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Refinería: “ya está envuelta, llévatela” / De Primer Mano

Refinería: “ya está envuelta, llévatela” / De Primer Mano
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Rodulfo Reyes

Antes, en el Tabasco al que aún no llegaba la modernidad, los tenderos tenían una frase para evitar que les devolvieran la mercancía que ya había salido del negocio. “Ya está envuelta, llévatela”, decían cuando el niño regresaba con la rodaja de pan o la porción de queso cortada y metida en una bolsa de papel o plástico.

Como la pieza ya estaba embalada, los comerciantes se negaban a reembolsar lo que había costado.

Pero también aplicaba cuando, por ejemplo, algún integrante de una familia, en la que la mamá era el papá al mismo tiempo, tenía duda sobre qué varón había puesto la simiente que le dio la vida.

Un colega reportero que se parecía mucho a un taxista que vivía a una cuadra de su casa, se atrevió a preguntarle a la autora de sus días si la había fecundado el chofer que tenía sus mismos bigotes y la sonrisa pícara, si bien la versión oficial era que su padre había muerto cuando era un recién nacido.

“Ya está envuelto, llévatelo”, le contestó su progenitora cuando él le pidió una explicación del extraño parecido con el vecino que tenía fama de mujeriego y que siempre que pasaba por su casa le subía el volumen a la música ranchera de su Tsuru.

Algo similar está pasando con el proyecto de la refinería en el puerto de Dos Bocas, que ayer sufrió un duro revés cuando un importante diario de circulación nacional editó a ocho columnas que no es factible.

Según el periódico referido, esa gran obra que quiere dejar como legado el presidente Andrés Manuel López Obrador, “es inviable técnica y financieramente como está planteada, concluye una evaluación del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP)”.

Esa investigación, de la que el rotativo dice tener una copia, “señala que, sin ningún tipo de retraso, el costo de la refinería sería de 14 mil 740 millones de dólares, superior a los ocho mil millones de dólares calculados en un inicio”.

El IMP, cita, “planteó dos escenarios para el análisis de la refinería con capacidad para 340 mil barriles diarios: el primero, con una inversión 100 por ciento originada con recursos públicos y el segundo, con 30 por ciento de inversión pública y 70 por ciento con algún tipo de financiamiento pagadero en 15 años, a una tasa conservadora”.

La nota periodística agrega:

“La única alternativa que plantea el IMP para que el proyecto no genere pérdidas es reducir la inversión a 13 mil 808 millones de dólares y ubicarla en Tula, Hidalgo.

“En Tabasco los costos son mayores porque sería necesario invertir en acondicionamiento y cimentación para soportar los equipos más robustos de las plantas, así como sacar infraestructura que pertenece a la Administración Portuaria Integral (API) de Dos Bocas”.

Ayer, en su conferencia de prensa mañanera, el tabasqueño que despacha en palacio nacional defendió el proyecto, con el argumento de que no tiene fundamento el estudio del IMP, pues este organismo “está acompañando a Pemex en todo el proceso de construcción de la nueva refinería, ellos están ayudando, el director, el subdirector del instituto”.

Los tabasqueños, a quienes debe interesarles más que a nadie que no se frenen los trabajos antes de iniciar la factoría, debieron recurrir a la filosofía de la gente de antes y decir que la refinería “ya está envuelta” y, por lo tanto, no se puede devolver.

Sin embargo, en el transcurso de este miércoles algunos políticos gozaron pidiendo que se cancele la edificación.

Empezando por el presidente del PRI, Pedro Gutiérrez, muchos priístas celebraron la posibilidad de que la refinería no sea edificada en Tabasco y que se lleve a otra entidad.

O sea que para hacer quedar mal a López Obrador y a su partido, a la clase tricolor no le interesa que en los próximos años no llegue al Edén una derrama de ¡ocho mil millones de dólares!

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