Home Cultura Formar alianzas con liderazgos sectoriales, es el gran reto para lograr la cobertura sanitaria universal

Formar alianzas con liderazgos sectoriales, es el gran reto para lograr la cobertura sanitaria universal

Formar alianzas con liderazgos sectoriales, es el gran reto para lograr la cobertura sanitaria universal
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Enfermar y morir en México, como en muchos países, es una de las manifestaciones de la desigualdad social y del acceso diferenciado a los servicios de salud, que generan disparidades en la esperanza de vida y las tasas de morbilidad y mortalidad. Esto se vuelve un hecho innegable, cuando vivimos la realidad cotidiana de las barreras de atención y se analizan factores situacionales que presenta la sociedad ante los problemas de salud actuales, tales como altos índices de personas que cuentan con una enfermedad crónica –padecimientos que deben ser monitoreados periódicamente para evitar riesgos a la salud–, las estadísticas de morbilidad y mortalidad, el alto costo de los medicamentos, la falta de control en su comercialización y regulación del comercio formal e informal, el desbasto de medicamentos, la falta de planeación de las necesidades en medicamentos para su abastecimiento, los recortes presupuestales, la negación de servicios de manera parcial y total o el acceso a servicios sanitarios, lo cual implica estar sujeto a la disponibilidad –en todos sentidos (accesibilidad, calidad, tiempo, existencia, capacidad, etc.)– que tenga cada institución para la atención, el porcentaje de la población que no cuenta con seguridad social pública, la capacidad económica que tiene la población para hacerle frente a su salud de manera privada, la falta de regulación de costos y calidad en la oferta de servicios sanitarios en el sector privado, las tasas de desempleo, el envejecimiento de la población, las mayores prevalencias de obesidad y sobrepeso, –más de 70% de adultos cuentan con sobrepeso–; que constata que la transición epidemiológica hacia enfermedades crónicas y degenerativas afecta aún más a la sociedad; por todo lo anterior las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) cobran cada vez mayor relevancia a nivel internacional, sin dejar a un lado las alertas sanitaria de enfermedades infecciosas de origen zoonótico que ponen en jaque a gran parte de la población, empeorando los cuadros de los pacientes crónicos y México no es la excepción, ya que las ECNT (enfermedades crónicas no transmisibles) se presentan en más de un 60% de la población; no solo afectando a las personas en su salud física y mental, sino también en su crecimiento económico, pobreza, desigualdad, desarrollo y exclusión social. Sin embargo, pareciera ser que en todo debate se olvida la importancia de retomar como fundamento en esas reflexiones, el realizar un detallado análisis general para poner en foco el concepto del sistema de salud y la atención a su población, a través del acceso diferenciado que tiene la población en México y los sumerge en una situación de emergencia por desigualdad social, que se resalta desde el 2015, dentro del objetivo 11, de los ODS (Objetivos del Desarrollo Sostenible) –del que muchos hablan y pocos entienden su trasfondo–: Desigualdades e inequidades, en torno a la salud, que se busca reducirlas por medio de enfoques intersectoriales, multisectoriales, regionales y subregionales, de los determinantes sociales y ambientales de la salud. 

Al día de hoy, el análisis realizado por el Observatorio de la Pobreza Farmacéutica, la Equidad Sanitaria y la Exclusión Social en México, que da arranque al “FONDO SOLIDARIO DE MEDICAMENTOS” en nuestro país para atender el resultado de la medición, monitoreo y análisis sistemático de las desigualdades de salud, aplicando así la estrategia más ambiciosa de todos los tiempos a través de la sociedad civil –empresas, sindicatos, organismos sociales y asociaciones religiosas– que se unen para la acción intersectorial a fin de abordar los determinantes sociales y ambientales de la salud, generando así la promoción de entornos saludables y del acceso a los servicios de salud de manera equitativa, accesible y sostenible a fin de mejorar la salud y el bienestar, reducir las muertes prevenibles y la carga de las enfermedades no transmisibles a lo largo del curso de la vida y, al mismo tiempo, evitar cualquier impacto desproporcional en cuanto a la salud pública en las poblaciones o comunidades con más desventajas y sectores vulnerables, demostrando que “TODO LIDERAZGO INICIA CON UNA BUENA IDEA, UN BUEN DIAGNÓSTICO Y UNA PEQUEÑA ACCIÓN DE COLABORACIÓN”, sumando esfuerzos, trabajando en equipo, sin protagonismos, creando una cultura colaborativa entre personas de distintos ámbitos de la sociedad que compartan responsabilidades, experiencias y recursos para dar respuesta a las necesidades actuales de nuestro país, logrando hacer un equipo mas sólido, diverso, incluyente y solidario que trabajará por la inclusión social de las personas a través de la mejora de su salud; siendo el reto muy grande y de muchos compromisos, el cual sabemos que no será sencillo, pero de eso se trata, de afrontar diversos retos, como lo es el de “FORMAR ALIANZAS PARA LOGRAR LA COBERTURA SANITARIA UNIVERSAL”, tan mencionada a nivel mundial.

A raíz de la pandemia de COVID-19, se visibilizó la necesidad de una colaboración oportuna y de calidad en toda la industria farmacéutica, con la participación de todos los sectores, para centrarse en la impostergable necesidad de encarar las enfermedades presentes en la población y las zoonosis emergentes que podrían transformarse en la próxima emergencia sanitaria, misma que tarde o temprano llegará a nuestras vidas, fijando la visión en la innovación, la humanización y en la tecnología, porque para poder trabajar en el bienestar y la salud de la población, hoy, ya no es una opción solo ofertar medicamentos, es urgente trabajar con una misión, para apoyar a la población a tenerlos al alcance de todos, haciendo además sostenible, con calidad y humanismo cada uno de los extremos que se ofertan con estos beneficios, de tal manera, es de suma importancia empezar a reconocer en todos estos sectores lo que se ha visibilizado como un término del que ya en muchos países se habla y se ha integrado como parte de los indicadores de la pobreza en sus agendas, dicho término es el de la “POBREZA FARMACÉUTICA”, esa terrible realidad que viven millones de mexicanos y personas en el mundo, en la que tienen que decidir entre comer o medicarse.

Contextualizar ésta meta supone considerar que a medida que él sector farmacéutico a tales del SINDICATO NACIONAL FARMACÉUTICO ofrezca herramientas para apoyar a la población en esta encrucijada, a través de acciones colaborativas a nivel mundial con la sociedad civil, nos transformaremos en un motor de cambio para propiciar el bienestar social de todos los mexicanos y una mayor productividad en nuestro país, ya lo mencionaba hace unos días dentro de sus reflexiones UNOPS (United Nations Office for Project Services, miembro del sistema de las Naciones Unidas), “El mundo está lejos de cumplir los objetivos del desarrollo sostenible (ODS), pero los sectores públicos y privados podrían ayudar a lograrlo aunando sus conocimientos y recursos, con esto nos referimos a las asociaciones público-privadas (APP), como la solución al problema, por ello, invitamos a cada una de las organizaciones civiles en México de cada sector, se una a colaborar en una agenda de salud específica y necesaria para nuestro país, donde se reconozca la terrible realidad en el que la salud, como la enfermedad, no tienen fronteras, por tal razón, la urgente necesidad de trabajar en la salud, basados en una responsabilidad social, por lo tanto, la misión será trabajar para hacer realidad el lema usado a nivel mundial “QUE NADIE SE QUEDE ATRAS”, que supone, que en cada país se debe identificar, visibilizar y accionar mecanismos –en su propio contexto y desde todos los sectores–, con los cuáles se atiendan a aquellos grupos que han quedado atrás, dicho en términos tradicionales de derechos humanos, aquellos grupos que han sufrido discriminación, marginalización y que no disfrutan plenamente de sus derechos; resultando indispensable para ello identificar las necesidades de los grupos susceptibles de experimentar situaciones de vulnerabilidad y tomar responsabilidad en ello, lo que desde la perspectiva sectorial, será un paso innovador en México, porque la ocupación será establecer metas que nos permitan garantizar la universalidad del acceso de salud a un bien básico o la cobertura de un servicio humanizado, para erradicar una situación considerada inaceptable, la pobreza farmacéutica, que hoy en 11 países del mundo ha sido visibilízala como una problemática mundial que pone en un círculo vicioso a la población, uno de pobreza, marginación y exclusión social, que se convierte en una de sentencia de muerte.

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