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Academia y tradición cerámica unidas por el fuego y el barro

Academia y tradición cerámica unidas por el fuego y el barro
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* Amatenango del Valle se beneficiará con nuevos hornos sin humo.

* Proceso creativo y salud de artesanas, el objetivo.

Oscar León

La civilización temprana descubrió en el barro un gran medio para múltiples usos. Por evolución técnica o por accidente, el hombre antiguo descubrió que el fuego era un catalizador que aumentaba su dureza, resistencia y durabilidad. Literalmente, el hombre unió la tierra y el fuego para generar un medio que acompañaría en adelante a casi todas las sociedades humanas: la cerámica.

Amatenango del Valle, poblado del municipio de Teopisca, ocupa sin duda un lugar de honor en la tradición cerámica utilitaria y de ornato en Chiapas. Es casi imposible resistirse a sus jaguares, palomas y maceteros alineados por miles a la orilla de la carretera entre San Cristóbal y Comitán.

Ceramistas, artistas y académicos de otras latitudes, replicaron las migraciones precolombinas y han llegado desde hace un par de semanas a Amatenango; traen consigo una nueva forma de usar el fuego. Un modo más seguro, eficiente y de mayor respeto por la vida de las familias artesanas y del entorno que habitan.

Desde Tapalpa, Jalisco, la Escuela Nacional de Cerámica (ENC), inició una diáspora que recorrerá ocho municipios de diferentes estados. Un esfuerzo vinculante que hizo salir a maestros y alumnos de la burbuja cómoda de la academia, en busca de comunidades unidas por la tradición alfarera y cerámica. Amatenango es la tercer parada.

Los creadores de los pueblos originarios no necesitan temas, imaginación, ni inspiración; la tienen de sobra. Lo que la academia vino a aportar son nuevos hornos, construidos con el tequio comunitario. La cooperativa Antsetik s’pas platones del Valle, integrada por diez mujeres, madres de familia casi todas, fueron las que conservaron el interés por la innovación técnica que supondrá el uso de los hornos de leña sin humo.

David Aceves, director de la ENC, nos dice “…una constante de las comunidades originarias donde se asientan ceramistas y alfareros, es la alta incidencia de enfermedades respiratorias, desde una bronquitis hasta algunas formas de cáncer provocadas por la inhalación prolongada del humo residual de la quema de las piezas de barro. Modificar la técnica del quemado no sólo se deriva de una preocupación medioambiental, nuestro objetivo es también la salud de estas comunidades…”

La técnica de los hornos sin humo es derivada de décadas de investigación y práctica de dos líderes en la materia: Yusuke Suzuki y Masakazu Kusakabe. Japoneses ambos; el primero conoció al segundo en Tapalpa, cuando el segundo fue invitado a impartir un taller del tema.

Kusakabe es líder mundial en la construcción de hornos cuyo diseño permite una mayor entrada de oxígeno, potenciando la combustión y reduciendo la emisión de bióxido de carbono. Esto se logra por la altura de la bóveda de los hornos y por la altura y forma de la chimenea.

Usar estos hornos permite la reducción de la leña utilizada, pues en la cavidad se optimiza el calor, la pérdida del mismo es casi inexistente; al contrario de lo que ocurre con los hornos utilizados en casi todo México, los cuales son de dos tipos: los hornos celtas, traídos por los españoles, que tienen techo abierto; los otros, los precolombinos, suelen ser a ras de piso e igualmente sin techo y con una gran dispersión de calor.

En Amatenango, la construcción del horno está casi terminada. El lunes se realizará la primer quema. Mujeres, hombres y niños trabajan a un ritmo y con una algarabía que más bien parecen días de fiesta. Ellos ponen la mano de obra. Las diez mujeres y sus familias tienen los ojos de toda la comunidad sobre ellos. Saben que si este horno se consolida en el proceso productivo de la artesanía de Los Altos de Chiapas, se abren nuevas posibilidades de plusvalía, y el riesgo a la salud, podría desaparecer.

El grupo de artesanas de Amatenango ha decidido continuar su proceso de innovación técnica probando nuevos combustibles y esmaltado de las piezas, para lo cual la vinculación permanente con la ENC podría resultar en un relación creativa y productiva de largo plazo; para este efecto de continuidad y vinculación, el trabajo de Brigitte Orodquy como enlace, será definitivo.

La Casa de las Artesanías del gobierno estatal, costeó diecinueve por ciento de los materiales de construcción del horno. La Escuela Nacional de Cerámica, de Tapalpa, Jalisco, hizo posible el viaje y la estancia del equipo de técnicos y ceramistas durante las tres semanas necesarias para la ejecución del proyecto.

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