
Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen,
Amanda llega sofocada abanicándose con el libro de Amor y Desamor publicado por Alma de Letras impaciente por comentar los escritos de XX mujeres y XX hombres en los géneros de poesía y relatos como si hubiese descubierto la piedra filosofal de esta pasión.
—Pasé toda la noche leyendo el libro; encontrando semejanzas y diferencias en la forma de concebir el amor, el erotismo, la sexualidad, el rencor, desilusión e incluso, la manera de expresar los amores idílicos y platónicos. Es increíble. Es como escuchar música como arte universal, donde, sin embargo, los sonidos de los japoneses son distintos a los ingleses, argentinos, mexicanos e incluso, en las regiones de México y dentro de Chiapas, son notorias las diferencia semánticas, filológicas y retóricas. Traigo las emociones encontradas. El libro lo volveré a leer como mujer y haré el intento de interpretarlo desde la grada masculina.
—Lo valioso es cómo JOSUÉ NANDAYAPA logra reunir a 42 autores de diversas latitudes del mundo. Fueron 24 autoras y 19 autores en una Antología convocada en tiempo récord en la cual, algunos quedaron fuera; no por falta de calidad, sino de espacio. Poetas y escritores de España, Venezuela, Colombia, Guatemala; y de la República Mexicana se reúnen en 122 páginas para hacernos movernos emociones hasta el llanto o explotar en una carcajada; como para reflexionar y descubrir diferentes códigos para expresar el Amor y Desamor, Amanda.
—Fueron pocos quienes me quedaron a deber por su obviedad; pero la inmensa mayoría me dejó pensando en esa falta de entendimiento de la pareja; quizá como lo mencionas en tu relato de 15 AMORES FALLIDOS; “no son ellas, no son ellos, sino la manera en que nunca nos enseñaron a relacionarnos hombres y mujeres”. También me sorprendió como relacionas a cada mujer con una deidad de los Olimpos Griego y Romano.
—En cuanto a las deidades, pienso que cada mujer se refleja en alguna deidad; por ejemplo, tú, Amanda, ¿qué deidad serías?
—Sin pensarlo mucho, yo sería cualquier diosa del sexo, el amor y la lujuria como Afrodita, o como las Aztecas: Teicu, Ixcuiname o Taicapam diosas del del apetito sexual y la carnalidad. No sería Rāgarāja, quien transforma la lujuria mundana en pasión reprimida. Creo que cada escritora se identificará con las diosas que describes. Algunas se relacionarán con Bastet, diosa de los felinos, el amor, la protección, el perfume, la belleza y la danza; otras, quizá con Jiutian Xuannü, diosa de la guerra, el sexo y la longevidad; cada quién es una diosa, en eso tienes razón.
—¿Te fijaste en algo?, Amanda. De los poetas del Amor, 5 son mujeres y 5 varones. En cambio, aparecen 8 poetizas expresando el Desamor y sólo 2 hombres hablan de Desamor.
—Sí, me llamó la atención cómo las poetizas se inclinan más por el desamor que los hombres. Y en los 16 Relatos de Amor, aparecen 6 mujeres y 10 hombres; pero en los Relatos de Desamor, salvo Josué Nandayapa, todas son mujeres. ¿Será que las mujeres disfrutamos más del desamor que del amor?, o ¿será una cuestión de catarsis?
—Hay relatos de amor como la carta “QUERIDO TÚ…”, de Gabriela Domínguez donde linda en esa frontera entre la realidad y posibilidad; el amor y la esperanza…, -Amanda me interrumpe.
—También en el impecable poema de Desamor como el de Berenice Velázquez, “ADIÓS NECESARIO” donde también encuentras esa frontera entre la realidad y la imposibilidad. Este texto me pareció una confesión nostálgica como de esos amores de juventud que no logran cuajar en su momento dejándonos el agridulce del recuerdo; encontré una carga de erotismo fino muy bien estructurado. Y ya sabes, Amores que no se cristalizan, se idealizan.
—En lo personal, me agradó la frase final de José Luis Santos en el PESO DE LAS PALABRAS, diciendo: “las letras como las emociones, sólo tienen sentido si encuentran un lugar donde ser cuidadas”.
—Y ¿que me dices del fino erotismo de Elvira Hernández que a diferencia de los varones, las mujeres suelen ser más sutiles y espirituales narrando desde su interior. Los hombres, siendo más visuales, centran el erotismo en el físico, en la descripción de cómo sucedió y no en lo que sintió. Ese relato de “ENTREGA Y ETERNIDAD” de Elvira me provocó fluidos, sólo al imaginar las escenas, -Amanda hace un gesto de placer poniendo los ojos en blanco y yo, cambio de tema.
—Otro escritor de Comitán es Iván Alejandro Méndez quien le escribe a DANIELA a quien ya no extraña, pero desearía encontrarla para despedirse con otra frase distinta a “ojalá te pudras en el infierno”.
—Un ejemplo de esas diferencias semánticas y filológicas que mencionas o encontré en el poema TÚ, MI AMOR, de la española Ana Cortés. Su tono, su ritmo y acento es muy castizo, Amanda..
—Puedo decirte lo mismo de la española Chelo Sabe en su canto a la soledad, la lealtad, la añoranza de un amor eterno: “Aprendí a no buscarte… Porque tú estás más allá como ángel y aprendí que los ángeles son luz divina”, así lo escribe en su poema APRENDÍ A VIVIR SIN TI.
—Ese ritmo, acento y estructura de una narrativa poética, la encontré con la colombiana Paola Maldonado en su relato GRACIAS A TI, ME ENCONTRÉ A MI, diciendo: “le debo tanto a tu orgullo, porque por él encontré el camino a mi verdadero yo”.
—Aún dentro de la República Mexicana y el mismo estado de Chiapas, podemos encontrar sonidos distintos si leemos con cuidado a las autoras y autores presentes en esta Antología de Amor y Desamor; cada una de sus voces se acentúa de forma diferente; en cada narrativa y poema puedes encontrar la belleza de la palabra, la fuerza del pensamiento, la inflexión de las emociones.
—Imagínate tenerlos a todos ellos reunidos en la misma sala escuchándolos con sus acentos norteños de México o a los costeños de Chiapas hablando con los jarochos; y tratando de entender los regionalismos de Colombia, Guatemala o Venezuela. Eso sería como una sinfonía; cada autor un instrumento.
Pues pronto veremos a muchos de ellos reunidos durante las presentaciones del libro programadas por el editor Josué Nandayapa aquí, allá y acullá, Amanda. Por lo pronto, como en la radio se agota el tiempo, aquí, ya agotamos el espacio de esta columna, pero seguiremos comentando a los autores una próxima cena brindando por cada uno de ellos que bien lo merecen; y brindaremos por el Amor y el Desamor porque como sea, eso es una cuestión de amor.
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