+ Currícula de Estudios; ¿adecuada a la realidad social?…
+ La importancia de las asignaturas y los maestros…
+ Urgente revisión de los procesos educativos…
Ruperto Portela Alvarado
LOS TALLERES Y LA REALIDAD SOCIAL…
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- La gran discusión en las universidades ha sido si la diversidad de conocimientos les son suficientes a los futuros profesionales de alguna materia para obtener un grado académico o solo es la teoría de una realidad que el egresado casi siempre desconoce. Otra, si la currícula de estudios vigente es la adecuada para preparar profesionalmente a los jóvenes del presente para el futuro.
Un análisis profundo de las materias que se ofrecen en cada una de las carreras universitarias, llevaría a decidir si hay suficiencia en esos conocimientos o si algunos no sirven para nada y es una pérdida de tiempo. Reconvertir el proceso educativo hacia lo más cercano a la verdad y la realidad, ¿sería lo más conveniente?.
Explican los filósofos que el ser humano no es feliz porque obedece a su mentalidad interior y no a la realidad en que vive; porque no la ve, no la percibe y se aleja de ella. Por eso los estudios universitarios deben llevar al alumno a la percepción de la realidad en la que vive y la sociedad a la que ha de servir más tarde cuando egrese de una carrera de licenciatura o postgrado.
Debemos hacer reaccionar a los educandos sobre la importancia de cada una de las asignaturas que cursan, para que en conjunto de sus conocimientos adquiridos sean profesionales de la especialidad que eligieron. No es solo ofertar materias para carreras y egresados sin calidad ni importancia en el seno social. Se estudia para ser mejores seres humanos; tener una relevante participación en la sociedad y gozar de un alto estatus de vida, en lo económico, político y social.
Claro, no se trata de cambiar de tajo y cuajo –como se dice en el argot popular—las currículas escolares, pero sí hacer una revisión y análisis sobre si lo que se ha estado haciendo y ofertando en las universidades es lo más conveniente para la construcción de las nuevas generaciones de jóvenes profesionistas. Vela le pena una llamada de atención; una alerta ante la emergencia de la mediocridad social en la que hemos caído, incluidas las universidades públicas y privadas.
Mientras, podríamos empezar por revisar los planes de estudios de abajo hacia arriba sobre el cúmulo de conocimientos necesarios que debe poseer un educando para pasar del nivel preescolar a primaria; los conocimientos obligados para transitar del primero al segundo y así sucesivamente hasta el sexto grado. Así mismo los requeridos para ingresar al nivel medio superior (Secundaria, Preparatoria, Bachillerato) y consecuente de la preparación académica para ingresar al proceso universitario. Eso no se ha hecho o quizá cuando se hizo, se truncó por problemas políticos en el Sistema Educativo.
Ahora, ese mismo proceso de revisión académica del estudiante se debe hacer de arriba hacia abajo, del nivel universitario (Licenciatura), pues el aspirante a una carrera profesional debe comprobar un cúmulo de conocimientos que no deben ser los básicos, sino los obligadamente necesarios para no frustrar ni truncar los estudios universitarios de un aspirante a una especialidad profesional.
Luego entonces, la pregunta es: ¿las materias que se ofrecen en cada carrera universitaria son las adecuadas y/o necesarias para lograr profesionistas de calidad y alto nivel de conocimientos para ejercer la especialidad cursada? No lo sé. Por eso me atrevo a preguntar y proponer que con otras estrategias académicas acerquemos a los estudiantes a la realidad que tendrán que enfrentar cuando egresen de una carrera universitaria.
La preocupación de las autoridades de Educación Superior es proporcionar una educación de calidad, posiblemente de excelencia; pero también confiable y ligada a las necesidades de la sociedad; no a los intereses de la oficialidad o, en muchos casos del sector público y privado.
Y cómo es necesariamente obligado que la Educación Superior sea de calidad y posiblemente –hasta donde se pueda—también de excelencia, no menos importante es la base educativa preescolar, primaria, secundaria y media superior, para obtener buenos resultados en el proceso enseñanza-aprendizaje. No se podrá negar que la Educación Básica y Media Superior y Superior, ha llegado a límites de mediocridad por muchas razones, situaciones, decisiones oficiales y del magisterio mismo.
Reestructurar el Sistema Educativo Mexicano desde la base social de la Primaria y niveles subsecuentes, es “una emergencia académica” desde el gremio magisterial que se denota en atraso pedagógico y desinterés en su responsabilidad educativa. Los objetivos del proceso enseñanza-aprendizaje se han tergiversado, llegando a los más bajos y peores niveles –en las últimas décadas—en la Educación Básica, Media y Superior. Por eso la calificación de “emergencia educativa”.
Si bien la recomendación es revisar las currículas académicas de las universidades, también urge hacerlas en todos los demás niveles, porque uno depende del otro para elevar la calidad educativa desde los profesores –mediante capacitación suficiente y eficiente—hasta los elementos básicos que son escuelas bien equipadas y con recursos suficientes para los servicios primordiales. Porque solo así, se obtendría un “producto” final que son los estudiantes y egresados de las diversas carreras, con un alto nivel de calidad.
Pero al margen del análisis, revisión y cambios en las currículas universitarias, es necesario que en todas las carreras se integren las materias de >>Filosofía<<, >>Ética<< y >>Lógica<<, con valores apegados a la realidad. Tres tópicos importantes en la educación como en la vida, que se deben retomar con toda la responsabilidad que exige el proceso de la preparación académica y profesional para el desarrollo social y humano.
En esas circunstancias, ante la “emergencia educativa”, es necesario plantear nuevas estructuras académicas como lo son los “Talleres” integrados a los procesos de cada carrera con un sentido de la realidad que habrán de enfrentar los egresados de cada especialidad, ya sean en la medicina, profesionales del derecho, la psicología, educación, contaduría pública o el periodismo como es mi caso. Donde tendremos que aprender en el transcurso de la carrera lo que habremos de aplicar de la especialidad misma y, además de los conocimientos obligados de la propia currícula, el sentido de “saber pensar”(Filosofía); “actuar con valores, verdad y honestidad” (Ética) y en “razón a la realidad” (Lógica).
Quiero entender que el “laboratorio del escritorio” desde donde deciden el conglomerado de materias que se tienen que cursar para aprobar y licenciarse en alguna de las muchas especialidades ofertadas e impartidas por las universidades, ya están “perfectamente” estudiadas y analizadas; que son las asignaturas necesarias que validan las mismas autoridades, que hasta hoy no sé si tienen la capacidad para decidir este proceso que muchas veces limitan el futuro de los jóvenes estudiantes.
Por eso insisto en integrar los “talleres de especialidades” de cada carrera que se imparten en las universidades públicas y privadas del país, apegadas al futuro que tendrán que enfrentar los futuros profesionistas, con un sentido práctico de la realidad, desde el inicio de sus estudios; confirmando su vocación, su compromiso con la sociedad, enmarcado en la lógica y la ética para ejercer lo que hubiere aprendido. Por supuesto que esta es una opinión a reserva de ser discutida y cuestionada…
Se acabó el mecate… Y ES TODO…
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MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE COLUMNISTAS CHIAPANECOS. A. C.
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