
* El Informe Mundial sobre las Drogas 2025 señala que el país enfrenta una creciente presencia de fentanilo, cocaína y xilacina.
México continúa siendo un punto estratégico para el narcotráfico internacional y enfrenta un escenario complejo por el aumento en la circulación de drogas sintéticas, según el más reciente Informe Mundial sobre las Drogas 2025, publicado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
El documento destaca que el país no solo mantiene su papel como ruta clave para el traslado de cocaína hacia Estados Unidos y otros mercados, sino que también se ha convertido en un centro importante de producción y distribución de sustancias sintéticas como el fentanilo y la xilacina, esta última también conocida como “droga zombie”.
De acuerdo con el informe, la cocaína alcanzó en 2023 su mayor nivel de producción en una década, con más de 3 mil 700 toneladas registradas a nivel mundial. Aunque la mayor parte se produce en Sudamérica, los grupos criminales han perfeccionado rutas que cruzan por México con destino a América del Norte, Europa y Asia. La UNODC advierte que estas organizaciones actúan cada vez con mayor sofisticación, utilizando redes digitales, criptomonedas y armamento de uso militar.
Una de las alertas más recientes se refiere al uso creciente de xilacina, un sedante no opioide autorizado en medicina veterinaria, que ha comenzado a detectarse en combinaciones con fentanilo y heroína. Su consumo puede causar efectos severos como desorientación, amnesia, depresión respiratoria y, en casos prolongados, daños graves en tejidos corporales.
Según la Secretaría de Salud de México, esta sustancia fue identificada en estudios realizados en las ciudades fronterizas de Tijuana y Mexicali, donde se halló en más del 20 por ciento de las muestras de drogas analizadas como parte de un proyecto de detección temprana.
El informe también señala impactos ambientales relacionados con la producción de drogas, como deforestación en regiones montañosas, contaminación de cuerpos de agua y uso de químicos en laboratorios clandestinos, en particular para la elaboración de metanfetaminas.
Además de los efectos sanitarios y ecológicos, el tráfico de drogas en México sigue vinculado a fenómenos como desplazamientos forzados, violencia armada y debilitamiento institucional. La UNODC subraya que los grupos delictivos se han adaptado a la inestabilidad global y operan como redes transnacionales que aprovechan contextos de desigualdad y fragmentación estatal.