Enrique Alfaro
Entre broma y en serio se ha dicho que todos los partidos tienen algún liderazgo respetable, excepto el PVEM. Así le sucede al llamado “grupo Tabasco” que de manera pronta se ha dado para sí una imagen negativa.
Desde su liderazgo nacional hasta los conocidos en lo local, todos contribuyen día a día con el deterioro del respeto que se les pudiera guardar.
Adán Augusto, dedicado a la operación política desde el Senado, es considerado por los analistas nacionales un lastre para imagen del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
En Tabasco, es el propio mandatario actual quien ha sido el responsable de dirigir graves acusaciones contra el líder senatorial y exgobernador de esa entidad.
En Chiapas, el senador Pepe Cruz acumula rechiflas en cada acto que se presenta y pesan sobre de él las auditorias que se están practicando a la saqueada Secretaría de Salud local.
Y para no quedarse atrás, Ángel Torres es motivo de nota diaria, pues en muy poco tiempo acumula acusaciones de encabezar una administración deshonesta.
Puesto así, es mucho lo que se puede ahondar sobre el actuar negativo de los integrantes del grupo Tabasco y nada de lo positivo. Su trabajo les ha costado.
