Por Rodulfo Reyes
Con el 82 % de las preferencias en la entidad natal del presidente Andrés Manuel López Obrador, el partido Morena se encuentra tan confiado de su triunfo en las elecciones del 2 de junio que tiene candidatos que de plano no están haciendo campaña.
El estado mayor vinotinto, incluso, se ha propuesto una meta que se vislumbra complicada de alcanzar: un millón 200 mil votos, 500 mil más que los 730 mil logrados por Adán Augusto López Hernández en 2018, cuando el efecto AMLO estuvo en su pináculo.
De acuerdo a esa proyección, Javier May Rodríguez, el actual abanderado a la Quinta Grijalva, debe agenciarse medio millón más de papeletas que el ex secretario de Gobernación, en un ambiente político que ya no es el mismo.
Hace seis años, los tabasqueños estaban encandilados por la posibilidad de que un paisano llegara a Palacio Nacional a conducir los destinos del país.
Además, en aquel proceso el propio Andrés Manuel estaba encabezando una campaña llamada Seis de seis que les pedía a los electores leales votar por todos las cartas morenistas sin distinguir trayectorias.
En ese escenario se subió Adán López, que se convirtió en el candidato a gobernador más votado de Tabasco de todos los tiempos con el 61 % de los sufragios, en una jornada en la que participó el 70 % de los ciudadanos con credencial de elector.
Nunca antes en el edén se había logrado esa participación en las urnas, alcanzándose una marca nacional.
La explicación de esta afluencia a las casillas fue la participación del de Macuspana como abanderado a la Presidencia.
Incluso, el candidato a gobernador de Morena proporcionalmente sacó más votos que el contendiente por Palacio Nacional, siendo de 61 % contra 53 %.
Hace seis años el padrón tabasqueño en números cerrados era de un millón 600 mil inscritos, y este año ascendió a un millón 800 mil.
Para llegar al millón 200 mil sufragios, tendría que acudir a las urnas el mismo 70 % que concurrió hace seis años y May conquistar 17 puntos más que la abanderada presidencial, Claudia Sheinbaum Pardo.
Esa supremacía ha llevado al vinotinto a confiarse a más no poder. Por eso sus candidatos a senadores, Rosalinda López Hernández y Oscar Cantón Zetina, no hacen campaña. O casi.
Rosalinda, esposa del gobernador chiapaneco Rutilio Escandón Cadenas, solo publica en sus redes sociales actos de proselitismo hechos en espacios cerrados.
Una versión asegura que la ex directora de Auditorías del SAT está evitando que militantes de su partido le encaren ante el desencuentro de su hermano Adán con la corriente lopezobradorista.
También estaría evitando que le revivan las denuncias que involucran al gobierno de su esposo por presuntamente haber desviado por lo menos 500 millones de pesos a empresas fantasmas de colaboradores suyos, según un reportaje dado a conocer por Latinus y el periodista Carlos Loret de Mola.
Por eso, sus actos de campaña están estrictamente regulados y no se invita a la prensa.
El otro aspirante al Senado, Oscar Cantón, de plano no ha empezado a caminar y se encuentra dedicado a su encomienda de representante morenista en Yucatán.
Desde que el PRI era la fuerza dominante en Tabasco, los aspirantes al Senado del partido gobernante no han tenido problemas y siempre han ganado la elección, incluso logrando votos por encima de la baraja presidencial.
La ventaja ostensible del partido del Presidente se refleja en el hecho de que algunos grupos internos están recurriendo al llamado voto cruzado.
De tal manera que, por ejemplo, están llamando a sufragar por May para gobernador, pero no por la abanderada morenista a la presidencia municipal de Centro, Yolanda Osuna Huerta.
De acuerdo con fuentes confiables, en más de una ocasión May ha reunido a sus colaboradores para advertirles que no quiere que boicoteen las campañas de sus propios correligionarios.
“¡Ay de aquel si me entero que está ayudando a los adversarios pidiendo el voto cruzado!”, habría sido la frase lanzada por el ex titular de Fonatur.
