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Alvarado, una historia de caballos

Alvarado, una historia de caballos
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+ La dupla, “El Canelo” y “La María Chuchena”…

+ La vida de “El Pablo López” y “La Romanita”…

+ Jinetes y caballerangos que hicieron fama…

+ Los carriles de frente al panteón municipal…

                        Ruperto Portela Alvarado. 

         Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.-   La historia de Alvarado va en muchos sentidos de personajes, anécdotas, calles, edificios, hasta que los recuerdos nos llevan la vida de caballos famosos de carreras parejeras, que ahora, con una sola pregunta que hace en Facebook el paisano Moisés Chávez Lara respecto a ¿quién tendrá fotos de la yegua “Romanita” de Alvarado?, se despertó el interés y se dieron muchas respuestas alegóricas.

         Estas actividades que eran privativas de las gentes de dinero en Alvarado, dueños de caballos finos y otros no tanto, fueron emocionantes y todavía se recuerdan las carreras parejeras en los carriles de frente al panteón en la calle Ignacio Altamirano, desde la calle Rockefeller, casi hasta la carretera. Todos los domingos se podían disfrutar de esa fiesta de equinos, pero con mayor razón durante las “Fiestas Tradicionales” del mes de octubre, junto con las corridas de toros populares del llamado “corral” que ponían primero en la esquina de la calle Guerrero y Ocampo; luego al final de la calle Joaquín Martínez; después en Ignacio Ramírez, esquina Netzahualcóyotl, donde está la “Palapa de Mauricio”, hasta que la pasaron al Infonavit.

         Abriendo un paréntesis de esta fiesta del “corral de toros” como le decíamos, puedo mencionar a montadores de esos animales por lo regular de la raza cebú, a Oswaldo Ferreira Ochoa “El Gato” (si no me equivoco en mi apreciación), Juan Caberta y un montador y tirador de toros al que le apodaban “La Pioja”, del que no recuerdo su nombre. Claro, que estos son los que recuerdo entre muchos otros que también eran atrevidos al enfrentar a los astados que prestaban los ganaderos como Dimas Zamudio.

         Volviendo al asunto de los caballos, yo que soy de 1951 y anduve por todos los barrios de Alvarado, nunca supe de la yegua “La Romanita”, hasta ahora que la menciona y solicita fotografías el paisano Moisés Chávez Lara, misma de la que hacen muchos comentarios, pero también preguntas sobre ella. Sí supe de otros caballos famosos que hicieron historia al igual que sus caballerangos cuidadores y quienes los montaban en las carreras.

         Al respecto y sobre la yegua “La Romanita”, que dice diana Zamudio era don Delfino Vera,  Rolando Rojas hace el siguiente comentario que les comparto:

“Según sé, porque lo escuché de algunos Carrereros como le llamaban a los aficionados a las carreras, “La Romanita”, siendo una potranca, se la obsequió don Isidro Rivera, a Don Serafín Herrera de Saltabarranca, por agradecimiento al cuidar de sus caballos, cuando él venía a Saltabarranca, con el Caballo “Medias Blancas”, a jugar contra “El Clarín”, el caballo de un cubano, llamado José Capote, que tenía a un jinete montador, René Beltrán Mendoza. En cierta ocasión, éste Cubano, jugó al Clarín un mismo día, contra un caballo del Dr. Cobos (quiero creer que se refiere al doctor Ángel Cobos Aspiazu) y luego contra el “Medias Blancas” que lógico, perdió ambas carreras y por consiguiente, varios novillos de la viuda doña Josefina, con quién vivía el Cubano”.

         En esta recopilación de la historia de caballos y dueños de los mismos, Luis Prieto Zamudio hace otro apunte:

Había un caballo alazán patas blancas, propiedad de Don Tobías Ruiz, que lo entrenaban en la mañana en los viejos carriles. Ahí lo llevaba un señor al que solo supe que nombraban como “Mayoral”. Eran tiempos de los jinetes que montaban fajados al caballo. Varios jinetes de fama de ese entonces”.

         También Carmita Guillén menciona lo siguiente:

“Mi papá Armando era el caballerango de Tobías Ruiz y aunque él no cuidaba ese caballo y lo veía y dice k si gano muchas carreras, al igual yo recuerdo de la “Camelia” muy buena yegua así como muchos más”. Quiero creer que se refiere al “Pablo López” y el que lo cuidaba era Luis Lara Valerio, “Güicho Malalma” y el que sé que lo montaba en las carreras a ese excelente caballo, era un señor al que le dicen o conocían como “El Indio”, que nunca supe su nombre. 

         No sé si en mis lejanos recuerdos esté bien, pero algunos dicen que el caballo “El Canelo” era de don Víctor Tejeda, aunque tengo entendido que el dueño era don Isidro Rivera, también propietario de la tienda de ropa y calzado “La Nueva Norma” que estaba donde hoy funciona el billar “La Riviera Alvaradeña” en el boulevard Juan Soto. Por ahí estaba la Ferretería “El Candado” de Miguel Saba Nader, la tienda de ropa infantil “El Vaquerito” de Miguel “La Gata”, la envasadera de pescado de Julio Hernández Arango “Plomada” y la bodega de plátanos de mi tío, Joaquín Tiburcio Lira “Barril”.  

         Todo tiene una relación con otra en el Alvarado de ayer, pues acordarse de estas historias es un hermoso ejercicio mental que nos llena de satisfacción porque revivimos tiempos que nos fueron felices y a la vez vienen a nuestra memoria muchas personas e inclusive vivencias propias alrededor de ellas. Pues como dijeron: “había también en esa época otra yegua llamada Pata Bendita –que no conocí—que también era muy buena corriendo”.

         Creo que se me fue el tiempo y por eso no recuerdo muchas cosas como a la yegua “La Romanita” o el caballo “Patas Blancas” que solo me viene a la memoria por la canción del mismo nombre, del “Caballo de Patas Blancas, con herraduras de acero, me vas a llevar a ancas, aunque me alcance el lucero…”, pero sí tengo en mente la anécdota de “El Canelo” que fue la sensación de los años 60s, hasta que llegó “La María Chuchena” que le ganó en las 400 varas castellanas, porque dicen, “se enjiribilló con la hembra” y no corrió lo mejor que era. También cuentan que  al “Canelo” lo cuidaban a tal punto que antes de cada carrera le daban su rameada con albahaca y unción con alcohol, por aquello de los malos aires y espíritus.

         Lo que sí me acuerdo es que el encargado de cuidar al “Canelo” era don José Manuel Ruiz Zamorano, conocido como “El Sordo”, papá de José Enrique Ruiz Uscanga, el eterno director de la Casa de la Cultura de Alvarado y de mi amigo y condiscípulo de la Secundaria, José María “Chema” Ruiz Uscanga. La verdad que no sé quién era el que montaba ese caballo en las carreras en las que se apostaban miles de pesos, de aquellos tiempos en que sí valían los billetes.

         Tengo entendido que el caballo “Pablo López”, propiedad de Tobías Ruiz, lo tenía bajo su cuidado “Güicho Malalma” hermano de Enrique “El Palomero”Rolando “La Facha” y Elías Lara Valerio, hijos de Natalia Valerio, hermana de Vicente Valerio “El Aleluya”. Lo que no se me olvida es la pequeña estatura del señor que le decían “El Indio” que era el jinete oficial del “Pablo López” y de quien –insisto– nunca he sabido su nombre de pila.

         Tengo en mente la enorme figura de un caballo negro brillante, propiedad de Felipe “Felipete” Zamudio Mora al que creo le llamaban “El Azabache”. Y cierto, me recuerda mi hermano Matías “Pepe” Portela Alvarado, a ese cuadrúpedo lo cuidaba un chamaco fornido de origen oaxaqueño al que le decían “El Chaneque”, que vivió con esa familia por mucho tiempo y luego nunca supimos que se hizo de él. Lo que sí recuerdo es que se daba unas tundas con  Dimas Zamudio Mora“Dimita”.

         Eso es lo que se refiere a los caballos de clase, los grandes ganadores y de tiempos extraordinarios en las 400 varas castellanas que se corrían por lo regular y reglamento. Hubo otros no menos buenos en su categoría que hicieron historia como el “Gateado” propiedad de don Dimas Zamudio que era un caballo brioso y de gran carrera para los de su medida. Ese animal lo tenían suelto en el rancho y en las fiestas de octubre hasta lo alquilaban para monta de las cabalgatas; pero en algunas ocasiones lo vi correr y hasta lo monté una vez cuando íbamos a buscar el caballar para las fiestas.

         Recuerdo que Rubén “La Currutaca”, además de aficionado a las carreras parejeras de a pie, le gustaban los caballos y tuvo uno con el que corría, montaba y apostaba. Quien también fue muy aficionado a los caballos de carrera fue David Gaspar Santiago Uscanga “La Viuda” quien además, si no me equivoco, fue jinete de los buenos y quien presumía su valía.

         A mi memoria viene la figura esbelta y mediana estatura de Miguel Hermida Santiago “El Gavilán”, quien fue un buen corredor de 25 metros planos, pero creo que además, fue jinete en muchas carreras de caballos, si mal no recuerdo. En esas actividades como caballerango y montador, supe de Virgilio –quien fuera esposo de mi amiga Dolores “Loly” Pensado— y su hermano, del que no sé su nombre y tampoco sus apellidos. Me parece que Felipe “El Loco” Tiburcio Enríquez, también tuvo un caballo de carreras, aunque no estoy muy seguro.

         Al que vi con mucha afición por los caballos fue a Eduardo Campos Sosa “Pinti”, familiar de Ramón Donato Rosas Tiburcio “Pian” y Julián, hijos de doña Javiera Tiburcio, muy conocidos en el barrio Doctor Ruiz E. Ruiz y todo Alvarado.  Creo que “Pinti” hasta tuvo uno o dos cuadrúpedos que él mismo cuidaba y montaba. Tampoco me olvido que fue un excelente corredor de 100 metros planos en sus mejores tiempos.

         Pero claro, como siempre, algo se me habrá olvidado de los caballos, caballerangos, jinetes y dueños de estos rocines, que en la historia de Alvarado fueron significativos en los años 40, 50, 60 y no sé si a la fecha haya afición como antaño. Si es así, ahí me cuentan y comentan…

Con un saludo desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, la tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya…

Para contactarme: rupertoportela@gmail.com

Celular: 961 18 8 99 45.

MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE COLUMNISTAS CHIAPANECOS. A. C.           

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