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A dos metros de ti / A Estribor

A dos metros de ti / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

 

No soy ni remotamente un crítico de cine. A lo más un cinéfilo como muchos. La semana pasada vi: “A dos metros de ti” una tierna película que apuesta más por la taquilla aunque basada en un drama conmovedor y al mismo tiempo romántico muy ad-hoc para los primeros amores de las Teenagers. Una pareja se conoce en un hospital, ambos portadores de bacterias que afectan letalmente sus pulmones. Enamorándose pero sin poder tener contacto a riesgo de contagiarse y morir inevitablemente. Él espera resultados de un método experimental y ella un trasplante de pulmones que le salvará la vida. Es una película para soltar la lagrima –y no es cursilería-  si se tiene un corazón de pollo como el mío, que puede ponerse llorar hasta con un comercial.

 

Al ver la película contrastan ineludiblemente las condiciones en que operan nuestros hospitales en México. Salvo quienes tienen el privilegio de vivir “la vida en rosa” o gozan de la protección de una compañía aseguradora; enfermarse en nuestro país es algo que puede llevar a la ruina a cualquier familia. Los servicios hospitalarios privados son carísimos y sobre todo los honorarios de los especialistas.

 

Por otra parte aunque el gobierno destina cantidades multimillonarias en los servicios de salud para la población en general, las condiciones en que operan son terribles por falta de medicamentos o por médicos asalariados que tratan con cierto desdén a sus pacientes. No generalizo; por supuesto, ni escatimo el hecho de que hay médicos y enfermeras esmerados y comprometidos con su vocación. También lo es que en ocasiones cuentan con modernos y costosos equipos para dar atención de primer nivel con los que muchas clínicas privadas no cuentan. Los más afortunados pacientes pueden acudir al Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán” o al Hospital Siglo XXI. Mejor ni hablar de la corrupción que impera en la adquisición de medicamentos, las mafias sindicales o la contratación de servicios subrogados.

 

El tema de fondo es lo incipiente de nuestra medicina en general respecto de temas como el trasplante de órganos. Y no es que no haya buenos médicos. Si los hay, muchos de ellos operan lo mismo en hospitales públicos y privados o en clínicas de los Estados Unidos. En provincia es casi imposible.  Aunado a ello, nuestros usos, creencias y costumbres demeritan la cultura de la donación de órganos a la que no estamos acostumbrados mientras que cientos de pacientes mueren en medio del drama por esperarlos. La muerte accidental de una persona, sana en vida, puede salvar no una sino varias vidas. En países más desarrollados la cultura de la donación avanza a la par de los servicios médicos.

 

Según una nota del periódico Reforma, fue apenas en 2017 que se realizó el primer trasplante bilateral pulmonar exitoso, mientras que en otra nota de periódico La Opinión, A Coruña, señala que: “España supera los 4.000 trasplantes de pulmón, con 300 intervenciones cada año”. Actualmente, hay 26 unidades de trasplante hepático, que han hecho más de 21.500 trasplantes a lo largo de los últimos 30 años.

 

En México de acuerdo con estadísticas del Registro Nacional de Trasplantes (RNT), 12 mil 523 pacientes esperan un riñón; siete mil 549 necesitan córneas, 392 un hígado, 55 un corazón y 10 un páncreas. Así las cosas… Done sus órganos y salve vidas.

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