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Tirios y troyanos / A Estribor

Tirios y troyanos / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor


Dos visiones se enfrentan a diario en la vida pública del país. Seis años –dicen- son muy pocos para los grandes cambios que se propone la 4t. Por eso el presidente muestra prisa ya que ha reiterado, una y otra vez, que no se reelegirá y concluirá su mandato para ir a su retiro en Palenque.

Sus postulados ideológicos no se han movido ni un ápice en los 18 años que perseveró en llegar a la presidencia del país. Es un hombre de izquierda –bastante sui generis- que ha sido congruente en llevar una forma de vida bastante moderada que le ha valido la confianza de una mayoría que voto él, convencida devotamente de su honestidad.

Proviene de la gran escisión del PRI en el 88 encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas que defendía los ejes el nacionalismo revolucionario. Fue Miguel de la Madrid quien inició el viraje hacia una política de desmantelamiento del estatismo económico. Aquel que llegó a su clímax en los gobiernos de Echeverría y López Portillo, hundiendo al país en una severa crisis económica.

Arribó entonces al poder la llamada tecnocracia. Carlos Salinas firmó el TLC y con ello insertó a México en el proceso de globalización económica  después de la caída del muro de Berlín y la Perestroika, que provocaron la derrota del socialismo como modelo económico. La China comunista, pasó de ser un régimen autoritario y de economía de estado, a un régimen igualmente autoritario pero que liberalizó la economía al grado de convertirse en una potencia mundial.  Al mismo tiempo detonaron sus economías los llamados tigres asiáticos. Corea del Sur se convirtió en 20 años en una de las economías más poderosas. La revolución tecnológica transformó al comercio mundial. Los países que no se adaptaron a esos cambios y persistieron en el control del estado en los medios de producción, son hoy los mismos  donde la mayoría de la población permanece en la pobreza extrema. Corea del Norte y Cuba son un ejemplo de ello.

En América Latina el proceso ha sido difuso. La única economía que adoptó plenamente el libre mercado fue Chile. La dictadura pinochetista mantuvo un crecimiento económico sostenido y muy superior al de sus vecinos en el cono sur. Argentina aún no se repone del populismo peronista y en Venezuela el arribo de Chávez  y el llamado socialismo del XXI, hoy tienen a un pueblo que padece no solo un régimen tirano, sino una gran miseria. De nada les sirve tener el 20% de las reservas petroleras del mundo. Bolivia va por la cuarta reelección de Evo Morales que arribó al poder en 2006 y habrá de perpetuarse hasta 2025. Muestra un crecimiento económico sostenido, pero dista mucho de ser un país que haya abatido la pobreza y los desequilibrios sociales.

El socialismo genera pobreza. Vuelve ricas a las élites burocráticas y más pobres a los pobres. La historia nos ha dado ejemplos fehacientes. El gobierno de México inicia ahora un viraje que quiere y puede imponer a toda costa una serie de políticas que –para algunos- vaticinan el fracaso de nuestra economía. El estado se quiere imponer a las leyes del mercado como en el caso de los precios en las gasolinas. Buena parte del gasto público se destinará a programas sociales que pretenden compensar la desigualdad sin crear empleos productivos al tiempo de desestimular la inversión privada. Tal es el caso de la cancelación del NAIM que se sacrificó por el costo, sin pensar en el beneficio. La inversión en el Tren Maya pretende paliar la desigualdad social en el sur del país. El costo se impone por encima de sus muy improbables beneficios. En aras de lograr nuestra autosuficiencia energética se invierte en Pemex para rescatarla –con un afán nacionalista- de la quiebra, contra todas las predicciones económicas que apostaban por la apertura al sector privado y a nuevas tecnologías.

El Presidente propone un crecimiento del 4%. Nada más que el Banco de México, las calificadoras y su propio Secretario de Hacienda “tienen otros datos”. Quienes osan contradecir sus propósitos son objeto de toda clase de improperios. No son más que agoreros del desastre. México es el conejillo de indias de la llamada 4t. Solo el tiempo le dará la razón a tirios o troyanos. Si aciertan, habrá que reconocerlo. El problema es que si se equivocan lo lamentaremos todos sin importar ya, quien haya tenido la culpa…

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