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Rescatar al Cobach, la urgencia / Código Nucú

Rescatar al Cobach, la urgencia / Código Nucú
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César Trujillo

 

Para rescatar al Colegio de Bachilleres de Chiapas (Cobach), de la enorme ola de corrupción que ha sido evidenciada en los diferentes medios de comunicación desde hace ya bastante rato, es urgente que se deje de ver a ese espacio como un botín político o un pago de favores a quienes no tienen ni la menor idea de lo que es la educación y el rumbo que ésta debe tomar. Los resultados de estas rancias prácticas son los que hoy vemos: un latrocinio ingente y comprobado, y el estancamiento de una institución que es formadora de los jóvenes.

Lo hemos dicho con las diferentes universidades que son patio de uso de los políticos y que las tienen sumidas en una crisis terrible. Hoy, el Cobach parece estar inmerso en un impasse que no muestra un halo de esperanza. Ahí está, por ejemplo, el escándalo del megafruade a la clase trabajadora de la institución del nivel medio superior suena fuerte y empieza a destapar un sinnúmero de ilícitos que se han ido cometiendo desde el sexenio de Juan José Sabines Guerrero: años más, años menos.

Es inadmisible que a las instituciones formadoras de jóvenes (que son el mañana para Chiapas) se les mire con tanto desdén y se les trate como simples cajas chicas a las que llegan personajes sin experiencia en materia educativa y que, por ende, se ocupan del dispendio y del maquillaje de cifras, se ocupan del despilfarro y de desviar cuanto recurso llega: dándose la gran vida sin preocuparse por nada que sea benéfico para la comunidad estudiantil.

Grande será el reto que tiene el gobierno electo que entrará en funciones en unos días más y al que le corresponde empezar a corregir los errores que se han venido cometiendo desde hace ya 12 años, y que empiezan a salir a la luz. Aunque es innegable que las problemáticas son muchas, el primer paso para devolver la vida que requiere recuperar el Colegio de Bachilleres de Chiapas es la de colocar en ese espacio a quien sepa de educación, a quien tenga experiencia y que use su capacidad administrativa para llevar a buen puerto a los planteles con que cuenta la entidad.

El Cobach puede retomar su ruta pero le urge que quien tome la batuta sepa implantar y aplicar los proyectos educativos, que conozca qué es la organización y la gestión de todos los recursos implicados para su correcto desarrollo. Esa es la vía, ese es el camino a seguir. Se deben sacudir esos estigmas de que lleguen políticos refugiados que tras no tener cabida son arrojados a espacios estratégicos que desconocen y a los que sólo llegan a hacerles daño.

Hoy por hoy, bajo los lineamientos que ha pedido se ponderen el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, al Colegio de Bachilleres le urge un líder con probidad moral, con una conducta intachable, que no esté envuelto en escándalos, que no tenga una larga lista de señalamientos en el sector público, que sea coherente y honesto, y que tenga la capacidad de poder atender de forma personal las necesidades de cada plantel.

Chiapas cuenta con personas muy preparadas en materia educativa, con hombres y mujeres sensibles que tienen esa particularidad de saber entender el rumbo que deben tomar los colegios, con la capacidad intelectiva y con recursos que los hace buenos estrategas. Si bien en este sexenio de Manuel Velasco Coello se dio un duro golpe a las instituciones (todas, en general), a las que han rebasado y a las que no les funcionan ni los organigramas, con voluntad política las cosas pueden (y deben) cambiar.

Rescatar al Cobach debe ser una tarea urgente. La apuesta por el salvamento de los espacios es una de las consignas que trae ya trabajando el gobernador electo, Rutilio Escandón Cadenas, y su equipo, quienes seguramente harán un mapeo para poder elegir a quien ayude a sacar al colegio de esa crisis en la que la han sumido los políticos, esos que llegaron a servirse con la cuchara grande porque es lo único que saben hacer. Ojalá la justicia los alcance, y los llamen a cuentas. Por lo pronto, veremos qué pasa.

 

Manjar

En repetidas ocasiones he señalado el desdén y la animadversión que el gobernador Manuel Velasco Coello tiene a los chiapanecos (él tan fifí y nosotros tan prole). Su frivolidad y apatía para con los problemas (que vio desde la burbuja en que estuvo inmerso estos seis años) fueron el sello de su “gobierno”. La represión a los desplazados y a los trabajadores de Salud en su “informe” es la muestra de lo que ha sido este sexenio en sus manos: un muro de odio hacia el pueblo que le confío a su estado y al que hizo pedazos en un dos por tres. Nunca la historia de Chiapas olvidará el ataque de este fin de semana a quienes (no obstante les arrebataron su hogar y les vejan sus derechos laborales) en lugar de respuestas y diálogo recibieron gas, mentadas y golpes. Lo he dicho y lo repito: Manuel Velasco es lo peor que le pudo haber pasado a la entidad. #ExigimosJuicioPolítico // “Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… del miedo al cambio”, Octavio Paz. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro 1984 de George Orwell y el disco Left Hand Path de Entombed. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

 

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

 

Contacto directo al 961-167-8136

 

Twitter: @C_T1

 

Mail: palabrasdeotro@gmail.com

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