Raúl Vera
El EZLN celebra su trigésimo aniversario de haber declarado la guerra al estado mexicano y lo hace en un momento de crisis. Por un lado, la irrupción violenta de grupos del crimen organizado que desde el 8 julio del 2021 se disputan el territorio chiapaneco, lo que incluye a los territorios que antes controló o donde tenía bases de apoyo el EZLN y por otra parte la falta de proyectos productivos que generen arraigo a los miembros de dicha organización.
Mientras que los carteles mexicanos con la ausencia o la complacencia del estado mexicano, son verdaderas empresas que generan economía con poder de fuego en territorios completos bajo su control (como el fronterizo-sierra). Las otrora fuertes organizaciones sociales han ido desapareciendo paulatinamente, lo que incluye al EZLN, ante la falta de proyectos que generen bienestar económico entre sus militantes.
El EZLN, al igual que todas las organizaciones sociales que dieron la lucha por la tenencia de la tierra en Chiapas, adolece de proyectos productivos. El hecho de que se repartieron 250,000 hectáreas en 1995, que pasaron de propiedad privadas pasaron a ser administradas por las comunidades pertenecientes al EZLN, no necesariamente incluyó la modificación de los viejos métodos de producción: ganadería extensiva, café, maíz, frijol, en Chiapas se siembra mucho maíz, pero el promedio por Has. Es de 1 tonelada, para autoconsumo y se siembra con los mismos métodos de los mayas de hace dos mil años, rosa, tumba, quema y con macana.
Las viejas demandas de techo, tierra, trabajo, pan, salud, educación, libertad, independencia, justicia, democracia y paz parecen lejanas a treinta años de su declaración y es que para alcanzar esta vida hace falta, además de discursos de autonomía y comunicados de caudillos, formación de cuadros de las nuevas generaciones. En estos treinta años no formaron o enviaron a sus jóvenes a formarse en nuevas técnicas de producción que hicieran más rentable la economía campesina, a pesar de haber tenido abiertas las puertas al extranjero, ya que mucho el financiamiento venía de fuera del país. No lo hicieron y hoy ese error se presenta en un fenómeno migratorio que está dejando sin bases de apoyo a esa organización.
En 2021, el EZLN advirtió que “Chiapas está al filo de una guerra civil con la presencia de grupos paramilitares, miembros de diferentes cárteles que se disputan plazas y grupos de autodefensa”.
Hace poco más de un mes, anunció a través de un comunicado, cambios en su estructura; entre los que se destaca la creación de los Gobiernos Autónomos Locales (GAL), considerados el núcleo de la autonomía del movimiento y coordinados por los agentes y comisariados autónomos. Cada GAL, detalla el comunicado, “controla sus recursos autónomos organizativos —tales como escuelas y clínicas— y la relación con pueblos hermanos no zapatistas vecinos.”
En varias entrevistas a habitantes de la selva hay un denominador común: señalan que independientemente de su filiación política, religiosa y organizativa, se están organizando para enfrentar el problema que les aqueja a todos: la presencia del crimen organizado.
El EZLN incurrió en la misma visión de pensar que el “pobrismo” genera revolucionarios y revolución, algo totalmente falso, países como Cuba o Venezuela, que viven bajo gobiernos de izquierda sufren una diáspora nunca antes vista, los jóvenes migran a países que les garantice un trabajo para poder vivir, el “pobrismo” lo único que ha generado son personas vulnerables que son cooptadas por los programas sociales del gobierno en turno, o lo que es peor; por el crimen organizado. Un ex miembro del EZLN platicó que un día le comentó al entonces sub comandante Marcos, hoy Capitán, que se pusieran a elaborar proyectos productivos para generar empleos, la respuesta fue “estamos en guerra”, una guerra que duró solo 11 días.
En este trigésimo aniversario se esperaba que dieran a conocer la estructura y acciones a seguir, sin embargo en el discurso pronunciado por el subcomandante Moisés, no se precisó en que consistían las nuevas maneras de organización de la guerrilla. El mensaje se puede resumir en los siguiente “hoy, como hace 30 años, estamos solos” y es que la membresía del EZLN en lo que fueron sus bastiones como la Garrucha, Guadalupe Tepeyac, La Realidad, Oventic, Santiago el Pinar, San Andrés Larráinzar, se encuentra muy diezmada, las familias que siguen militando en el EZ se pueden contar con las manos en cada uno de esos lugares. Muchos coinciden en señalar que la falta de un proyecto que mejore su ingreso ha hecho que busquen nuevas opciones.
Fuera de las celebraciones y euforia del treinta aniversario el EZLN se encuentra en la encrucijada de su existencia, porque a este paso no creo que resista otra década, su presencia es importante como contrapeso en la vida pública del país, más allá del lamento de la eterna víctima del “salvaje capitalismo” y presentarse como una opción diferente para su base social que mejore su calidad de vida y economía; capaz de enfrentar fenómenos como el crimen que hoy invade a Chiapas y donde Estado, al igual que en 1994 está ausente.
En 1994 abuelos y padres marcharon para ser vistos, denunciaron la pobreza y levantaron la bandera anticapitalista contra la entrada del México al TLC, hoy los hijos y nietos de esos hombres siguen marchando, pero ahora para insertarse en el mercado laboral del corazón de la bestia capitalista, de la hidra, señalada como desde hace 30 años, en el discurso de este 1º de enero, como el monstruo de mil cabezas, el capitalismo de Estados Unidos.