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Partidos españoles: Ecos mexicanos / Galimatías

Partidos españoles: Ecos mexicanos / Galimatías
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Ernesto GÓMEZ Pananá

El domingo pasado se realizaron elecciones en España. El resultado tiene mucho de interesante para quienes vivimos en México.

Aquella nación, con la que compartimos -guste o no- tanto, vivió la dictadura militar de Francisco Franco desde enero de 1938 y hasta junio de 1973. Más de tres décadas de mano militar que dieron paso a una democracia con ropajes de monarquía parlamentaria.

La transición española fue para muchos países y actores, un modelo a seguir. Los esfuerzos políticos y sociales de una diversidad de actores  permitieron la primera elección democrática ñ, así como la creación de una nueva Constitución en la década de los años setenta.

El primer gobierno democrático español fue de “centro-derecha y lo encabezó Adolfo Suárez. Poco más adelante, en 1982, la izquierda, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), ganó el gobierno con el entonces joven abogado sevillano Felipe González al frente.

Trece años permaneció el PSOE al frente del gobierno español. El desgaste, la corrupción que es en muchos sentidos intrínseca al ser humano, así como el desencanto ciudadano ante ofertas incumplidas, expulsaron del gobierno al PSOE, sustituyéndolo por su aparente antítesis, el Partido Popular (PP), de corte conservador – de derecha, que gobernó ocho años.

A Aznar lo sucedió de nuevo el PSOE con José Luis Zapatero y a este Mariano Rajoy al frente del PP. Los partidos de siempre -los españoles- se sucedían en el poder alternadamente sin cubrir las expectativas de la gente. En menos de 4 décadas, la gente se hartó de los partidos tradicionales.

En 2014 se fundó Podemos -partido político de izquierda, cuasi millennial, disruptivo en formas y lenguaje  y que en 2016 irrumpió en la escena electoral convirtiéndose en una fuerza política emergente que arañó la presidencia del gobierno español despuntando como la nueva herramienta que, esta si, traería en verdad, las soluciones a las necesidades de la población.

Las aportaciones de Podemos a la escena electoral española fueron ciertamente refrescantes -hoy, incluso, el partido se llama “Unidas Podemos”, así, en femenino, como también suelen expresarse sus dirigentes y militantes al hablar en colectivo-; pero resulta que aquello que en 2016 fue novedad, no bastó tres años después y el electorado regresó a las recetas conocidas: el domingo pasado “Unidas Podemos” perdió buena parte de los escaños que tenía (pasó de 71 a 42) y el PSOE se hizo del gobierno español.

Todo este relato lo comparto puesto que-como afirmé en alguna columna previa- el escenario electoral y político que vivimos desde el año pasado en México es completamente inédito y de pronóstico reservado: el electorado mexicano vivió 70 años de PRI, doce de Acción Nacional, nuevamente seis de PRI y hoy, por primera ocasión en la historia, la izquierda llega al poder por la vía de las urnas. En poco más de dos años tendremos elección intermedia y en cinco de nuevo la presidencial y en ambos casos, los vaticinios son aventurados y se fundan -pienso- más en el sentimiento que en la razón: evidentemente Morena quiere mantenerse en el poder; PAN y PRI anhelan regresar; el Verde busca mantenerse vigente mediante alianzas con quien sea que vaya al frente y el PRD -sus restos- busca refundarse y sobrevivir. Difícil anticipar lo que decidirá el electorado en el futuro próximo: seguir apoyando a los recién llegados o regresar el apoyo a los que ya estuvieron.

Dependerá de los resultados que se logren y que representan una de las dos grandes consecuencias de la democracia: mejores acciones de gobierno. Pero además de ésta, no hay que soslayar también que, independientemente  del color o la tendencia ideológica, la clave de este juego está también en la alternancia democrática. Mientras elijamos a nuestros gobernantes en paz, vía las urnas y libres de coacción, mucho abonaremos al fortalecimiento de nuestras instituciones y de nuestro país. Sea del color que sea.

Oximoronas: Ojalá que así como en España volvió a la cancha un grande como el PSOE, en México ahora si vuelva a la cancha -para los partidos de a de veras- otro grande. Ojalá y esta temporada el Cruz Azul si supere sus ataduras emocionales y sea campeón.

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