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La otra historia del TecTuxtla / Índice

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+ Una versión libre de compromisos…

+ Los tiempos de resplandor del Instituto…

+ Rapiña y corrupción de directores…

+ Propuestas y proyectos no realizados…

                        Ruperto Portela Alvarado. 

                               Primera de tres partes.

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- El 15 de febrero de 2007, mediante oficio D-018/7, el director del Instituto Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez, M.C. Samuel Enciso Sáenz, me comisionó para elaborar la “Memoria Histórica de Nuestra Casa de Estudios”, lo que le agradecí y con gusto acepté la idea porque ya tenía más de 25 cuartillas escritas desde la Introducción, Escudo, Himno y Lema; Antecedentes del Instituto, Inauguración de Cursos, Carreras; Directores, Catedráticos y Personal Fundador, entre otros temas. 

         Debo hacer énfasis, que esta parte que ya está redactada, la publicaré después de estos apuntes que pocos –quizá- conozcan o quieran saber, porque desde mi perspectiva de periodista, fui contactado para venir al Instituto Tecnológico Regional # 27 a través de la dirección de la Facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana para integrar la Oficina de Prensa y Difusión, llegando a Tuxtla Gutiérrez el 7 de junio de 1976, a eso de las 7 de la mañana.

El objetivo de mí contratación era para integrar la Oficina de Prensa y Difusión –como ya lo dije– que ya varios compañeros de generación de Licenciados en Periodismo habíamos convenido con el entonces Director General, Emiliano Hernández Camargo, durante una entrevista en el “Auditorio Benito Juárez” del Puerto de Veracruz, donde se celebraban los Juegos Nacionales Intertecnológicos.

Quiero dejar constancia de que fui bien recibido por el que fuera segundo director del Instituto Tecnológico Regional # 27, ingeniero Bernardino Argüelles Pérez los subdirectores: Manuel López Alejandre Ángel Escobar Durán –sucesores de la administración del ingeniero Ricardo Ramírez Vidal y el subdirector Jorge Barriguete Nader— con quienes trabajé de manera coordinada como también con el ingeniero Esteban Juárez Sánchez quien le sucedió en el cargo junto con los subdirectores: Paricutín Oshino López y Martín Horacio Vázquez Aquino.

Esos fueron los tiempos de gloria y resplandor del Instituto Tecnológico Regional como se le conocía en Chiapas, donde más de 3 mil jóvenes egresados del Bachillerato Tecnológico de cinco especialidades fueron los más capacitados y aceptados en el mercado laboral dentro y fuera del Estado por su calidad profesional. 

A partir del cuarto director, ingeniero Alfonso Monroy Casanova (1981-82) el Instituto Tecnológico deviene en conflictos estudiantiles, académico y magisterial que llevó a diversos cambios de administración como el ingeniero Manuel Amador Bravo que solo estuvo en la dirección 15 días. Y así, se fue deteriorando la calidad administrativa, docente, hasta el impulso a las actividades culturales, deportivas y relaciones con la comunidad chiapaneca. Hoy se ha llegado a un aislamiento de la sociedad por la nula vinculación con el Gobierno del Estado, los centros empresariales y con los medios de comunicación. 

Aquel prestigio que la institución se ganó a pulso como la “Opción Educativa Tecnológica en Chiapas”, terminó por ser un fantasma que poco brilla en el escenario frente a otras oportunidades de educación superior que representan la Universidad Autónoma de Chiapas, la Universidad de Ciencia y Artes de Chiapas, pero sobre todo ante una pujante Universidad Politécnica de Chiapas que dirige un ingeniero egresado del Tec´ TuxtlaNavor Francisco Ballinas Morales, que ofrece todas las ventajas en el proceso enseñanza aprendizaje y el recurso de empleo seguro para sus egresados. 

En el transcurso de mis 31 años 8 meses de servicio en el ITTG, pude ser testigo de cómo los directores de aprovechaban del exiguo presupuesto que nunca alcanzaba para atender a una numerosa población de estudiantes de nivel bachillerato y luego de licenciaturas e ingenierías. Hubo un episodio donde se robaron hasta los muebles inventariados del Patronato del Instituto, que más tarde fue desaparecido.    

Pero lo más grave sucedió en la primera incursión de José Luis Méndez Navarro (1995-99) como director, mismo que utilizaba los recursos financieros del Instituto para sus francachelas y satisfacciones personales. Llegó a irse con sus amigos maestros preferidos a Oaxaca a emborracharse, lo que de alguna manera denuncié porque siempre creí que era mi obligación, en mi calidad de periodista y trabajador de esta noble institución. Lo hice igual con otros directores a los que señalé sus tropelías a través de una hoja volante que llamé “Manifiesto” –de las que publiqué 13 números– que todavía guardo en mis archivos.

Aunque hubo otros directores con sus respectivos subdirectores y jefes de departamentos improvisados e ignorantes de la administración pública y educativa, José Luis Méndez Navarro superó todas las expectativas de perversidad y corrupción como las antes comentadas. Pero donde sí dejó constancia del desprecio al Tec ? Tuxtlafue cuando obstaculizó la creación de la “Fundación Tecnológico” que promovimos un grupo de docentes y administrativos que él se negó a protocolizar solo porque estaba yo entre quienes impulsábamos ese proyecto. 

Debo reconocer que no fui solo en el proyecto de la “Fundación Tecnológico” porque en ella participaban: los maestros Jorge Arturo Sarmiento Torres (posterior director); Juan Humberto Carpio TovillaRodolfo Herrera BustamanteJesús y Sergio Ponce CerónEnrique Hernández Maldonado, entre otros que pueden dar cuenta de lo que digo. Quiero hacer énfasis en que, sobre este objetivo nos adelantamos más de un año a la creación de la “Fundación UNACH” que impulsó el entonces rector Antonio García Sánchez.

Más de cinco o seis meses nos estuvimos reuniendo en lo que fue el “Restaurant La Selva” hasta llegar a la conformación de los estatutos que integró el maestro Jorge Arturo Sarmiento Torres con el apoyo jurídico del licenciado Juan Humberto Carpio Tovilla. Solo se requería la Asamblea de Constitución y la protocolización que Méndez Navarro no quiso proceder.  Esa es la nefasta historia de un director que hizo de la institución un centro de desorden al punto de pretender la formación de grupos de porros para su servicio e intereses.  

Es a José Luis Méndez Navarro a quien debemos que el Instituto Tecnológico no tenga una fundación, pues era él quien tenía que convocar para formar la plantilla de socios y ordenar la protocolización del documento correspondiente. Pero también hizo caso omiso a la recomendación de solicitar a los entonces diputados locales, Victoria Isabel Rincón Carrillo y Francisco Rojas Toledo, a quienes convoqué y llevé al plantel para enseñarles lo que el Instituto representa para la educación, los jóvenes estudiantes y el desarrollo de Chiapas, con la necesidad de tener un presupuesto adicional del Gobierno del Estado de Chiapas. 

La estrategia fue presentarles a los diputados un panorama general de qué es el Instituto Tecnológico y darles un recorrido por las instalaciones que bien se sorprendieron de lo que contábamos y hacíamos en bien de la educación y los jóvenes en ese tiempo, para que al término se les entregara una solicitud de presupuesto anual que ellos llevarían al pleno del Congreso. Pero a José Luis Méndez Navarro le pareció una nimiedad  y de poca importancia la gestión, y no hizo lo correspondiente.

TIEMPOS QUE SE FUERON…

Es una lástima que la experiencia obtenida en los años mozos del Instituto Tecnológico Regional # 27 y luego cambiado a la denominación “de Tuxtla Gutiérrez”, se haya perdido en el tiempo, la desidia, la irresponsabilidad de las administraciones con directores indolentes, ignorantes e inclusive corruptos que hicieron y permitieron todo tipo de tropelías a sus allegados cómplices.

Ya se terminaron los tiempos aquellos cuando todo el personal nos reuníamos un sábado y domingo para lavar, pintar y remozar las instalaciones; cuando teníamos la visita de distinguidas personalidades como los gobernadores, Jorge de la Vega Domínguez y Juan Sabines Gutiérrez, sobre todo este último que prometió un millón de pesos mensuales que solo se cobraron tres meses porque no se hicieron las gestiones pertinentes ante el Congreso para su autorización de ministrarlo de manera permanente. Así se perdió una oportunidad más.  

Ya no son los tiempos en que los masters y doctores de la plantilla de personal se encargaban de realizar investigaciones a partir de la Caña de Azúcar o la Flor de Cuchunuc, por ejemplo, aunque en una relación que tengo en mi archivo se mencionan más de 50 trabajos que por alguna situación no se han dado a conocer con la difusión debida. 

Es de reconocer la labor de investigación de los doctores, Federico Gutiérrez MiceliMiguel Abud Archila; MC. Jorge Ciro Jiménez Ocaña; MB. Joaquín Adolfo Montes Molina; ingeniero Neville Rodolfo Culebro Espinosa; MC. Lucía María Cristina Ventura Canseco; doctora Teresa del Rosario Ayora Talavera; MC. José Humberto Castañón González, entre otros que han destacado en esta área. Porque no todo está perdido en el rancho.  

 Pero se acabaron aquellas visitas de embajadores como la que hizo el de Israel en México, quien ofreció un viaje de visita al Instituto Weimar de aquel país, a la que solo fue el maestro Miguel Ángel Palacios Rincón, quien a su regreso replicó las experiencias obtenidas en esa trascendente institución. Fueron grandes logros cuando los alumnos y maestros más destacados podían ir a estudiar sus maestrías y doctorados a España y otros países de Europa o Estados Unidos. 

Podemos hacer también una relatoría de lo que se perdió a través del tiempo por la desidia e irresponsabilidad administrativa y académica. Por ejemplo, la “Revista Comunitec”, la “Revista Tecnológica” o “Ingenio”; la relación administración-trabajadores; la evaluación del perfil profesional, capacidad y experiencia para la entrega de nombramientos y la institucionalidad “con la camiseta puesta” por el Tecnológico. 

Inclusive el aniversario del Tec´ Tuxtla se perdió en el anonimato y no como cuando lo celebrábamos con todo esplendor desde las actividades culturales y deportivas que llevamos al Parque Central de Tuxtla y a las calles como la “Tradicional Carrera pedestre de Otoño” que organizaba con su característico entusiasmo el maestro Salvador Anzueto Rosales, que en varios años se hizo internacional con la participación de corredores de Centroamérica; los torneos intramuros de fútbol, básquetbol, atletismo, ajedrez fueron quedando en el olvido. 

Ya no hay los certámenes de poesía, declamación, danza, música y los festivales artísticos y folclóricos. También se tiene que volver al “Encuentro de Egresados” para llevar un seguimiento de ellos y evaluar los resultados académicos en el área laboral. Todo eso no se ve, no se divulga o quizá soy el único que no tiene conocimiento de todo lo que en el Instituto Tecnológico se hace. 

La verdad es que la “institución de educación superior tecnológica”, que fue el Instituto Tecnológico de Tuxtla Gutiérrez,  primera opción para los jóvenes chiapanecos y que fuera la punta de lanza en su quehacer educativo integral, se ha dormido en sus laureles de los años 80s, y rezagado en la competencia educativa. RP@…

Desde la Ciudad del Caos, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, tierra del pozol, el nucú, la papausa y la chincuya…

Para contactarme: rupertoportela@gmail.com

Celular: 961 18 8 99 45.

MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN DE COLUMNISTAS CHIAPANECOS. A. C.   

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