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Gabinete / A Estribor

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Juan Carlos Cal y Mayor

Falta muchísimo tiempo (seis meses) para el inicio del próximo gobierno en Chiapas, pero desde ya se cuecen habas para la integración del próximo gabinete. Se comienza a especular desde ahora quienes por su cercanía al próximo gobernador ocuparan cargos relevantes acordes a sus perfiles. Al respecto no creo que Eduardo Ramírez tenga mucho que pensar dado que conoce bien a los chiapanecos y ha delineado como sería su gobierno destacando el hecho de que será plural, procurará la unidad e estará integrado por personas -hombres y mujeres- que entiendan el sentido de trascendencia que quiere imprimir a su gobierno. El mensaje es claro y quienes lo conocen bien saben a lo que se refiere.

HACER HISTORIA

Eduardo no quiere ser uno más. Sabe de la responsabilidad que implica el haber obtenido la votación más alta de los últimos sexenios posteriores a la transición y la esperanza que ha despertado en millones de chiapanecos que queremos un Chiapas mejor. Llega al poder para cumplir con un aspirado anhelo por el que luchó denodadamente con el deseo de servir a los chiapanecos, dejar huella y hacer historia.

TALENTO

No es momento para oportunismos ni improvisaciones. Son bien conocidos sus leales amigos con sobrada experiencia en el ejercicio de gobierno. Hay gente con probada honestidad, experiencia y capacidad intelectual que puede dar lustre a su administración, pero la tarea no es sencilla. Chiapas arrastra añejos lastres y rezagos, complejidades sociales difíciles de resolver, al mismo tiempo grandes oportunidades para desarrollarse. Si el presidente y su ahora sucesora Claudia Sheinbaum se han propuesto en serio revertir la desigualdad que ha privado históricamente en el sur del país y en particular en Chiapas, se necesita de gran talento para aprovechar esa buena disposición.

EL DESPERTAR

En 1994 justo a la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, irrumpió en Chiapas el movimiento zapatista. Puso en el foco de la atención pública mundial, no solo nacional, la desigualdad en medio del augurio de la prosperidad que se advertía con esa alianza comercial estratégica. En consecuencia, los llamados gobiernos neoliberales iniciaron la era de los programas sociales. Una forma de compensar a los menos beneficiados con la apertura comercial a falta de infraestructura, capital humano y un rezago histórico que permitiera insertarlos en los beneficios esperados con el TLC.

EL GASTO SOCIAL

El gasto social en Chiapas ha sido enorme, los beneficiarios muchos y la fabricación de clientelas electorales cuantiosas. El presupuesto de egresos, la mayoría integrado con recursos federales pasó de 4 mil millones en 1994 a 16 mil millones en 1998. La población beneficiada con algún tipo de apoyo ha llegado a ser superior al 50%. Tan solo en los últimos seis años, el presupuesto pasó de 98 mil millones de pesos a 123 mil millones.

Los principales rubros a los que se destina el gasto social han sido el educación y salud, los menores turismo y economía. Sin embargo, los indicadores no han correspondido a esa inversión. Chiapas sigue teniendo rezagos en materia educativa. Es el estado con mayor analfabetismo sigue siendo Chiapas (14%). Las principales causas de muerte son las enfermedades gastrointestinales y la diabetes muy propias del subdesarrollo. 76% de la población sigue siendo pobre, la tasa más alta de todo el país.

LOS BENEFICIARIOS

La derrama económica ha sido multimillonaria, los verdaderos beneficiarios son la obra pública y con el profuso circulante unos cuantos, en el sector terciario de la economía, es decir el comercio y los servicios. Sin embargo, los indicadores de la pobreza siguen intactos. Chiapas no ha encontrado la fórmula para detonar su economía con la generación de empleos. Los salarios reales son precarios comparados con el resto de la república. Y eso que poseemos enormes recursos naturales. Mientras en otros estados la falta de agua es un realidad apabullante, aquí poseemos el 35% del agua dulce de todo el país. Solo que por falta de saneamiento en nuestra cuencas casi toda esa agua está contaminada.

ALGO ESTÁ MAL

Para las dependencias gubernamentales no hay dinero que alcance a pesar de que el presupuesto crece año tras año. Las necesidades son infinitas y los recursos finitos porque nuestro crecimiento poblacional es superior por más del doble a la media nacional particularmente en los municipios más pobres. Parece que los programas sociales en vez de palear la pobreza, la multiplicaran. Algo está mal en las políticas públicas que no ha resuelto nuestros rezagos. Y cada seis años volvemos a la carga con la esperanza de Chiapas dejará de ser ese gigante dormido (si es que lo es).

EL RETO

He ahí el gran reto de Eduardo Ramírez independientemente de la inseguridad que ahora se placea por todos lados en territorios dominados por el crimen organizado. Sin seguridad no puede haber prosperidad. Al menos antes éramos pobres, pero vivíamos en relativa paz. Quizás por ello el perfil más adecuado para dirigir los destinos de nuestro estado sea Eduardo. Hay esperanza en la gente y esa es una energía que debe aprovechar. Es tiempo de que los mejores hombres y mujeres de Chiapas participen en ese proceso de transformación.

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