Ernesto Gómez Pananá
Carpe diem.
Un mes y medio sin Galimatías. Gracias a quienes preguntaron por la ausencia: exceso de compromisos laborales y académicos en este cierre de año me obligaron a suspender temporalmente este ejercicio cómico-mágico-semanal. Va una última colaboración para cerrar el año agradeciendo la amistad y el amor, el servicio público, mi hija, mis hijitos, mi tía la de Avándaro-no-Avándaro (chiste solo para lectores con membresía), mi CB, mi equipo de colaboradores, mis jefes, mi chucho, la alberca, la bici, mis lecturas. Gracias vida por todo lo que me diste en este 2022 en el que llegué al quinto piso. Vivir como si fuese el último día.
Del siete de noviembre a la fecha se acumularon asuntos que en periodo ordinario habrían sido tema de esta colaboración. Va un aleatorio recuento de algunos de ellos:
La marcha a favor del INE. Miles salieron a las calles y siempre será de festejar que ciudadanos con interés participativo manifiesten su acuerdo o desacuerdo con temas inherentes a ellos mismos en tanto sociedad gobernada por autoridades electas. La democracia es una camino largo. Muy largo. En él hay evolución, pausas, retrocesos y avances sólidos. El presidente dista mucho de ser perfecto o infalible pero algo es innegable: ha replanteado la agenda política brutalmente. No es que se haya erradicado la corrupción o ya seamos Dinamarca, pero hoy millones lo aman porque se sienten escuchados y al escucharlo se sienten reflejados.
Es innegable también que el INE es necesario, que su profesionalización ha costado décadas y que ciertamente es perfectible: no es intocable. Solo hay que hacerlo con cabeza fría y neutralidad. Ahí, el poder legislativo es quien tiene mano: su obligación moral es actuar honorablemente y sin atender la agenda electoral de ningún partido -de ninguno-. El presidente propone pero el legislativo analiza -debiera-, ajusta, acuerda y dispone. Son diputados pensantes. Atrás quedaron esos que llamábamos “diputados levantadedos”
Por lo demás, traigo a cuenta una de las expresiones más repetidas a lo largo del recorrido al Ángel de la Independencia: “el INE no se toca”, gritaban. Disiento. Muchas cosas no se tocaron durante décadas en nuestro país y habían de haberse tocado: nunca se tocaron los salarios mínimos, nunca se tocó la ceguera ante el outsourcing, nunca se tocó la exención de impuestos a grandes empresarios, nunca se tocaron las políticas en telecomunicaciones, educación o deporte. Habrían de tocarse. Con juicio y con inteligencia. Con profesionalismo. Cualquier cosa es perfectible.
La otra marcha. Otros tantos miles -desconozco cuántos reportó Martí Bartres ese día- marcharon en torno a AMLO. Tremenda señal de músculo y lógica política. Se trataba de tomar la calle y se tomó. Impresionantes fotografías del mar humano.
Llama mi atención un dato en particular. Me refiero -guste o no- a la desacralización de la presidencia. Ciertamente vive en un palacio, pero toda la parafernalia de vallas de Estado Mayor y arcos de seguridad ya no existe; incluso en un evento de esta magnitud cualquiera puede acercarse al presidente.
Checo campeón. La temporada del piloto jalisciense es la mejor de su carrera, a pesar, por encima y a contra pelo de la ética de su coequipero neerlandés, quien no se merece a un compañero como el Checo. El deporte es así: hay caballeros y hay quienes carecen de ética y están dispuestos a romper las reglas con tal de seguir ganando. Corre Checo. Ya vendrán mejores tiempos.
Reforma al INE. De la reforma al INE opinaré en enero. Solo apuntó una vez más una convicción personalísima: el Partido Verde es la peor rémora gansteríl que hayamos tenido en México, son el paradigma vivo de la ausencia de principios y la abundancia de ambición vestida con camisas finas.
Chiapas. Así como el país se llena de lemas, bardas y aspirantes que aman a México y nos lo cuentan vía Tik Tok, en Chiapas vivimos el equivalente a nuestra escala, ridiculeces incluidas.
Lo sostengo desde hace décadas: antes que saber de sus lecturas, sus recetas de tamales o su arbolito de navidad, pidamos a los aspirantes dos cuartillas con propuestas de gobierno y respuesta a una pregunta inicial: ¿para qué quieren gobernar a Chiapas? Mínimo dos cuartillas. Sin ayuda ni asesores. Tantito pudor.
La selección. Soñamos con el quinto encuentro y solíamos quedar en el cuarto. Esta vez fue peor. Fueron sólo tres partidos. No es el árbitro, no son la cancha ni el adversario. Somos nosotros.
Oximoronas única. Agradecimiento especial a la RdMV. Siempre. Todo.