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Apesta / La Feria

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Sr. López

 

Decíamos ayer (como NO dijo Unamuno en 1930, aunque dijo algo similar, citando mal lo que achacan a Fray Luis de León en 1576… trepidante asunto por aclarar), repito, decíamos ayer que las noticias-petardo, falsas, difamatorias y similares, proliferan sin freno en “las redes” y en la prensa supuestamente seria.

 

Antier, lo de los “Paradise Papers” dejó una coproestela de difamaciones y calumnias de evasiones fiscales y lavado de dinero  sin comprobar (que incluye a la reina Isabel II); igual que las “conclusiones” de una universidad texana sobre sobornos de narcos recibidos por  políticos mexicanos, presentadas como un trabajo de “expertos”, ante la Comisión de Derechos Humanos de nuestro Senado (que preside la perredista Angélica de la Peña).

 

Sería de esperar que cuando la prensa señala directamente a personas como  probables responsables de delitos así de graves, publicara pruebas, datos duros, información verificable judicialmente y no cataratas de papeles de origen desconocido que resultan imposibles de confirmar (“Paradise papers”), o un trabajo escolar como un  “análisis de expertos” que eso resultó ser lo que presentaron en el Senado, un trabajo de estudiantes de la Clínica de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Texas, que no avala esa Universidad (como dice en la segunda página del mismo; señoras y señores del Senado: seriedad)… y por cierto: no basta la trapacería del “podría”, ni el “según”, porque igual se lastima y se embarra gente. La opinión pública existe.

 

Es del todo innecesario decir que por supuesto hay evasores fiscales, gente que esconde su dinero por ser mal habido, políticos que reciben sobornos y que el público tiene derecho a que se le informe. Nada más que publicar afirmaciones tan graves, embozados en el “se dice” y en el “al parecer”, es lo que antes se llamaba barbajanada. Ya quisiera uno ver la reacción iracunda de los directores o reporteros de esos mismos medios, si alguien publicara que sus señoras madres “al parecer” atienden pedidos especiales de selecta clientela de burdeles de barrio bajo, “según fuentes que pidieron el anonimato”… como chiles toreados se iban a poner.

 

Comentario aparte merece lo de los “Paradise papers”. Sorprendentemente, esto y los “Panama papers”, son escándalos estallados por el mismo periódico, el Süddeutsche Zeitung (que en alemán significa “Periódico del sur de Alemania”, el de mayor tiraje en ese país, SZ le llaman), que los recibió de manera anónima y de los que nadie sabe si son reales, ni si su origen es legítimo. A reserva de su mejor opinión, no es ético publicar información obtenida de manera ilícita, ni anónima imposible de verificar. A reserva de lo que usted piense, claro (hipócrita el del teclado).

 

Hay buenas razones para que los medios de comunicación preserven legalmente el anonimato de sus fuentes de información, cuando estas así lo piden, y que una vez verificada la veracidad de lo informado lo publiquen (si es de interés público, no cuando es algo privado que interesa a los involucrados nada más, por ejemplo, los asuntos de alcoba y cuernos); pero eso es muy diferente a que el informante sea anónimo para el medio y que se publiquen cosas sin saber si son ciertas o falsas… y que la prensa mexicana, amparada en la santa sombra del SZ reproduzca la nota sin temor a demandas porque ellos nada más repiten lo que otro informó.

 

Además, ¿por qué es legítimo el anonimato del informante y no el del dinero? (pensaría uno que la gente tiene derecho a guardar su dinero como le parezca mejor, digo, hasta por seguridad, que no siempre por evadir al fisco).

 

El diario SZ, dijo que por ser millones de documentos los que recibió, se apoyó en el Consorcio de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés): 400 periodistas, de 107 medios de comunicación de 76 países, para checar nombres y detectar personajes. Muy bien… nada más que a la ICIJ la financia la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID); o sea: es parte del gobierno de los EUA, parte muy enredada en escándalos de espionaje y actividades subversivas.

 

No está uno calumniando ni es algo que “se dice” o que afirme una fuente anónima, sino lo que declaró cuando lo de los “Panama papers”, el 7 de abril de 2016, el viceportavoz del Departamento de Estado de los EUA, Mark Toner: “(Los periodistas, los del ICIJ) reciben financiación de varias fuentes, incluido el Gobierno de EEUU (…) los recursos se entregan a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional” (la USAID).

 

La naturaleza de la USAID, la retrata el propio Senado de los EUA, que reconoció en abril de 2009: “… la ayuda al desarrollo y la potenciación de la USAID, se concibió como una necesidad para lograr los objetivos de política exterior y seguridad de EEUU ante retos tales como los nuevos gobiernos considerados hostiles…”.

 

Y por si es usted muy incrédulo, vea  lo declarado por el entonces administrador adjunto para América Latina y el Caribe de la USAID,  Mark Feierstein (revise en Prensa Latina, del 2 de  julio de 2012): “Washington prioriza el apoyo a las fuerzas opositoras que están luchando por los derechos humanos y la democracia en esas naciones” (refiriéndose a los integrantes de ALBA: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba y Nicaragua). Por cierto, Mr. Feierstein fue nombrado en marzo del año pasado, Director para Asuntos del Hemisferio Occidental del Consejo de Seguridad del gobierno yanqui. ¿Así o más claro?

 

La versión del Süddeutsche Zeitung, de que recibió más de 10 millones de documentos y se puso a “trabajar en secreto” durante un año o cosa así (secreto guardado por 400 periodistas, sin una filtración), es difícil de creer. Pero al revés es más creíble y posible: el gobierno yanqui a través del Departamento de Estado y la USAID, hizo la investigación y se la mandó al SZ. Pero, quede claro, es una suposición de este López. Imagínese un secreto así: “Que no salga de nosotros 400”… sí, fácil, es aquí entre nos. Apesta.

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