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El triunfo del desencanto / A Estribor

El triunfo del desencanto / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

 

Más allá de la alharaca que es propia de los candidatos y sobre todo de los dirigentes para destacar sus triunfos y minimizar u omitir hablar sobre sus derrotas, el trascendido de los primeros comicios bajo el gobierno de la 4t ha sido el alto grado de abstencionismo registrado en las elecciones a gobernador. Tanto en Puebla como en Baja California la participación giró sobre el 20, 29 y 32%. A once meses de las elecciones presidenciales donde se registró una alta participación de alrededor de 70% del electorado la disminución ha sido dramática y debe valorarse tanto cualitativa como cuantitativamente.

 

Después del tzunami electoral que representó el triunfo de nuestro ahora presidente, la aplanadora morenista no parece funcionar igual sin el liderazgo carismático de AMLO en la boleta. Contra la euforia triunfalista que quiere proscribir y anular del mapa político a los demás partidos políticos, ahora se ha impuesto una realidad donde los muertos vos matabais gozan de cabal salud. El efecto “luna de miel” que por lo regular dura unos 2 años y se cae en las elecciones intermedias para renovar el congreso federal, parece estarse adelantando. Al menos así ha sido en los gobiernos de Fox y Peña Nieto donde al principio todo era miel sobre hojuelas hasta que el ejercicio del poder comenzó a generar un desgaste que se reflejó en las urnas.   

 

Se trata en efecto de una victoria pírrica, aquella que alude al Pirro, Rey Griego de Epirro quien derrotó a los ejércitos romanos por allá del 280 a.C. teniendo un gran número de bajas entres sus filas. Pirro acuñó la frase «Otra victoria como esta y volveré solo a casa».   Se trata de hacer una lectura adecuada porque lo quedó de manifiesto fue la supervivencia del PAN como primera fuerza política de oposición y una derrota del PRI que estaba ya más preocupado por conservar su registro en algunos estados que por ganar elecciones. También el hecho de que a Morena ya no le bastará con seguir colgándose de la figura del presidente y su popularidad que ya no es la misma a la de hace un año cuando ganó las elecciones.

 

El abstencionismo refleja un desencanto generalizado que incluye ahora a Morena que se supone vendría a desplazar a los viejos partidos que consideraba caducos. Quienes añoraban una supremacía absoluta para dar forma a un partido de estado tendrán que poner sus barbas a remojar. Los resultados en Tamaulipas, Aguascalientes y Quintana Roo, contrastaron con los de Puebla y Baja California. Va siendo hora de que se bajen de su nube y se den cuenta que las expectativas que generó la supuesta cuarta transformación presenta sus primeras abolladuras. Craso error sería que se sigan sintiendo en los cuernos de la luna.

 

En Puebla el voto por partido colocó al PAN como primera fuerza por encima de Morena. Barbosa pasó de más de un millón de votos a 680 mil en menos de un año y gobernará con el apoyo de 15 de cada 100 poblanos con posibilidades de votar. En Baja California la gubernatura durará solo dos años y el actual candidato triunfante no podrá reelegirse.

 

Tampoco se crea que esto es un triunfo atribuible a Marko Cortés el dirigente nacional del PAN que ya se quiere colgar la medalla. Su liderazgo deja mucho que desear. No tiene el carisma, ni la enjundia y ha sido un tembeleque defensor de la legalidad y las libertades que hoy salvaguardan con ahínco un conglomerado de ciudadanos que va in crescendo y no se siente representado por ninguna fuerza política. Ha sido más bien la prensa, las redes sociales, los intelectuales, analistas, académicos y la sociedad civil, a los que se tilda de derecha conservadora, los que ha hecho frente a los desplantes abusivos y las costosas ocurrencias con los que se pretende sacar a México de sus problemas. En ese contexto necesariamente tendrán que surgir nuevos liderazgos que llenen el vacío que se reflejó sintomáticamente en el abstencionismo de los pasados comicios. ¿Será eso posible? Ya lo veremos. Lo cierto es que en política nada es para siempre y nada está escrito. 

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