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Urge su ausencia / La Feria

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Sr. López 

Lunes 2 de enero, primer día hábil, fin del despelote anual… aunque no del todo, falta Reyes y lo mero principal: curar cuerpo de los estragos lúdico-gástrico-etílicos de la temporada (ahí, al pasito, sin angustias… da tiempo, falta para la Semana Santa del 2023). Como sea, oficialmente, hoy es el primer día de actividades y regreso a sus deberes de los que dirigen los destinos de la patria. 

Este fin año fue la excepción al comportamiento habitual del INET (Índice Nacional de Escándalos y Tarugadas), que con motivo del puente Guadalupe-Reyes, suele descender en vertical dado que nuestros próceres atenúan sus labores, pero en esta ocasión por copia y gracia de la ministra pasante Yasmín Esquivel, reportó tremores que se temió despertaran a don Goyo, que el día que se ponga pesado, sepulta en lava la capital nacional y alrededores. 

Y no fue todo: los diputados de Morena que dijeron haber pagado los anuncios espectaculares por todo el país, con el perfil de doña Claudita y su cola de caballo (sin doble sentido, no sea así), anunciaron el viernes que los van a retirar para no dar agarraderas a la oposición, añadiendo la nota de color a la picaresca política que emite sus fumarolas desde Palacio Nacional (siendo picaresca lo relativo a los pícaros, en la segunda acepción de pícaro: tramposo y desvergonzado). 

Así, este año ya fenecido no dio descanso a los espeluznados tenochcas, atenazados cotidianamente por las matutinas falacias de nuestro Presidente Simpliciter, asumiendo como todos sabemos, que falacia es engaño, fraude o mentira y que la falacia ‘simpliciter’ es la llana ignorancia, mentira o falta de lógica al argumentar, como hacía el recordado Helvidio (S. IV), quien defendía sus heréticas tesis teológicas diciendo: “no negamos lo que está escrito, de igual manera que rechazamos lo que no está escrito”, lo que fundía el seso a sus oyentes, muy parecido a algunas afirmaciones presidenciales como la del viernes pasado, cuando pronosticó que en lo que queda de su periodo, la economía crecerá un 3% anual en promedio y que (agárrese): “(…) no vamos a tener cero crecimiento en el sexenio (…) puede ser poco crecimiento pero mayor desarrollo (…) es una estrategia completamente nueva”. 

¿Nueva?, ¡novísima!, menor crecimiento con mayor desarrollo, de medio kilo de masa, un kilo de tortillas. Y claro que puede haber peores condiciones de vida para las mayorías con un alto crecimiento de la economía, claro que sí, puede pasar y pasa (pasaba, sería más apropiado), pero lo que jamás veremos suceder es lo contrario, que con menor crecimiento mejore el desarrollo, la vida de la gente. Primero, crecimiento y luego, generar condiciones de aspersión del crecimiento, mediante políticas fiscales, sociales, seguridad pública, salud, educación… ¡ah! y cultura, cultura y más cultura. 

Y haga favor de tener presente que hasta ahorita la opinión de los expertos es que el crecimiento económico del país en el sexenio actual, será del CERO por ciento, por lo que la premisa de que con “menor crecimiento”, tendremos mayor desarrollo, queda en palabras vacías, ‘flatus vocis’, que de ‘flatus’ viene flato, manera decente de referirse a la expulsión accidental o impúdica de gases intestinales. Sí, puro flato. 

Se añoran los tiempos en que Andrés Manuel López Obrador sostenía que el entonces presidente Enrique Peña Nieto, debía renunciar (La Jornada del 26 de agosto de 2014, página 19, para que no batalle), por el estancamiento de la economía que en ese 

sexenio creció un 2.5% promedio anual, según Inegi. Y en octubre de ese año, insistió: “(…) ¿por qué esperar al 2018 si ya sabemos que cada día va a estar peor? Es mejor que Peña haga ahora ese servicio al país, ¡qué se vaya!” (Proceso, 10 de octubre de 2014; Rosalía Vergara). ¡Vaya, vaya!, pues si renunciar al cargo por bajo crecimiento es servir al país… no, ni pensarlo… como sea le seguimos. Total. 

De regreso a la realidad monda y lironda: supone este menda que en la Noche Vieja, al menos cinco personas deben haber recibido el año nuevo con tanga, trusa, bóxers, calzones mata-pasiones y largos hasta los tobillos, unos encima de los otros y todos de color rojo intenso: el huésped de Palacio, las tres corcholatas designadas y doña Yasmín (para la que el año puede terminar esta misma semana cuando no resulte elegida presidenta de la Corte). Se les desea lo mejor, no seamos mezquinos. 

Pero como lo de las prendas íntimas color rojo (o guinda), es probadamente inútil y considerando que conforme al sistema métrico sexenal que rige nuestra vida pública, este año entramos en el siempre turbulento quinto año gobierno, pudiera convenir mejor una colecta nacional, como un Teletón, para el pago de hechiceros nacionales o haitianos, bien acreditados en limpias integrales, en beneficio en primer lugar, del Ejecutivo (que ya lleva varias, pero parece que sin provecho), y también para conjurar las malas influencias que pudieran desfavorecer a las supradichas corcholatas presidenciales y también a los opositores, que buena falta les hace un exorcismo. Y pensando en grande, para lo futuro, podría construirse un Centro de Rehabilitación Integral de Políticos (CRIP), con psicólogos y padres confesores (pero, curas curtidos, ¡van a oír cada cosa!)… en cada estado de la república. 

Claro que en plan realista, sabedores todos de que ni calzones ni brujos hacen milagros, procede antes de que ya sabe quién descomponga también este año, haga ejercicios de silencio, para que La Patria pase menos vergüenzas con sus declaraciones cotidianas, y practicar “taichi” político, para que tonterías y meteduras de pata se hagan lo más despacio posible y así haga menos, porque ya agotó su cuota sexenal autorizada y tolerada de errores. 

En fin: pa´l caso. Nosotros, a lo nuestro, cumpliendo los deberes de cada día, que eso es lo que mantiene el país andando y no los deseos imposibles de que cambie quien no puede cambiar y bien haría en reflexionar por qué a tanta gente ya urge su ausencia.

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