
Sr. López
Un tío del que es obligado reservar sus generales,pero que era moreno como un zapato, tuvo dos hijos que por donde se viera, no se parecían a él. Tenía fama de cornúpeta (de cornudo, pues), y de cínico: su señora esposa viajaba casi todos los fines de semana,sin él pero no sola, con un compadre del tío, pelirrojo, como los hijos del tío (¡cosa más grande!). Ya viudo yviejito, este imprudente texto servidor de usted, le preguntó si no “sabía” y respondió: -Es que… eso de trabajar a mí… de plano no se me dio nunca… y tu tía mantenía la casa… bueno, no ella –como decía el gitano, “hay gente pa’ to”.
La prensa en todas sus presentaciones, está que arde por lo del campo de entrenamiento y exterminio, con tres hornos crematorios -del Cártel Jalisco Nueva Generación, dicen-, en Teuchitlán, Jalisco, donde se encontraron huesos humanos calcinados, decenas de pares de zapatos y mucha ropa. Parece que ahí fueron asesinados centenares. El tema prevalecerá hasta en tanto haga su arribo otra nota que desplace la atención general de esto. ¿O alguien se acuerda de las muertas de Juárez?
Quien desde el extranjero lea nuestra prensa, debe imaginar que somos una pacífica y plácida sociedad horrorizada por la excepcionalidad de semejantes atrocidades. No es así. Somos una sociedad bárbara y el lema nacional es “cada quien para su santo”. A la generalidad de los tenochcas simplex, le importan poco los demás, aunque viva con miedo y hasta sometido a algún tipo de abuso de la delincuencia organizada, que ahí como sea se acomoda y va tirando, que igual aguanta desde siempre a burócratas de medio pelo que piden para su “refresco”. Ni que fuera secreto.
Los integrantes del crimen organizado, son, si mucho,200 mil (la revista Science, fundada en 1880 -no es una revista del Oxxo-, estimó en 2023 que son 175 mil). Si de verdad la sociedad estuviera rabiando contra los cárteles, veríamos a las masas ir tras ellos; a mordidas los eliminarían. No hay balas que alcancen para matar a 42 millones 200 mil tenochcas de entre 20 y 50 años de edad (dato del Inegi, no anda uno inventando).
Pero, pensándolo bien, tenemos a nuestro ejército con sus más de 275 mil soldados; a la Marina Armada conarriba de 92 mil; a la Fuerza Aérea, con por ahí de 30 mil; y a la Guardia Nacional, con sus 120 mil. Sin contar policías federales y estatales, son más de 500 mil elementos armados y bien armados, contra cuando mucho, 200 mil gañanes bota punta pa’rriba… ¿entonces?
Entonces la corrupción de altos vuelos, de muy altos vuelos, es lo que hace posibles estos horrores. No le busquemos tres pies al gato. Así, México es el primer país en el mundo en mercados criminales (dato de 2023 de la Global Initiative Against Transnational Organized Crime). Por algo los cárteles mexicanos tienen ganancias siderales.
Precisar la cantidad de dinero negro, es muy difícil, pero según el Inegi, en 2022 los hogares mexicanosrecibieron 6,800 millones de dólares por remesas… pero según el Banco de México llegaron remesas de EEUU por casi 58,900 millones de dólares (y en 2024, sumaron casi 65 mil millones). De algún lado sale esa cifra delirante de dinero pero no del sudor de la frente de ningún esforzado trabajador migrante. Otro dato, este de la UNAM: el crimen organizado en México, el año pasado, por delitos diferentes al narcotráfico, ganó 33 mil millones de dólares. Y nada de este tamaño puede ser de veras, clandestino y a escondidas.
Y por si le pareció severo eso de que somos una sociedad bárbara, entérese: según la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), con información del Departamento de Estado de EEUU, Amnistía Internacional y Human Rights Watch, el Índice de Terror Político más alto de toda la región de Latinoamérica y el Caribe, lo tiene… México.
¿Ve?, no es severidad, sí somos una sociedad bárbara y ya en estas, inculta, grosera, ruda y de hilar muy grueso. Acá no hay un Menelao ni aqueos (griegos, acuérdese), dispuestos a cobrar afrentas y enderezar entuertos a cualquier precio, ya parece.
Así es que nuestros gobiernos pueden dar una en el clavo y ciento en la herradura, sin que arda Troya, ya que salió Menelao a cuento. Y de a poquitos vamos permitiendo todo.
Así, nos enteramos año con año y gobierno tras gobierno, de inmensos desvíos, faltantes, malversaciones y robos al erario… y tan frescos.
Así, a este pueblo católico y guadalupano, le quitaron la religión diciéndole que ya era laico… y tan frescos.
Así, está en el Senado la iniciativa (de diciembre de 2019, de Martí Batres), para “reconocer la diversidad de familias”, porque lo del artículo 4 de la Constitución, de que la familia es una mujer con un varón, es muy fifí.
Así, ya se empezó a legalizar que los niños puedan cambiar de sexo. Ya lo hizo el Congreso de Baja California con la reforma artículo 134 del Código Civil del estado, de junio de 2024, para que “las infancias y adolescencias que se identifican como trans puedan cambiar su género en su acta de nacimiento antes de cumplir su mayoría de edad”.
Así ya empezaron con la eutanasia dando al gobierno la atribución de decir cuándo es legal matar (y nadie se deje confundir: mantener la vida por medios artificiales -mecánicos o médicos-, prolongando agonías insufribles, nunca ha sido obligatorio).
Así, hemos de hacer como que no nos damos cuenta de que por primera vez en la historia de este país, se tacha a su gobierno de complicidad con el crimen organizado.
Así, ya tenemos legalizado (“despenalizado”, es la coartada), el aborto en 21 entidades del país (en varias, libre, al gusto), y nadie pierde el sueño por los entre 750 mil y un millón de abortos al año en México, asesinatos, actos de matar con alevosía, dejemos los trapitos calientes.
Así, escandalizados por los 200 mil homicidios y 50 mil desaparecidos, en los seis años del gobierno anterior, ni quien se acuerde de ese millón de abortados, cada año.
Hay solución, perder el miedo a hablar y educar, perder el miedo a la decencia.