 millones de pesos por un litigio que le ganó (a la buena), a la Secretaría de la Reforma Agraria.
De eso al calderonismo que nos metió en una guerra (que ya va en 170 mil muertos), a los “moches” institucionalizados, hasta esto de ahora: el PAN contra su impresentable presidente nacional, el Anayita, al que antier, cinco senadores de su partido le exigieron la renuncia “antes de que sea demasiado tarde”.
Y así, con el 2018 encima, el país sin derecha, sin izquierda, a lo que decidan los maniobreros representantes del gran empresariado… ¡Jesucristo-aplaca-tu-ira!
