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¿Gobierno de coalición en 2018? / Código Nucú

¿Gobierno de coalición en 2018? / Código Nucú
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César Trujillo
 
Como si se tratara de un mal chiste, Gustavo Madero, coordinador Ejecutivo del gabinete del gobernador de Chihuahua, Javier Corral Jurado; Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México; y el expresidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Manlio Fabio Beltrones, han acordado que lo mejor que le podría pasar a nuestro país es “un gobierno de coalición en 2018”, con el cual se podría dar un cambio de régimen.
Fue bajo el disfraz de una reunión donde se llevaría a cabo un debate en la que discutirían el posicionamiento de cada uno de los partidos políticos en México, acorde a las necesidades más apremiantes, donde tres políticos que tienen incidencia en las decisiones cupulares terminaron coincidiendo en la necesidad de “pactar”, entre ellos, para poder alcanzar las metas que, afirman, son las que el país requiere.
Era de esperarse que tanto Beltrones como Madero se impusieran ante un desesperado Miguel Ángel Mancera que busca, por la línea que sea, ser el abanderado rumbo a la sucesión gubernamental para los comicios del 2018 que se encuentran ya a la vuelta de la esquina, tomando en cuenta que aunque es Jefe de Gobierno por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), ha señalado en múltiples ocasiones que no tiene militancia con ese color.
Así, mientras Mancera se mostraba como carta fuerte (sumiso ante los otros) muy estratégico fue Manlio Fabio Beltrones que, siendo un priista añejo, remarcó el hecho de que el país requiere “gobernabilidad”, en un mensaje (in)directo al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto y en un afán de mostrarse crítico a su partido que, a todas luces, pareciera estar dividido desde los liderazgos ejercidos en el centro del país, en donde han chocado con la forma de manejarse del actual líder nacional, Enrique Ochoa Reza.
De miedo fueron los argumentos de estos tres personajes que, de forma cínica, se atrevieron a señalar que es urgente “poner los intereses de los ciudadanos por encima de los partidos”. ¡Curioso! Se trata de una filosofía, bastante añeja por cierto, que si fuese cierta —y que quisieran tomar como imperiosa necesidad los políticos— hubiese sido aplicada desde el 88 cuando Salinas de Gortari dio el golpe de muerte a México al devaluar la moneda, entregar el país con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y robarle la presidencia a Cárdenas.
No estaba tan equivocado el escritor peruano Mario Vargas Llosa cuando en un foro de análisis, en el siglo pasado, contradecía al prolífico Octavio Paz al señalar que México era la dictadura perfecta: explicado desde la forma en que un partido (hegemónico) ha sabido moldear el camino a través del paternalismo que le han copiado todos los partidos, hasta hoy creados en México, y que le ha permitido mantener el poder sin ningún problema.
Basta ver la forma en que hoy los colores se mezclan sin pudor alguno, el descaro en que sobreprotegen a los desfalcadores de cada estado, los discursos retomados por uno y otro, como Madero que tratando de verse duro les dijo a Beltrones y Mancera: “el reto es unidos, unidos hasta que el candidato nos separe”, cuando más allá de un candidato se encuentran los intereses cupulares y los particulares.
Así, parece que la sentencia está trazada: todos los colores de todo el país van contra Morena y su leal PT. Ya de por sí el Revolucionario Institucional le dio permiso al blanquiazul y al sol azteca para que funden su amasiato y busquen sacar raja en algunos estados donde esos partidos no tiene carta fuerte propia, lo cual es una forma de también dividir votos duros.
Ahora bien, con esta reunión otra moneda está en el aire. El divisionismo se va a dar en todas partes y parece ser que estas elecciones siguen arrojando el desconcierto a través de varios alfiles y caballos negros. El mismo PRI trae su propia revolución interna y eso, guste o no, termina cimbrando a los otros. Al fin y al cabo parece que las decisiones políticas en México son como la “caja negra” que explicaba el científico W. Rush Ashby: sabemos que opera, inferimos sus modos de operar, pero desconocemos su contenido.

Manjar
Un post con la imagen del diputado local del PVEM, Carlos Penagos, en donde señalé que tenía un “léxico atropellado” (es cierto, no se le entiende cuando habla) y que era un político del montón saliendo hacer proselitismo en el Día del Locatario, bastó para que mandara a sus troles a defenderlo: malos todos, muy malos, por cierto. Llamarme “malandrín del periodismo” no me ofende, diputado, por favor, a diferencia suya me da risa y, por el contrario, me muestra sus limitaciones y las de su gente. Repito lo que puse en otro mensaje feisbuquero: si ahora con un post que lo crítica (sin insultarlo) se ofende, no imagino si logra llegar a las campañas. #Lefaltabarrio // La recomendación de hoy es El hombre que fue jueves de Gilbert K. Chesterton y el disco Pulse  de Pink Floyd. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

@C_T1

palabrasdeotro@gmail.com

César Trujillo

9611678707

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