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Dictador sindical secuestra ciclo escolar en CECYTECH / En la Mira

Dictador sindical secuestra ciclo escolar en CECYTECH / En la Mira
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Héctor Estrada
Lo que hoy sucede con el Sindicato Independiente y Democrático de los Trabajadores al Servicio del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Chiapas (SIDET CECYTECH) es un caso de arbitrariedad absoluta, donde los intereses de unos cuantos, que nada tienen que ver con temas educativos, mantienen secuestrado el derecho a la educación de más de 18 mil alumnos de 44 planteles en toda la entidad chiapaneca.
El anuncio hecho este lunes por el líder del SIDET, José Luis Guzmán Jiménez, consumó lo que se venía advirtiendo desde la semana pasada: las claras intenciones del líder sindical y sus más cercanos para impedir el inicio del ciclo escolar como medida de presión para obligar a la Dirección General del CECYTECH a aceptar las arbitrarias solicitudes de recategorizaciones en favor de Guzmán Jiménez y sus amigos.
Hace menos de dos meses la furia dentro del SIDET se desató como resultado de la creación del nuevo sindicato conformado por cientos de trabajadores administrativos inconformes con las formas y procedimientos aplicados por José Luis Guzmán, quien hasta hace poco abusaba de poseer el control sindical absoluto dentro del CECYTECH.
La aparición del Sindicato de Trabajadores Administrativos del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Chiapas (STA CECYTECH) acrecentó el encono de un líder sindical autoritario que se había mantenido como única figura dictatorial. Guzmán Jiménez se había acostumbrado a concentrar el poder en sus manos, usándolo para negociar, extorsionar y amedrentar a fin de conseguir caprichos estrictamente personales.
Por eso la furia desatada hace apenas un mes cuando, de manera absolutamente irracional e ilegal, José Luis Guzmán convocó a los miembros de su sindicato a impedir el acceso no sólo de los integrantes del nuevo gremio sindical, sino también a los que no apoyaran sus decisiones. Se trataba de un procedimiento por demás arbitrario que evidentemente desencadenaría consecuencias legales contra quienes se atrevieran a ejecutarlo.
El líder del SIDET había perdido el poder que antes tanto le sirvió para exigir el cumplimiento de sus caprichos. La base trabajadora inconforme se había organizado y agrupado para formar un frente sindical distinto. Muchos, incluso, comenzaron en masa la migración del viejo al nuevo sindicato. Guzmán Jiménez se encontraba disminuido, pero no dispuesto a perder los privilegios a la hora de plantear sus exigencias.
Las últimas solicitudes caprichosas tienen que ver explícitamente con basificaciones desproporcionadas. Exigió como parte de su pliego petitorio basificar, elevar categorías y otros beneficios para él mismo y amigos suyos como José Guadalupe Moreno, Lucía Pérez Díaz, Sergio Alonso Salas Albores y José Raymundo Navarro Fonseca, entre otras personas cercanas a él. Se trata de recategorizaciones de 25 a 40 horas, que por los tipos de escalafones normativos serían imposibles. Solicitud que evidentemente se le fue negada.
Por eso la reacción advertida desde la semana pasada y consumada este lunes. Por eso la determinación arbitraria de secuestrar los planteles e impedir por la fuerza el inicio del ciclo escolar. Sus exigencias reales no tienen nada que ver con la reforma educativa, la calidad escolar o las prestaciones laborales. En su desesperación de poder mermado, José Luis Guzmán ha decidido impedir el inicio de clases para imponer sus condiciones.
Al líder del SIDET no le importan en lo más mínimo los cerca de 18 mil estudiantes que hoy no pueden ingresar a clases. Le ha importado poco lo reglamentado por Ley del Servicio Profesional Docente. Está dispuesto a negociar con quien sea para mantener su “estatus quo”, como lo ha hecho ya a escondidas con el Director General del COBACH, en su claro afán de buscar aliados o padrinos políticos para conservar su poder.
Impedir el inicio del clico escolar y secuestrar los planteles es un exceso que no puede permitirse. Sus anómalos procedimientos, dignos del peor dictador sindical, han rebasado los límites de lo tolerable. La CNTE no puede seguirse prestando a solapar comportamientos tan inaceptables que al final de cuentas terminarán arrastrando al movimiento magisterial hacia un lodazal innecesario… así las cosas.

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