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¿Quién tiene el poder?

¿Quién tiene el poder?
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Enriqueta Burelo

En cada elección surge la duda, sobre que elementos influyen en la decisión de una persona para votar por tal o cual candidato o candidata, y hay muchas razones: militancia o cercanía con tal o cual partido político, grupo social al que pertenece, las emociones que hoy tienen más influencia que nunca y por supuesto las redes sociales, y su famoso algoritmo, que ha funcionado a la perfección, tenemos el caso de el Brexit, este caso fue emblemático de como el Facebook influyo con fake news, el destino de la Gran Bretaña , Escocia e Irlanda del norte, frente a la Unión Europea: La democracia no está garantizada, y no es inevitable, y tenemos que luchar y tenemos que ganar y no podemos permitir que estas empresas tecnológicas tengan este poder ilimitado. Depende de nosotros, de ti, de mí y de todos nosotros. Nosotros somos los que tenemos que recuperar el control, escribió en esa ocasión. Carole Cadwalladr, periodista de The Guardian and Observer en el Reino Unido.

La tecnología no es neutral, los algoritmos no tienen vida propia, son el resultado del entorno en que han sido creados, programados y entrenados, son el reflejo del contexto social en el que se desarrollan. Los algoritmos los alimentamos las personas, a partir de los me gusta, de las películas que elegimos, los comentarios sobre tal o cual tema, lo que compartimos, y vamos incorporando sesgos resultado de nuestra vida familiar, social, laboral, prejuicios, desigualdades, que las redes sociales inteligentemente usan para regresarnos lo que nos interesa. Pero más allá de esta evidente transferencia de sesgos desde la IA hacia los humanos, es interesante entender por qué lo hacemos. Vivimos en una sociedad consciente de la existencia y proliferación de fake news, convivimos con las defensas en estado de alerta evitando que nos cuelen noticias falsas y, en cambio, aceptamos casi sin pestañear esta transferencia de sesgos. Afirma Celeste Kidd, profesora adjunta de psicología en la Universidad de California en Berkeley, que «el grado de influencia de una fuente de información depende de lo inteligente que se la considere».

Solo leemos a las y los periodistas que van de acuerdo a nuestra ideología, vemos determinadas películas, vivimos en determinada colonia, y de esta manera nos vamos encerrando en una burbuja que compartimos con otra serie de personas, que también están en la misma sintonía que nosotros, y con ello reforzamos nuestra posición política y nos negamos a ver más allá de nuestras narices.

Afortunadamente en México, la inteligencia artificial, no ha sido utilizada en todo su potencial, ni se han desarrollado mecanismos sofisticados para sembrar el caos en época electoral, las fake news se han limitado a señalar que Claudia Sheinbaum quiere transformar la Basílica de Guadalupe en un Museo o utilizar su ascendencia judía para hacer uso de los prejuicios acumulados hacia esta comunidad, en el caso de Xóchilt Gálvez, un caso viejo de su hijo, el famoso chicle o la burla poque vendía gelatinas.

Considero que es momento de ser más inteligentes que la inteligencia artificial, debemos estar informados, leer a articulistas de izquierda y derecha, no cerrarnos a una visión sesgada de lo que ocurre en nuestro país, ni encerrarnos en burbujas protectoras, nuestras decisiones deben ser inteligentes, no artificiales, asumir nuestra responsabilidad de elegir a nuestros gobernantes, no en base a emociones, sino razones.

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