Home Columnas Distopía y realidad / Código Nucú

Distopía y realidad / Código Nucú

Distopía y realidad / Código Nucú
0
0

César Trujillo

El sistema político en sí es una maquinaria con una función precisa: ejercer el poder sin compartirlo. Sus engranes se mueven de forma coordinada, abrupta en ocasiones, pienso, pero coordinada al fin. Tan es así que, pese a los partidos políticos que atraviesan una crisis de descrédito terrible y las instituciones se han visto rebasadas por la inoperancia de algunos funcionarios, éste sigue firme e incólume.
Es como si en pleno siglo XXI se evocara la fábula del totalitarismo que escribió George Orwell y a la que tituló1984. Es como dar vuelta a sus hojas y ver a los muchos “Winston Smith” que, con pluma en mano o teléfono entre los dedos, reescriben la historia a su modo, tuercen las líneas y trabajan adecuándola a lo que el sistema necesita en ese momento: mostrando múltiples rostros y los movimientos que se requieren para mantener todo bajo control o, al menos, para aparentar que esto es así.
La novela de Orwell comienza en abril, el mismo mes que T. S. Eliot acusa de cruel en su bellísimo poema The Waste Land (La tierra baldía), un abril como éste que muestra la caída de algunas piezas sacrificables en Chiapas para que uno piense que todo se acomoda, cuando la realidad es que todo confabula para lo que viene: los comicios 2021, por ejemplo, y el resurgimiento de los mismos rostros que lastimaron a la entidad pero que tienen los cotos de poder necesarios para continuar inmersos en este sistema donde las cúpulas son el dedo deicida. Pero ya hablaremos de ello más adelante.
Es bajo este mismo sistema, pues, que la teoría de que un mundo nos vigila las 24 horas brota, aunque no ha sido nueva, y en ella esos Smith son ejes cruciales, son el susurro del miedo y la misma ira desbordada. Orwell mismo muestra dicha teoría y se la atribuye a la pantalla de la televisión (recuerdo que a este aparato se le asignan características terroríficas de formación como en la novela Desde el jardín del escritor judío Jerzy Kosinski o de deformación como lo reflejan los papás de Matilda, en la novela de Roald Dahl).
Hoy, las redes sociales serían como ese ojo de Sauron que lo ve y controla todo, con la diferencia de que su función social es la de una válvula de escape, la de muro de contención de una rabia desbordada que no se canaliza y que, como Uberto Eco dijera, da paso a una legión de idiotas que opinan sin conocimiento de causa o que difunden lo que ven sin analizar e investigar.
Y es aquí donde el sistema se enriquece. En ese consumo indiscriminado de información que nos golpea y que termina azuzando emociones, confrontando a ciudadanos, raspándolos adrede bajo la trillada frase del “divide y vencerás”: sentencia efectiva aún. Orwell muestra esto en sus “dos minutos de odio”, una grabación cuya finalidad era ser un eslabón donde uno se termina enganchando y emite sentimientos encontrados que son la forma precisa de torcer todo a modo.
Hoy, la distopía creada por Orwell está frente a nosotros mostrándonos los diferentes tipos de tiranos que gobiernan el mundo, que despojan la identidad y transgreden las formas, exhibiendo la deconstrucción del lenguaje, la deformación del pensamiento y la ingente carencia de conocimientos que lo permea todo. Si en 1984 se altera la historia, porque así le conviene al partido en el poder, ¿dónde de tuercen los hilos de la nuestra?, ¿hasta dónde el yo nos ha sido arrebatado? Tener claro nuestro pasado, conocer nuestra historia, será siempre la tarea necesaria para poder leer lo que viene.

Manjar.- Me preguntaron sobre qué pienso que le falta a Carlos Morales, alcalde de Tuxtla. Mi respuesta fue simple: salir a las calles, recorrer la ciudad, escuchar a la gente y salir de su burbuja de soberbia en la que se encuentra. Digo, si ya está ahí gracias al efecto AMLO, porque ni campaña hizo, lo lógico es que asuma su rol como tal. Carlos no es un político improvisado. Conoce bastante de política, pero debe bajarle dos rayas a su ego y entender que no es ya él, sino la investidura que tiene. Ya es alcalde y se debe a la gente. Trabajar por Tuxtla debe ser su objetivo. Voluntad política es lo que requiere nomás. #ADarleQueEsMoleDeOlla // “El mago hizo un gesto y desapareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro gesto y se acabó la guerra. El político hizo un gesto y despareció el mago”. Woody Allen. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro El estallido del populismo, de Álvaro Vargas Llosa y el disco Animals de Pink Floyd // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

Contacto directo al 961-167-8136

Twitter: @C_T1

Mail: palabrasdeotro@gmail.com

LEAVE YOUR COMMENT

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *