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La política está de luto

La política está de luto
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José Antonio Molina Farro

Están en todas partes. La mediocridad y la soberbia dominan el panorama del estado de Chiapas. De la mediocridad no me ocupo,es como el elefante, lo reconoces cuando lo ves. Además, José Ingenieros es incomparable en su elocuencia en “El hombre mediocre”. No hay duda, si los mediocres y los soberbios tuvieran alas el cielo se nublaría. ¿Por qué ocuparnos ahora de la soberbia? Es el signo distintivo de nuestros precandidatos. Santo Tomás de Aquino la define como el peor y más dañino de los siete pecados capitales, en tanto que da origen a otros pecados que trascienden y se difuminan en la sociedad. Nuestro precandidatos dan pena ajena, no sólo por la altivez y la arrogancia que a varios de ellos caracterizan, sino por la conducta rastrera y abyecta conque se conducen. Con goce excesivo, con fruición ilimitada, se ufanan y se afanan por salir en la foto con José Antonio Meade. No solo eso, difunden por todos los medios las imágenes reptantes que los identifican. No importa el color. Ellos ahí están. Es la batalla por  el imaginario colectivo. ¡ Véanme, soy amigo del candidato! <<Yo soy el bueno>>. Unos se muestran acompañados del candidato priista en el avión, otros como guardaespaldas tocando el hombro del candidato en el pódium, otros más en el templete de un municipio indígena, danzando y presumiendo su vocación indigenista. ¡Qué pena! La farsa y la arrogancia de la mano. En este tenor reaparece  la ruptura en el PRI, encabezada por el sempiterno aspirante J. A. Aguilar Bodegas “porque el CDE del PRI ha despreciado a sus bases… responde a intereses personales …y por un principio de congruencia personal”…además “por una desenfrenada descomposición” y ” porque ha excluido a sus cuadros más representativos” ; ojalá, digo yo, no se reavive el rencor, ese pegajoso compañero de viaje en nuestra convivencia. No estoy seguro de que esta conducta se deba a nuestra tradición política-cultural o es un hálito desesperado y hasta anarcoide por alcanzar el poder. Aunque ambos no se contraponen.

Por desgracia, no se ve en los aspirantes de la vieja guardia que representen algo distinto. Por los dictados de su pasado y ejercicio legislativo presente  Nena Orantes y Roberto Albores son emblemáticos de una nueva generación que  busca el gran empuje para Chiapas. Ambos con proyectos aterrizables, imaginativos, ricos en su contenido y robustos en sus alcances. Ojalá podamos contemplar debates del que se desprendan propuestas que sugieran un proyecto reformador, capaz de romper las trampas de la pobreza y la exclusión. Chiapas exige gobernantes visionarios, con voluntad de promover, con altura de miras, un cambio pactado en áreas sensibles de la economía y el funcionamiento mismo de nuestra germinal democracia.  Lo cierto es que asistimos al agotamiento de un modelo de crecimiento y de ejercicio del poder político a nivel nacional, pero Chiapas enfrenta el riesgo de llegar tarde, una vez más, al tren de la historia. Para colmo, en la entidad avanza inexorablemente la concentración de la riqueza social, los ricos son cada vez más ricos y los pobres se ven descolgados del proceso productivo y abocados a la perpetua miseria. Parece una fatalidad histórica, el ciclo de la vida jugándonos una mala pasada. La pobreza estructural se recicla generacionalmente. Incluir a los excluídos, alcanzar a los inalcanzables, recuperar a los invisibles y rescatar la dignidad del poder político; ese es el gran desafío que enfrentará el próximo gobierno. Dignificar el ejercicio del poder y superar la frivolidad que nos consume. Lo desesperante es que no se ve una apuesta por una nueva economía, por mayores oportunidades precedidas de mayores capacidades, una aventura en el riesgo del mañana, en suma, una apuesta por un auténtico bienestar colectivo. Cuanta razón de Julio María Sanguinetti, <<El futuro que ya está aquí, no es lo que era >>. Creímos, nos esperanzamos, pero una vez más el desencanto y la decepción. ¿Por qué no hacer un alto en el camino para levantar la mirada y repensar el rumbo del país? Octavio Paz dijo algo muy válido para Chiapas  “enderezar el país no puede ser la obra de un hombre o de un grupo sino la tarea de una generación”.

En unos cuantos días o semanas, el clima de confrontación política llegará a su punto más alto de tensión; de una sucesión adelantada hemos transitado a una sucesión desbordada. Todo comenzó con un juego de ambiciones personales que afloraron prematuramente ocupando los vacíos abiertos por una autoridad precaria y la ausencia de reglas escritas y no escritas, indispensables para afrontar situaciones inéditas. Estamos ante el peligro de proseguir la regresión y la incompetencia. Lo que ha fallado, en lo esencial, es la determinación compartida de abolir el pasado y rescatar lo positivo, la voluntad democrática de reinventar la política, serenar pasiones, pactar los fundamentos mínimos de una democracia moderna y encontrar los cauces de una convivencia racional dentro de la pluralidad. Duele aceptarlo, pero hoy prevalece la aspiración anacrónica de perpetuarse en el mando y, por lo mismo, la tentación y hasta la necesidad sicológica de eliminar a los contrarios. El empleo faccioso del poder público es el síntoma más claro de la descomposición. No obstante, ha quedado una gran lección, no se puede gobernar eficazmente sin inclusión y mayorías estables. Hay un paroxismo del doble lenguaje. ¿ Cómo explicar que se diga una cosa y se haga flagrantemente otra? ¿Acaso sigue predominando lo que he llamado el egoísmo metafísico del solipsista?  Si yo digo que vamos bien, pues vamos bien, si digo que hay crecimiento y empleo digno pues hay crecimiento y empleo digno… Todavía es tiempo de enmendar. La convocatoria solo puede hacerla el mandamás del estado, nadie más. Ningún protagonista debe quedar excluido. El retroceso no es admisible cuando se gesta en la mezquindad y se asienta en decisiones contrarias a los valores que se proclaman. No empujemos a nuestro estado al despeñadero del encono y de la rabia. Como nunca debe prevalecer hoy el entendimiento sin exclusiones. Es posible apagar el fuego si el gobernador actúa con imparcialidad y oportunidad. Manuel Velasco tiene una oportunidad histórica, irrepetible. Es posible hacerlo aún al borde del precipicio.

Es cierto, este fue el sexenio de las oportunidades perdidas, los chiapanecos no podemos reconocernos en una conducta frívola y bufonesca, que ofende la dignidad de un pueblo que aspira a definir, por sí mismo, su papel en el escenario nacional. Las cartas en Chiapas están echadas: por el PRI en probable alianza con el Verde  va  Roberto Albores, por  Morena Rutilio Escandón, por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano María Elena Orantes. J. A. Aguilar Bodegas pienso, va como independiente. Me llegan noticias: Carlos Morales Vazquez, intachable servidor público, renunció a la Secretaría del Medio Ambiente “por motivos personales”, quizá en su momento vaya por la presidencia municipal de Tuxtla por Morena, en competencia con Gloria Luna o Paco Rojas del PAN. Es preciso mantenernos  en estado de alerta cívica. Rescatar a Chiapas significa hoy exorcizar la retórica abrasiva de las campañas electorales y movilizar sin tregua a las  conciencias y la inteligencia. No tengo duda, en Chiapas la política está de luto.

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