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Vividores y mantenidos / La Feria

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Sr. López

 

Este López era niñito y ya le molestaba oír a unos tíos, todos grandes, decir: -Le tengo que preguntar a mi mamá (o le pido permiso a mi mamá) –eran los hijos de tía Marina (así se llamaba), señora de pelo en pecho, rica, que mantenía plena autoridad sobre sus cinco hijos (y sus esposas e hijos), pues los mantenía de punta a rabo: alguno trabajaba, poco y para ella, que llegó a tener 300 vacas lecheras. Finísima de trato, parecía que arreaba ganado cuando le hablaba a los inútiles de sus hijos, que vivían empollando la herencia (para lo que les duró). El caso es que ella mandaba porque ella pagaba. Feo.

 

El presidente Peña Nieto se encrespó antier después de recibir una filípica de parte de la presidenta de una ONG llamada Causa en Común, A.C. (registrada como Organización de la Sociedad Civil, OSC), María Elena Morera Mitre, durante la clausura del sexto “Foro Nacional Sumemos Causas por la Seguridad, Ciudadanos + Policías”, organizado precisamente por Causa en Común, en el mal llamado Castillo de Chapultepec (que no es castillo sino alcázar), en presencia de granada concurrencia entre la que destacaba la embajadora de los EUA, Roberta Jacobson.

 

La señora Morera dijo verdades, sin duda, pero muy incómodas, sobre la inseguridad nacional (dejando ponchado en base a don Osorio Chong, seguramente sin darse cuenta), y declaró que es una masacre de “proporciones bélicas” (que no sabe uno si fue “lapsus”, en lugar de “bíblicas”, o si la señora quiso decir que México está como en guerra).

 

El Presidente contestó más o menos que no se cuenta nada de lo bueno que hacen policías y ejército, que sí, también es cierto; y que lo purga que la gente esté critique y critique (él lo dijo bonito: “Se quiere un trabajo responsable y eficaz de las instituciones a las que todos los días pretendemos desmoronar, descalificar, especialmente a los integrantes de las fuerzas armadas”; algo de razón lleva).

 

Las ONG’s (Organizaciones No Gubernamentales), en México cambiaron a OSC’s (Organizaciones de la Sociedad Civil), para diluir su dicha inicua de no formar parte de ningún gobierno y acceder a los dineros del presupuesto público.

 

Eso fue cuando en 2004 (el 9 de febrero, muy presente tengo yo), salió la nueva “Ley federal de fomento a las actividades realizadas por organizaciones de la sociedad civil”, que tuvo mucho éxito, pues ¡vaya que las fomentó!: su número se cuadruplicó (eran por ahí de 7,700 y ahora son más de 30 mil); y el gobierno federal en 2005 les donó casi 1,233 millones y el año pasado, llegó arriba de los 7 mil millones de pesos (datos tomados de las Cuentas Públicas federales, no anda uno inventando nada); o sea: en once años el gobierno les otorgó un 574% más de presupuesto. Nada mal.

 

Las ONGs (OSCs), trabajan sin fines de lucro desde la sociedad civil para la sociedad civil. Muy bien. Igual que las organizaciones religiosas, los “Boy Scouts” y la “Sociedad de Damas de la Caridad, Abejitas de Santa Rita”, que no reciben dinero de nuestros impuestos, faltaba más… y no sabe uno cuál sea la razón para que sin que el peladaje haya sido informado, se les esté destinando semejante dineral a OSCs que no acaba uno nunca de saber bien a bien a qué se dedican, aparte de hacer ruido y dar mucha lata, con resultados en no pocos casos, discutibles, muy discutibles.

 

El 18 de octubre de 2015, el diario Milenio publicó un artículo de María Elena Zúñiga, con datos asaz interesantes, por ejemplo: en 2014 entre las OSCs que más dinero del erario recibieron, según la Secretaría de Hacienda fueron, Fundación BBVA Bancomer (325.6 millones de pesos, mp); Fundación Inbursa (la de Slim: 250 mp); Fundación TV Azteca (245.6 mp); Fundación Televisa (210.6 mp); aparte de otras muy presentables, como la Cruz Roja… es como tragar  piedras de molino que el dinero de los impuestos ayude a fundaciones de banqueros, Slim, Salinas Pliego o Azcárraga. Y no dice uno que lo malgasten, no, nada más que los del peladaje estamos muy fregados como para estar ayudando a los ricos, ricotes a hacer obras de caridad.

 

Aparte de eso, cita el artículo de Milenio a la senadora Angélica Araujo, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores y Organismos No Gubernamentales del Senado, quien dijo que cada año se crean OSCs “coyunturales, con intereses particulares, económicos o políticos” (y agárrese), “que cada año desaparece el 50% de las OSCs creadas el ejercicio previo”. O sea: se crean, reciben dinero y se evaporan (junto con el dinero).

 

Luego está otra cosa muy de pensarse sobre las ONGs (OSCs en México, no se le olvide): reciben dinero de cualquiera y eso incluye empresas (con intereses) y entidades financiera internacionales, como el banco Mundial (con más intereses). No es secreto. Y nadie anda regalando dinero nada más por amor al prójimo (no es cierto: la Cáritas y Adveniat de la iglesia católica de Alemania sí ayudan desinteresadamente y hasta les toman el pelo: consta a este López).

 

Nada dice este su junta palabras de confianza sobre las fundadas (y documentadas), sospechas de que algunas, no pocas, más bien muchas de las más rumbosas y afamadas ONGs (OSCs), reciben instrucciones de gobiernos, entre los que destacan los EUA, siempre tan preocupados por nuestro bienestar.

 

Ser ONGs (OSCs) no es garantía de nada, ni de imparcialidad ni rectitud. Son asociaciones de seres humanos, igual que los partidos políticos y los gobiernos lo son y ya en cada caso se sabrá si son o no, honestas y eficientes.

 

Y hablando de eficiencia, le vuelvo a recomendar se lea “Blanco bueno busca negro pobre”, del antropólogo Gustau Negrín, en el que relata medio siglo de fracasos de “ayuda occidental al desarrollo de África” (algunos hilarantes, otros trágicos) y algunas maneras de transar dinero de las ONGs… sí.

 

Como sea: en México están de moda y llegaron para quedarse. Lo único que se pregunta uno es si de veras nuestros impuestos deben gastarse en ayudar a los que ayudan; eso cuando no sean simples vividores y mantenidos.

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