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Hasta aquí he llegado / A Estribor

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Juan Carlos Cal y Mayor Franco

 

El 14 de abril de 2003, el escritor portugués José Saramago, premio Nobel Literatura afín a las causas de la izquierda latinoamericana, publicó un breve texto en el periódico El País. “HASTA AQUÍ HE LLEGADO… Desde ahora en adelante Cuba seguirá su camino, yo me quedo”. Se refería al juicio sumario en contra de tres cubanos acusados de secuestrar una lancha. Se les impuso el fusilamiento acusados de traición a la patria. “Cuba no ha ganado ninguna heroica batalla fusilando a esos tres hombres, pero sí ha perdido mi confianza, ha dañado mis esperanzas, ha defraudado mis ilusiones. Hasta aquí he llegado.” Dijo Saramago, aunque en 2005 regreso a la isla a presentar la edición cubana de “El Evangelio según Jesucristo.”

Además de los fusilamientos, el régimen cubano desató una detención masiva de opositores al régimen.  Durante su conferencia en La Habana, Saramago reiteró: “Soy amigo de Cuba en cualquier circunstancia y lo he sido siempre… Pero, como a los amigos, siempre le diré lo que pienso… Los fusilamientos han sido un error y algunos de los disidentes encarcelados lo están por un delito de opinión y la opinión no puede ser nunca un delito”.

 

INTOLERANCIA A LA CRITICA

 

Observamos ahora el continuo debate con sesgos de intolerancia que persiste contra quienes critican al futuro gobierno. Las redes sociales están plagadas de insultos de uno y otro bando, pero fundamentalmente de críticas contra analistas políticos por el sólo hecho ejercer el periodismo. La elección ya pasó. López Obrador será Presidente de todos los mexicanos y no sólo de los 32 millones que le confiaron su voto. Creo que como nuestro Presidente merece todo el respeto. Al igual los que lo han sido. Eso no los exime de la critica. Toda sociedad que se precie de ser democrática debe mantener el derecho fundamental, universal y constitucional de expresarse. No es una concesión del gobierno en turno sino un mandato inalienable e imprescriptible.

 

LA MARCHA FIFÍ

 

Muchos mexicanos coincidimos y simpatizamos con algunas de las propuestas políticas de López Obrador, pero no con todas. En la convocatoria a debatir sobre el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, se supone que se respetarían las opiniones y se expresarían libremente. Así nos convocó el presidente a manifestarnos. Esta claro que el ejercicio no fue una consulta en los términos que marca la ley, sino más bien un sondeo sin mayor rigor metodológico. Ahora que se convoca una marcha para manifestarse en contra de la decisión de cancelar el proyecto de Texcoco se desbordan los ánimos y surgen cualquier cantidad de epítetos. Es la visión de los vencidos.  Se alude al clasismo tan dañino en la conciencia pública, para descalificar el derecho de manifestación.  Con la diatriba se violenta un derecho que es el de manifestarse. La violencia verbal puede derivar en violencia física. La pregunta es ¿a dónde vamos?

 

DISENTIR

 

Es nuestro el derecho a disentir. Contrario a lo que se piensa muchos de los “comentócratas” (adjetivo acuñado para criticar a la apodada prensa Fifí) no son “chayoteros” ni viven de las dádivas gubernamentales. Se han empoderado ciertamente generando opinión y evidentemente sus lectores o seguidores comparten la necesidad de la crítica incluso como contrapeso a los excesos del poder. Abusos vengan de donde vengan, del color que sean, pues no se debe olvidar que persiste la pluralidad y no es sano el monopolio de la verdad o el pensamiento único. Hay maneras de decir las cosas y criticar no es sinónimo de defenestrar.

 

PERIODISMO CRITICO

 

Punto y a parte lo es el periodismo aunque bajo las mismas premisas. La revista Proceso sorprendió esta semana a propios y extraños con una portada que fustiga al futuro presidente. Extraña saber que Julio Scherer Jr. sea el futuro consejero jurídico de la presidencia (¿o ya no?) y a la vez miembro del consejo editorial de la revista. Sin su filtro no pasa nada. Por eso los consorcios del periodismo navegan con imprecisiones entre la diatriba, el elogio o la lambisconería. Lo mismo agradan que desagradan al poder y ahora se cierne sobre ellos la amenaza de una reducción drástica de la publicidad gubernamental.  ¿Sobrevivirán a ella?

 

JUÁREZ Y LA LEY DE IMPRENTA

 

Durante el régimen juarista la discusión entre conservadores y liberales llegó a la prensa escrita. Las acres y severas críticas llevaron a la muchedumbre a actos de violencia contra la libertad de expresión. Fue entonces el benemérito quien crea la ley de imprenta en 1861 salvaguardando los derechos consagrados en la constitución del 57. Para Juárez “La emisión de las ideas por la prensa debe ser tan libre, como es libre en el hombre la facultad de pensar”.

 

ACTO DE CONCIENCIA    

 

Recordando al ya citado premio nobel de literatura reafirmamos con él que: “Disentir es un derecho que se encuentra y se encontrará inscrito con tinta invisible en todas las declaraciones de derechos humanos pasadas, presentes y futuras. Disentir es un acto irrenunciable de conciencia.”  

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