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Crudo invierno / A Estribor

Crudo invierno / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

Derivado de los efectos del cambio climático se espera un crudo invierno en los países más al norte del planeta que son también los más desarrollados. El descenso de las temperaturas aumentará aún más la demanda de gas lo cual está provocando que sus precios del se disparen incontrolablemente. Ya lo vivimos con los apagones de luz en el norte del país derivados del aumento del consumo de gas por una helada en Texas. En España el precio de la energía eléctrica se ha disparado hasta en un 600% dado que las empresas generadoras utilizan el gas para producirla.

México registró un incremento en la importación de gas natural del 10.6% durante el primer semestre de 2021. La cifra equivale al 73% de la demanda nacional. Nuestra dependencia energética se debe al atraso tecnológico de nuestras muy soberanas industrias en contraste con el aumento sin precedentes de la producción en los Estados Unidos. Europa depende igualmente del gas soviético porque no posee suficiente gas y se ve precisado a importarlo.

A MALA HORA
Justo cuando los precios del gas doméstico comenzaron a incrementarse en nuestro país, al gobierno se le ocurrió la idea de crear el gas del bienestar para evitar, según ellos, la especulación de las empresas privadas que compiten en el mercado mexicano. El experimento ha fracasado por que no se tiene la capacidad de distribución y abasto que tienen las empresas gaseras privadas y sobre todo porque la variación de los precios depende de la oferta y la demanda del mercado a nivel internacional que no depende de ellos.

Los controles de precios nunca han funcionado. El emperador romano Diocleciano promulgó en el año 301 una norma que fijaba los precios máximos para más de 1300 productos, además de establecer un salario fijo para producirlos. Con ello pretendió frenar la inflación producto del excesivo acuñamiento de monedas y el resulta fue mucho peor. El control de precios alteró el intercambio de bienes y el comercio. Algunos historiadores sugieren que el Edicto fue una de las causas económicas de la caída del Imperio Romano de Occidente. Para no ir tan lejos, basta con remitirnos a los gobiernos de Echeverría y López Portillo que sumieron a México en una profunda crisis de la que tardamos años en recuperarnos.

INFLACIÓN DESATADA
Los precios de los bienes de consumo más allá de la canasta básica se han disparado irremediablemente afectando el poder adquisitivo de los mexicanos. El aumento al salario mínimo no es proporcional al aumento inflacionario que estamos padeciendo. Todo esto se acumula a la espiral inflacionaria que estamos padeciendo. A todo ello hay que sumar la parálisis de las inversiones en el sector privado ante la falta de certidumbre como sucede ahora con la idea de cancelar los contratos a las empresas que invirtieron en energías renovables. Esto afecta precisamente al sector energético por lo que la reforma eléctrica propuesta no parece ser la mejor idea en este momento. Estas empresas producen la mitad de la energía eléctrica del país que es hasta 5 veces más barata. El rescate de la disque soberanía energética asegurando el monopolio de la CFE que tiene enormes pasivos, lo pagaremos invariablemente todos en el recibo de luz. No habrá manera de controlar los precios.

Se trata de una decisión política con enormes implicaciones económicas. Pareciera que estamos viviendo un Déjà Vu. Una vuelta a los errores económicos de los años 70s. Si no fuera por el intercambio comercial con los Estados Unidos gracias a los acuerdos de libre comercio que hicieron los gobiernos neoliberales y la cada vez mayor dependencia de las remesas que envían nuestros paisanos, el ingreso de divisas a nuestro país estaría por los suelos.

TIEMPOS DIFÍCILES
Para lo que no existe una explicación racional es que a pesar de que la crisis ya la están resintiendo los sectores más desfavorecidos del país, la popularidad o aceptación del actual gobierno se mantiene por arriba del 65%. El problema es que esa popularidad puede ser engañosa. Hay un convencimiento de esa mayoría que cree que todo es culpa del pasado neoliberal o consecuencia de la pandemia, pero que vamos en el camino correcto. Al mismo tiempo estamos enfrascados en una guerra de acusaciones e insultos sin cuartel, entre el gobierno y la oposición, que no parecen conducirnos a buen puerto. Nos vienen tiempos aún más difíciles.

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