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El cuento del ahorro / La Feria

El cuento del ahorro / La Feria
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Sr. López 

Uno de los más inolvidables cocotazos que este menda recibió, cortesía de su señor progenitor, fue el día que supo lo que ganaba de sueldo mensual y le dijo con tono de reclamo: -Y a mí me das un peso de ‘domingo’ -¡croc!, crujió el cráneo de su texto servidor, por andar husmeando en sus papeles… ¡ah! y ese domingo no me tocó ‘domingo’. Dura es la vida. 

Pues sí, no se puede negar, el Instituto Nacional Electoral cuesta mucho dinero. Este año suma la friolera de casi 14 mil 438 millones de pesos, equivalentes a más de 193 mil años de salario mínimo; equivalentes a 241 mil millones de tlayudas (de a 60 pesos, sencillas). Y eso sin sumarle los 6 mil 234 millones que se embuchacan este año los partidos políticos, que nos cuestan a todos, no se le olvide. 

Visto así desde la perspectiva de cualquiera de nosotros, gallardos integrantes del peladaje nacional, panza pegada al espinazo, es una cantidad de dinero que ni se puede uno imaginar (¿en pacas de billetes de a 500 se llenaría el Estadio Azteca?, a lo mejor hasta copeteado). 

En estos casos y al enterarse de las distancias entre planetas o de los sueldos de los basquetbolistas en los EUA, lo mejor es reflexionar para no comparar a lo tarugo. Mire usted, el INE nos cuesta este año, el 0.19% del presupuesto de gastos nacional que suma casi 8 billones 300 mil millones de pesos (artículo 2 del decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación de este año). 

O sea, usted, yo, nosotros, vosotros, ellos, todos los casi 94 millones que tenemos credencial de elector, ponemos 153.62 pesos al año, 12.80 pesos al mes… 43 centavos diarios para darnos el gusto de tener un INE de presumir (que eso no lo vamos a negar, el mundo entero lo reconoce así). 

¿Es mucho dinero 43 centavos diarios por cabeza?, tomando en cuenta lo que el INE hace que se traduce en normalidad democrático-electoral, parece regalado. Y si fuera mucho estaría bien, lo caro es resolver las elecciones con sangre… o no tener elecciones (efectivas, no modelo “se cayó el sistema”). 

Pero al mismo tiempo, no se puede dejar de oír la propuesta presidencial de ahorrar. No seamos cerriles, hay que aquilatar el esfuerzo supremo del Presidente para que el gobierno viva en pobreza franciscana; por cierto, la Auditoría Superior de la Federación hace unos días, informó que en el año 2021 la austeridad republicana sumó la cantidad de -redoble de tambores-… 5,980 millones de pesos, el 0.08% del gasto total, que es casi nada de ahorro y menos de la mitad de lo que cuesta el INE, lo que si no nos vamos a poner en plan pesado, no significa que las penurias federales sean cuento, sino que hay que redoblar esfuerzos. 

Sí. Y sí hay tela de dónde cortar. Mire usted, en lugar de que el Presidente tenga que aguantarle la boca a centenares de miles de manifestantes que se oponen al Plan B para a fin de cuentas ahorrar un poco del ridículo presupuesto que de por sí tiene el Instituto, se proponen las siguientes economías que sí transformarían al país (hasta hacerlo irreconocible): 

Para abrir boca: desaparecer el Poder Legislativo. Sí. Puras vergüenzas. No necesitamos dos cámaras ni 628 representes populares; basta uno por cada estado del país (elegido, claro, y a salario mínimo ya que no es legal trabajar sin sueldo); le juro que van a sobrar quienes quieran el cargo. Una sola Cámara como en la Gran Bretaña y España. Con esto nos ahorramos 13,300 millones de pesos (mdp), casi lo que cuesta todo el INE. Ni quien vaya a extrañar a nuestros gallardos tribunos. 

Compactar la Suprema Corte a tres ministros, ¿cuál es la magia de que sean once?, aquí hay otro ahorro de unos cuatro mil millones, fácil. 

Cancelar completa la Fiscalía General de la República, que nos cuesta casi 19 mil millones anuales. Que todas las fiscalías de los estados atiendan los delitos federales. Basta con agregar un rengloncito en la Constitución y ¡listo! (y ahí vamos en un ahorro de 36,300 mdp… y el INE, salvado, completo). 

Luego desaparecer a la Secretaría de Hacienda y lo mismo, que los estados se encarguen de recaudar y se hagan bolas si les alcanza o no. Con esto, economizamos 25 mil 202 mdp. ¡Audacia es el juego! 

Hay que seguir con la tijera en las secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural (que no hace nada y si lo deja de hacer ni se notará), Economía (que es de risa loca), Trabajo y Previsión Social (gran florero), Desarrollo Agrario (ni la burla perdonan)… y la secretaría reina de la farsa, Medio Ambiente y Recursos Naturales. Que los estados asuman sus responsabilidades, ¡qué caray!, y nos ahorramos otros 192,300 mdp (como diez INEs por si le parece poco). Y ya vamos en 253 mil 802 millones de ahorro. 

Ya encarrerados, a ver, dígame qué hace la Secretaría de Turismo, ¡turismo!, como si estuviéramos para andar paseando; y cerrar esta dependencia es un buena tajada de dinero: 145 mil 565 millones de pesos (aunque usted no lo crea, ahí está el presupuesto en el Diario Oficial). 

Y por coherencia con las prácticas de la 4T: no cancelar sino prohibir la Secretaría de Cultura, no tanto por los escuálidos 16 mil millones que cuesta al año sino por el peligro que entraña fomentar intangibles como el refinamiento y desarrollo de las personas que nomás produce comaladas de aspiracionistas. 

Note usted que no se toca nada de seguridad pública, salud, educación, pensiones, becas, defensa nacional, marina armada, ni Pemex ni la CFE, y así, tasajeando a machete el presupuesto nacional, dejando deshecho al gobierno, debilitando al Estado, apenas recortamos 415 mil 367 millones de pesos, que equivalen en números gruesos al 5% del gasto anual del país. 

Tal vez la cosa no sea realmente ahorrar, que a fin de cuentas no hay una Bolsa Nacional de Ahorro en las cuentas nacionales. Pudiera ser que sea solo un lema que encubre la falta de un combate real a la corrupción y mantener distraído al respetable mientras se tiran millonadas en obras y proyectos con aroma a necedad. Que dejen al INE en paz y no nos vengan con el cuento del ahorro.

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