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Abuso de autoridad / Código Nucú

Abuso de autoridad / Código Nucú
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César Trujillo

A diario, las redes sociales son el medio por el que se exhiben un sinnúmero de denuncias y quejas sobre las arbitrariedades cometidas por algunos elementos de las policías municipal, estatal o federal. Elementos que en vez de guardar el orden y brindar seguridad a los ciudadanos, se ensañan con éstos y les violan de forma sistémica sus derechos y hasta los despojan de sus pertenencias.

Hemos sido testigos de la forma abusiva y prepotente en que éstos amenazan de muerte, agreden verbalmente o tunden a golpes a quien ellos quieren sin que nada pase. Porque se debe señalar que los directivos hacen oídos sordos a las quejas y denuncias (vaya usted a saber por qué razón).

Basta, entonces, una placa, una unidad, un uniforme y, en ocasiones, un arma para que algunos se sientan todopoderosos e intocables; para que se olviden de sus funciones y crean que pueden dirigirse al margen de la ley y esto debería terminarse.

El caso más reciente es la agresión al columnista Ángel Mario Ksheratto Flores cuyo único delito fue tratar de indagar y ayudar, como muchos ciudadanos lo hacen, a un indigente alcoholizado que sufría la ira desbordada de los elementos de seguridad estatal.

El periodista contó, en su muro personal de Facebook, que mientras unos elementos le explicaban lo que sucedía, otro agente lo subió a una patrulla bajo el argumento de que estaba obstaculizando el trabajo de la policía y, segundos después, trataron de robarle el celular.

He ahí parte del meollo del asunto. Algunos policías (porque no son todos, esto debe señalarse) parecen adiestrados en el arte de levantar a personas que están bajo el influjo del alcohol, que camina solos rumbo a casa o que simplemente tratan de intervenir en un abuso policial y aprovechan toda oportunidad para hacerse de dinero fácil y delinquen.

Sin embargo, lo más grave del caso con Ksheratto es que tras ser liberado e identificarse como periodista recibió amenazas de muerte, le apuntaron con un arma de grueso calibre buscando intimidarlo y fue acosado por una unidad de la policía estatal que lo siguió hasta su domicilio y que pone en riesgo su integridad, conociendo la forma en que se dirigen algunos elementos se seguridad en Chiapas, y de la que hizo responsable a la titular de la SSyPC.

Y ojo, que quiero aclarar que no por identificarnos como periodistas estamos buscando un trato diferente o mantenernos al margen de la ley. Por el contrario, buscamos ser respetados y nos identificarnos como periodistas para poder tomar nota de los hechos e informar a la ciudadanía de lo que pasa. Quien nada debe nada teme, reza el refrán.

Sin embargo, cuando se evidencian comportamientos bélicos y prácticas que dejan en claro el abuso de autoridad se crea un problema grave, se pisan callos, en donde, incluso, los mismos elementos policiacos han señalado la colusión de sus mismos jefes inmediatos. Grave.

Seguramente la secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Gabriela del Socorro Zepeda Soto, tomará cartas en el asunto. Sobre todo porque las Mesas de Seguridad que día a día se llevan a cabo buscan que este tipo de actos deleznables se vayan terminando y que se reconstruya ese tejido de confianza que años atrás se rompió.

El caso del columnista Ángel Mario Ksheratto no debe pasar desapercibido como tampoco debe serlo la agresión al indigente que merece ser respetado. La SSyPC tiene un compromiso con la sociedad y debe cumplir, o de lo contrario será una pieza que no encaja en esta búsqueda de la Cuarta Transformación.

Imagine, si eso le hacen a alguien que conoce sus derechos, si amedrentan y abusan de quien se ha identificado como un ciudadano y que trabaja como periodista, ¿qué se puede esperar entonces de quien queda indefenso ante este tipo de abusos?

Es inadmisible que algunos agentes de la policía se sigan comportando de este modo. Aún recuerdo el caso de otro periodista, mi amigo Heriberto Ortiz, a quien elementos de la policía levantaron en la noche cuando había salido de trabajar y le robaron sus pertenencias hace algunos meses atrás.

Bajo esa conducta, difícilmente se podrá lograr que los ciudadanos vuelvan a confiar en la policía sea cual sea ésta. Las encuestas han señalado que más del 60 por ciento de los mexicanos no confía en ella y esto es grave, y con este tipo de actitudes es peor.

Ya lo dijo bien Douglas C. North, en su libro Violence and Social Order, “las instituciones, si no cumplen el objetivo para el que fueran creadas, acaban siendo funcionales a lo que debían combatir”. Aguas con esto.

 

#Manjar En el mes de abril de este año, Tapachula se ubicaba dentro del ranking de los tres municipios con mayores casos de VIH/Sida en Chiapas. En esa fecha, Tuxtla Gutiérrez tenía el primer lugar y San Cristóbal de Las Casas se encontraba en tercero. Hoy, los datos revelan que Tapachula nuevamente ha regresado a ocupar el primer lugar. Curiosamente, se debe señalar, este municipio cuenta con un concejo en el Ayuntamiento de respuesta al VIH Sida que es presidido por el presidente municipal, Óscar Gurría Penagos, y que, de acuerdo con los activistas de esa zona, ha sido inoperante en su actuación. La población más vulnerable, hasta ahora, continúan siendo los jóvenes hasta los 29 años de edad y las amas de casa. Terrible situación. #Alerta // “He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro”. José Saramago. #LaFrase // La recomendación de hoy es el libro Trainspotting de Irvine Welsh y el disco de The Idiot de Iggy Pop. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

 

* Miembro de la Asociación de Columnistas Chiapanecos.

 

* Delegado en Chiapas del Sindicato Nacional de Redactores  de la Prensa.

 

Contacto directo al 961-167-8136

 

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