* A casi un año del atentado, Manuel Pérez y su madre, Juana Aguilar, sobrevivieron al ataque armado en el que también perdió la vida Diego Pérez, quien fue secuestrado junto a su esposa e hijo.
Redacción / Alfaro Noticias
La familia del exprecandidato priísta Diego Pérez Méndez, asesinado en marzo del año pasado en San Juan Cancuc, sigue buscando justicia mientras se mantiene en un constante estado de miedo. Manuel Pérez y su madre, Juana Aguilar, sobrevivieron a un ataque armado en el que también perdió la vida Diego, quien fue secuestrado junto a su esposa e hijo antes de las elecciones del 2 de junio de 2024.
En la madrugada del 13 de marzo, un grupo armado interceptó a la familia en el tramo San Cristóbal de Las Casas-Teopisca. Tras secuestrarlos, los llevaron a un lugar desconocido donde fueron golpeados, y Diego, en particular, recibió una brutal golpiza. La violencia fue ejecutada por un grupo armado de aproximadamente 60 personas, quienes incluso hicieron comentarios sobre la futura muerte de Diego, lo que demuestra la intención premeditada del ataque.
Tras la tortura, la familia fue trasladada a San Juan Chamula, donde fueron baleados y arrojados a un barranco. Mientras que Manuel y su madre sobrevivieron, Diego falleció debido a un disparo. Manuel, quien aún lleva las cicatrices de tres disparos, fue encontrado por pobladores de la comunidad y trasladado al hospital, donde los médicos temían por la vida de su madre.
A pesar de las detenciones de algunos implicados en el ataque, como Antonio López Gómez, los autores intelectuales siguen libres. La familia denuncia que figuras políticas locales, como el actual alcalde de San Juan Cancuc, Juan López Mendoza, y otros exfuncionarios, están involucrados en el crimen y no han sido detenidos. Esto ha llevado a la familia a permanecer escondida por miedo a represalias.
En un video grabado antes de su muerte, Diego Pérez había expresado su temor por las amenazas que recibía, sospechando que su muerte estaba ligada a los intereses políticos en la región. “Mi papá sabía que lo querían matar”, expresa Manuel, quien denuncia la violencia política que persiste en la zona y que costó la vida de su ser querido.
Manuel y Juana, actualmente desplazados y sin poder regresar a su hogar, piden al gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, que respalde a la familia y que se haga justicia. Tres de sus hermanos han tenido que emigrar a Estados Unidos debido al peligro en la región. Con información de La Silla Rota.
