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Urge su ausencia / La Feria

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Sr. López

La suegra de tía Rita era un dolorón de cabeza. Siempre metiéndose en cómo llevaba la casa, cómo educaba a sus hijos y no era raro que le diera órdenes. Y la tía Rita, siempre diciendo “sí, señora”. Era insoportable, tanto, que la muy prudente abuela Virgen (la de los siete embarazos), un día se atrevió a decirle “mándala a tomar viento fresco, ya son muchos años, párale el alto”, y la buena de la tía, le explicó: -No, Virgen, no, ella nos completa el gasto -¡ah, bueno!

Antier, en Washington, el secretario de Estado de los EUA, Anthony Blinken (es su Secretario de Relaciones Exteriores), presentó el informe anual del gobierno de Estados Unidos, correspondiente al año 2023, sobre los derechos humanos en el mundo. Así son.

No lo hacen por gusto, la Casa Blanca tiene que presentarlo a su Congreso por cuestiones del presupuesto de gastos que le aprueban los legisladores (y allá es en serio la cosa, no se crea que no le mueven ni una coma, como dicen que pasa en otros países… dicen).

En el capítulo sobre México, dice lindezas como que el año pasado en México se registraron “casos creíbles de asesinatos arbitrarios, extrajudiciales, desapariciones forzadas, tortura cruel o inhumana, tratamientos degradantes o castigos por parte de las fuerzas de seguridad; detenciones y arrestos arbitrarios”.

Agrega que hay “serios problemas de independencia judicial, serias restricciones sobre la libertad de expresión y libertad de prensa; incluyendo violencia contra periodistas” (¡zaz!); señala a los del crimen organizado como “perpetradores significativos de crímenes violentos como homicidios, torturas, secuestros, extorsiones, tráfico de personas, cohecho, intimidación y otras amenazas que dieron como resultado altos niveles de violencia y explotación”. Se sirvió con la cuchara grande don Blinken.

Sobre las restricciones a la libertad de expresión y la libertad de prensa, dijo más don Toño: “Políticos, incluido el presidente López Obrador que públicamente desacredita y critica a periodistas, presentándolos como tendenciosos, partidistas y corruptos. Su gobierno sigue exponiendo el segmento semanal de ‘Quién es quién en las mentiras’ durante las conferencias presidenciales matinales para exhibir a reporteros que se dice reportan noticias falsas”. No son indirectas, tan no, que sobre este asunto de la prensa, agregó: “El gobierno (el nuestro, no se distraiga), continuó ejerciendo una presión importante sobre la prensa, por ser una fuente de ingresos publicitarios para muchas organizaciones de medios, lo que a veces influyó en la cobertura”.

Por supuesto don Blinken, ya encarrerado, no iba a dejar de mencionar la relación del gobierno mexicano con el Poder Judicial: “El presidente López Obrador y otros actores del gobierno atacaron verbalmente al Poder Judicial, particularmente a la Corte Suprema. Critica a los jueces que fallaron en contra de recursos de la administración en numerosas ocasiones. En marzo, durante una manifestación masiva en la Ciudad de México, partidarios del gobierno quemaron una efigie de la presidenta Norma Piña, acusándola de corrupción”. 

Y por si alguien tiene dudas de que don Blinken no ha caído rendido ante los encantos de nuestro bizarro huésped de Palacio, en las seis o siete visitas que le ha hecho acá, también dijo que hay “corrupción gubernamental seria”. ¡Áchis!, ni eso se aguantó las ganas de decir el Blinken. Pues no.

“Corrupción gubernamental seria”, frase lapidaria, último clavo en el ataúd de la cuarta transformación: “corrupción gubernamental seria”. Y no se conformódon Blinken, no, añadió que hay “numerosos informes de corrupción gubernamental”. No sé usted, este menda se preocuparía, en el lugar del señor de Palacio o en el de su parentela y compañía. Mucho se le ha dicho: ¡cuidado con el tío Sam!, se entera de todo y modosito, no es.

Ningún mexicano post destete se siente sorprendido por el claridoso don Blinken, bien sabemos que todo eso que dijo, es cierto. Mala manera de terminar un sexenio. Tanta bravata, tanta mañanera, tanto desplante, tanto decir que es el segundo Presidente mejor calificado del mundo, para que de repente el matón del barrio le baje los calzones.

Claro que nuestro aguerrido Presidente no se iba a quedar callado, él no es de esos. Ayer mismo, pidió al gobierno de los EUA respeto para México y su soberanía y remarcó que en México no se hacen ese tipo de informes sobre cómo en los EUA se hostiga a candidatos, se reprime a migrantes y se financia la guerra (no va a dormir don Blinken). Y añadió, gallardo: “(…) deberían ser respetuosos con nosotros” (¡seguro!, nomás era cosa de que se los dijera). Y remató de pecho: “(…) están anquilosados en el manejo de política exterior, con todo respeto (…) situándose como los jueces del mundo”… pues sí.

Nada más que para ponerse digno con los EUA, lo primero sería no recibirles las limosnas que les recibimos, como los 100 millones de dólares del año pasado, para fortalecer la lucha contra el crimen organizado y la promoción del Estado de Derecho, conforme al Entendimiento Bicentenario, que el gobierno de López Obrador le firmó al tío Sam en octubre del 2021; o los mugres 50 millones de dólares destinados a actividades de promoción económica y social. Para ponerse dignos lo primero de verdad, es no estirar la mano: “lo que sea su voluntad patroncito”.

México no necesita la caridad de los EUA, no con un presupuesto nacional de casi 530 mil millones de dólares anuales. Si van a vender el palmito de La Patria, la señora de la portada de los libros de texto, deberían haber aprendido siquiera, a vender caro su amor.

Pero la verdad es que si el tío Sam se levanta de malas un día y piensa “ya me harto este mexicano hablantín”, nos deshacen el país en un día, nada más poniendo aranceles a nuestras exportaciones. Ellos iban a sufrir, claro, el T-MEC les conviene y que sigamos conteniendo migrantes, también, sí, pero México revienta.

De verdad, sin mala fe, señor Presidente, urge su ausencia.

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