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Palabra de Nobel / La Feria

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Sr. Lopez

Tía Josefina, la mamá de Pepe, el más impresentable primo que tenerse pueda, como bien sabe usted, era católica de asquear a San Pío X y alarmar a Torquemada: mocha 15 grados Richter, veneraba al cura párroco de su colonia, el padre Rafael, que para ella era santo, sabio y la última palabra en todo. Su marido, el bondadoso tío Agustín todo le aguantaba, porque de verdad que la quería, y en cuestiones de religión por su lado le daba… hasta que en una comida de domingo en la que como cada domingo, estaba el santo y sabio padre Rafael, la tía le dijo que por favor le dijera si estaba ella equivocada o no, pidiéndole a su marido que dejara la costumbre de ir los viernes a tomar la copa y jugar dominó con sus amigos. Acostumbrado a que se le escuchara como al oráculo de Delfos, el padrecito abrió la boca y así se quedó, porque el manso tío Agustín, le advirtió con un tono que no admitía interpretaciones: -Cuidadito, padre, cuidadito… -y se acabaron para siempre las comidas de domingo con el santo y sabio.

 

Para nuestra retozona prensa (o al menos parte de ella), parece que hay cosas tan, pero tan indiscutibles, que quien las cuestione es ignorante, imbécil o las dos cosas. Los que han recibido el premio Nobel, son una de esas y cuando se publica una opinión de “un Nobel”, se destaca que es un “¡premio Nobel!”

 

Es el caso con lo que vino a  decir un señor, Paul Krugman el miércoles y jueves de esta semana en un evento llamado “Conversaciones con The New York Times”.

 

Don Krugman fue reporteado “ad nauseam”, destacando siempre que es un “premio Nobel”, que sí lo es -de Economía, 2008-, igual que autor de 20 libros, de más de doscientos artículos publicados en las más serias revistas, y columnista de The New York Times y Fortune. Personajazo.

 

Según don K, el TLC “sólo era conveniente para unas cuantas personas en Washington”, no generó más crecimiento y desarrollo económico para México y si se acaba vamos a quedar más pobres.

 

Bueno, es premio Nobel de Economía, como que hay que ponerse atentos… pero si antes del TLC, en 1993, nuestras exportaciones eran de 42,500 millones de dólares (mdd) y en 2016, llegaron a más de 300 mil mdd, algo de crecimiento y empleo significará eso… alguito; y para decirnos que sin TLC vamos a “quedar” más pobres, no se necesita ser economista… sino pesimista, que tenemos más de 30 tratados de libre comercio con otros países. ¿Va a estar fácil?… no, pero vamos a “quedar” más pobres: tampoco; ahí con sus asegunes pero esto sale adelante. ‘O verá don Krugman.

 

El Krugman, aparte de saber de economía, también es “mexicanólogo” (¡sorpresa!), y desde su pedestal Nobel, dijo: “el rezago económico de México y la disparidad regional, tienen su origen en la violencia, la corrupción, los monopolios y la falta de acceso a la educación” (éjele, don K, usted lee periódicos); también que el Pejehová redentor de todos nosotros, “es más parecido a Lula que a Hugo Chávez (o sea, también sabe del Peje… ahí nomás); y que si ganara la presidencia, por bien que gobernara y aún si fuera “muy razonable”, igual la prensa y la política yanqui, lo presentará como otro Hugo Chávez, “y esto traerá problemas reales sobre cómo gestionaremos y afectará la relación bilateral”. Economista, mexicanólogo y futurólogo.

 

Recibir el Nobel no es garantía de nada. Lo ganó Kissinger (el de la Paz, en 1973), aunque haya sido promotor de guerras y golpes de Estado; el neurocirujano Antonio Egas Moniz (Medicina, 1949), por desarrollar la lobotomía, técnica quirúrgica abominable (por lo que hay organizaciones que luchan hace años porque se le retire el premio); Cordell Hull (de la Paz, 1945), aunque siendo secretario de Estado de los EUA, negó en 1939 la entrada a los EUA al trasatlántico St. Louis, proveniente de Hamburgo, con 936 refugiados judíos que huían de la persecución nazi, le prohibió a Cuba darles refugio y obligó a que el barco regresara a Alemania… y cerca de 250 murieron en campos de concentración (pelillos a la mar, ¡es premio Nobel!); y en 2011 le tocó el de la Paz a Leymah Gbowee (usted pronúncielo), siendo presidenta de Liberia, lo que cayó en la punta del hígado a sus compatriotas, porque allá le achacan a la dama apoyar al “Señor de la Guerra”, Charles Taylor, condenado de 50 años por crímenes de guerra y lesa humanidad (250 mil fiambres); y porque defiende el castigo penal a los homosexuales, “tenemos ciertos valores tradicionales que nos gustaría conservar”, dijo a The Guardian… No le sigo con los ejemplos, se agota la cuota de teclazos.

 

Krugman debe saber mucho de economía y de tonto no ha de tener un pelo, pero es muy criticado por sus pares. Es enemigo del neoliberalismo (cosa aplaudible, al menos por este menda), pero al mismo tiempo, defensor del endeudamiento del Estado para generar desarrollo, y de que las guerras son una solución (por mala que sea), para la reactivación económica, cosa que ejemplificó él mismo en una inolvidable entrevista en la CNN (Fareed Zakaria, agosto de 2015), planteando lo bueno que sería hacerle creer a la gente que nos estaban invadiendo los extraterrestres pues, “después de readaptar toda la economía a la guerra intergaláctica descubriéramos que todo había sido un fraude a la Orson Wells, que nunca había existido riesgo de invasión alguna, todos nos enriqueceríamos notablemente, pues habríamos disfrutado de todo el gasto militar asociado a las guerras sin ninguna de sus funestas consecuencias”… ¡áchis!, ¿y los infartados del susto?

 

Sí, don K tiene sus prietitos, como alabar la economía Argentina, pues según él, es “una notable historia de éxito” (¿y las nacionalizaciones, la fuga masiva de capitales, la falsificación de estadísticas oficiales, el proteccionismo comercial, el “corralito”, el control de divisas… y los Kirchner?).

 

¿Y qué?: es un premio Nobel ¡sí!, y vino a diagnosticar nuestra situación y vaticinar nuestro futuro. Igual que cuando en 1998, afirmó: “el impacto de Internet no será mayor que el del fax”… palabra de Nobel.

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