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Palestra / Apretar la vejiga

Palestra / Apretar la vejiga
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Rodrigo Ramón Aquino

El uso propagandístico que se le ha dado a las encuestas de preferencias electorales en las últimas décadas han minado su credibilidad. Hoy los profesionales del ramo sortean una enorme crisis y padecen la lapidaria sentencia popular: “quien paga la encuesta, gana”. Incluso, más allá de si los resultados se acomodan al cliente, un problema de fondo es que quien responde, miente.

Si las grandes casas encuestadoras, no sólo en México, sino en el mundo, aun con sus metodologías, con sus claras muestras aleatorias, con el prestigio que deben defender a muerte para proveer mediciones confiables, precisas, transparentes, útiles, han fallado al no contemplar nuevas dinámicas de interacción social, los sondeos en Facebook, son, digamos, un chiste.

No pretendo ofender a quienes las realizan o quienes participan en ellas —muy su gusto y derecho—; pueden ser en el mejor de los casos entretenimiento en redes, pero de ello a tenerles algún tipo de consideración periodística o política, hay un enorme trecho. Su principal problema es que no hay universo ni muestra, son autoselectivas, es decir, participa el que tiene algún incentivo.

Al ser tan abiertas, el riesgo cuantitativo de bots y troles es latente, además que, se sabe, suspirantes ávidos de ganar instruyen a sus subordinados y simpatizantes a votar a su favor. Este tipo de ejercicios terminan pareciéndose a las competencias de quién hace pipí más lejos, no tiene ninguna utilidad, pero brinda satisfacción a quien se esforzó más en apretar la vejiga.

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